Domingo, 05 de Mayo de 2024 Muy nuboso 19.5 °C muy nuboso
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Muy nuboso 19.5 °C muy nuboso
 
Dólar BNA: $921
Dólar Blue: $1040
Columnistas

Milei y un discurso de líder -desagradable- pero de líder

Milei repercusiones

Imposible no haber sentido el viernes durante el discurso del presidente Javier Milei en la apertura de sesiones del Congreso una mezcla de susto por la convicción en la defensa de un relato con soluciones extremas; bronca por lo injusto y mentiroso de muchos conceptos presentados como la posta; y también muchas ganas de pegarse un corchazo al tener que admitir que la mayoría de los problemas que describió son ciertos y frente a los cuales el peronismo que más gobernó en estos años -el kirchnerismo- se hizo el boludo al punto que nos trajo hasta acá.

Antes que nada, un discurso de apertura de sesiones no es ni más ni menos que eso, un discurso de los que hacen todos los presidentes. Pasado el momento, la cadena nacional y los gritos y ovaciones, la vida sigue

Ahora no será la excepción. De hecho desde mañana importará si hay clases, si andan los colectivos, si las familias pueden llegar a fin de mes, si habrá más o menos puestos de trabajo o si habrá comida en los comedores, por decir algo. Argentina.

Pero lo primero que llama la atención al verlo hablar en el atril con la banda presidencial es lo convencido que está el tipo de sus ideas. Extremas, simplistas, contundentes, ciertas, equivocadas o delirantes, pero sostenidas sin titubeos jamás, algo que para un ser vivo que se dedica a la política es un valor, guste o no. 

“Parece que al final se podían tomar medidas de cualquier tipo, lo que hacía falta era un líder que ofreciera una explicación convincente”, se lamentaba un consultor histórico del peronismo, que no sabe si admirar o maldecir el mensaje presidencial.

La forma que tiene Milei de presentar lo que pasó en el país y sobre todo lo que está pasando desde que asumió calza justo con un momento de hartazgo generalizado de la población y desconfianza récord en todo.

Milei dando su discurso ante la Asamblea Legislativa. Detras suyo están Victoria Villarruel (izquierda) y Martín Menem (derecha).

Máquina creadora de eslóganes que pegan nivel Maradona, los mensajes clave son los mismos que cuando empezó en Animales Sueltos en 2016, canalizan esos sentimientos y dejan en evidencia que por ahora no hay otra figura que consiga competirle. 

Está explotando, veremos hasta cuándo con cierto éxito, lo que podríamos llamar “el mecanismo de la casta”, una respuesta fácil que por ahora aplica para deslindar responsabilidades sobre los efectos de las medidas que viene tomando, en un marco además en el que el espejo retrovisor lo ayuda: cada gobierno pasado subió un escalón la inflación que en 2003 no existía y en 2023 pasó el 200%. El shock agregó un fogonazo extra, pero ya está. Todo a la cuenta de “la casta”.

Milei se transforma así, mal que pese la definición, en un líder ideal para el momento. A veces chapa, grosero, violento. Likeador de barbaridades que no dejan a salvo ni a chicos con Síndrome de Down. El tono enojado, incluso, puede reflejar la bronca de los que lo votaron. Detalle: un vecino gritó en Barracas al terminar el discurso “¡se puede, carajo!”, como un desahogo. Con ganas de que lo escucháramos alrededor también.

El mensaje incluyó una  de las versiones más explícitas de la fórmula castadora. “Hay una relación íntima entre los privilegios de la política y el malestar del común de los argentinos”, señaló y lo ligó con el giro ideológico en marcha: “Es precisamente el modelo económico del estado presente, un régimen de gasto público alto, déficit fiscal, deuda y emisión monetaria, el sistema del que la casta política se sirve para expropiar riqueza de los argentinos de bien y dárselos a sus clientes y amigos”. Redondo.

Como está luchando contra eso -asegura- lo que pide al final es “paciencia y confianza”. De hecho, no suelta casi nada de alivio para una clase media agobiada en esta etapa. Todo lo que ofrece es narrativa, dirían en un seminario.

El politólogo Lucio Gubermann, que trabaja en la consultora EcoGo, traduce la importancia de cómo presenta las cosas el Presidente con el cuento de tres hombres que están picando piedra en París y ante la pregunta de un viajero de qué están haciendo, responden de tres maneras distintas. Uno dice “¿no ves que estoy picando piedra al rayo del sol?”; otro contesta “estoy llevando el pan a mi casa”; mientras que el último responde: “Estoy construyendo la Catedral”.

“La historia que nos contamos, que hacemos propia, la identidad colectiva que nos asignamos nos dará diferentes niveles de tolerancia al sacrificio”, señala Gubermann, para quien “para que haya mayores niveles de tolerancia al ajuste debe haber una catedral en construcción, digamos, un país en recuperación como horizonte”. Por ahora, el aguante se sostiene con culpables.

Grieta de jubilados

La convicción vino acompañada, casi como siempre en el caso de Milei, por una catarata de mentiras y también de agresiones gratuitas celebradas por los militantes propios tanto en las redes sociales como en el mismo recinto, según una televisación oficial que ignoró las bancadas opositoras.

¿Hacía falta la desagradable chicana sobre el número de desaparecidos? En un momento, al contar los cálculos muy dudosos de la cantidad de fallecidos que podría haber tenido la Argentina en la pandemia si hubiera habido otra gestión, expresó que hubieran sido 30.000 muertos y enfatizó “de verdad”. ¿Cuál sería el objetivo? ¿Qué suma a la convivencia democrática?

Javier Milei de espaldas ante el conjunto de los legisladores del Congreso.

Pero lo más triste es que a la pasada Milei inauguró otra grieta: la de los jubilados que hicieron los aportes versus los que se acogieron a alguna moratoria para poder tener un haber a pesar de no cumplir los requisitos, tras años de empleo informal. 

Una cosa es advertir que puede haber un problema en cómo solventar esas erogaciones del Estado. Otro muy distinto es afirmar que los beneficiarios incorporados sin aportes son “una afrenta moral para todos aquellos que durante toda su vida cumplieron con su responsabilidad”

Pasó inadvertido, se anticipan cambios en la forma de actualizar esos ingresos, otro golpe a un sector ya castigado de la población. Se trata de 3,5 millones de personas que llegaron a la vejez sin cobertura. Es cierto que el kirchnerismo hizo un viva la pepa y no reparó en mecanismos de financiación, o en la necesidad de rever el sistema en su conjunto. Pero el Presidente parece a nada de acusarlos de chorros.

Larreta, ¿sos vos?

El discurso también por momentos permitía ir jugando a marcarle observaciones obvias a las sentencias altisonantes que iba soltando el primer mandatario. Está bueno. Pruébenlo. Van por su casa escuchando y responden en voz alta. Sirve de catarsis.

Cuando habla de que el modelo de la casta tenía “empresarios prebendarios”: dale Javo, lo único que no tocás es el régimen industrial de Tierra del Fuego que insume $500 mil millones en exenciones impositivas. Justo donde talla fuerte la familia de tu ministro de Economía.

Cuando critica “formadores de opinión ensobrados (...) que eligen cuidadosamente a quien acusar y a quién no”: dale Javo, sos un presidente que “elige cuidadosamente” quién lo entrevista y quién no. No está claro que quieras un periodismo libre que te pregunte sin red.

Igual, la más espectacular de las contradicciones fue bien política.  Primero Milei subrayó que su gobierno no viene “a jugar el juego mediocre de la política” ni a prestarse “al toma y daca de siempre”.

Un par de minutos después hizo exactamente eso que criticó. Llamó al “Pacto de Mayo”, un acuerdo general con todas las fuerzas políticas, previa firma de un  preacuerdo en el que los gobernadores deberían apoyar la ley ómnibus de desregulación a cambio de “un paquete de alivio fiscal para las provincias”. Toma y daca a full.

Los gobernadores dijeron presente en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso.

What? ¿El outsider que la ve y dice que se la banca porque sus posteos suman 7 millones de visualizaciones de golpe cedió y ahora ofrece el plan del consenso que proponía Horacio Rodríguez Larreta mezclado con el juego de látigo y chequera con las provincias de la época de Néstor Kirchner

Una pregunta molesta

Por lo demás, el mensaje obviamente genera indignación por la liviandad con la que el Presidente se vanagloria por el cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación o también por el anuncio de que correrá la misma suerte la agencia de noticias Télam, algo celebrado con otra canchereada por el portavoz Manuel Adorni (“saluden a Telam que se va”) como si allí no hubiera trabajadores honestos, más allá de una plantilla con números.

Pero después de eso, una pregunta incómoda sobrevuela a toda la dirigencia política que hoy no soporta que La Libertad Avanza marque la agenda por ejemplo con un proyecto de ley “anti privilegios de la casta“, como las jubilaciones de lujo o el abuso de las flotas oficiales: “¿Tenía que venir un Milei para registrar que hay privilegios?”. 

¿Tenía que llegar un tipo así para que un funcionario no use al chofer de uno de sus autos oficiales para mandarle flores a su esposa o para que vayan a buscar a sus chicos al colegio? 

¿Tenía que llegar un chabón así de desquiciado para decir que usar el avión sanitario de una provincia para hacer cualquier cosa está mal? 

¿Tenía que ser un chabón con estos valores extremos que justifican desfinanciar las universidades para que saltara la ficha de que dejar capas geológicas de parientes en el Estado por los años de los años no va?

¿Tenía que venir este tipo para que los altos funcionarios no usen el avión de la petrolera estatal para hacer campaña o llevarse diarios a la casa? 

¿Había que llegar hasta acá para que se aborde el delirio de que un sindicalista se queda a vivir en el gremio?

Parece que si. 

¿Y ahora?

Está pasando