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Columnistas

Más allá de Elon Musk: el establishment se adapta a las extrañas reglas de Milei

Milei Musk

En la tarde del viernes, el empresario Diego La Torre, de la compañía Tecnovax, recibió una carta documento firmada por Carlos Mariano Cámpora, representante legal de Biogénesis Bagó.

El motivo: declaraciones que había hecho en el diario La Nación el 4 de abril y en Radio Con Vos el 26 de marzo respecto de que la empresa que representa el letrado conforma “un supuesto cartel para la venta de vacunas contra la fiebre aftosa en la Argentina y en la región”.

“Al respecto, le informamos que rechazamos las manifestaciones vertidas por usted en dichos medios de comunicación y también las manifestaciones que son reproducidas por su empresa Tecnovax a través de su website, en las que se mencionan directa o indirectamente el nombre y la marca Biogénesis Bagó en términos claramente lesivos del buen nombre y trayectoria comercial de mi representada ocasionándole graves perjuicios”, añade el texto enviado a través del correo privado Andreani.

“Por lo expuesto, intimamos a usted y a Tecnovax al cese inmediato de cualquier tipo de mención y/o manifestación y/o referencia directa o indirecta a través de cualquier medio de comunicación y redes sociales en relación a la empresa Biogénesis Bagó S.A. y/o cualquiera de sus marcas y/o negocios en tanto son falaces y menoscaban el buen nombre e imagen de mi mandante”, completa y advierte: “Todo ello bajo apercibimiento de accionar legalmente por los daños y perjuicios que sus dichos pudieran ocasionar”.

La intimación judicial es el último capítulo de lo que se puede llamar “la guerra de la vacuna contra la aftosa”, tal vez la pelea corporativa más importante de los primeros cuatro meses del gobierno de Javier Milei.

Luego de que Diario Con Vos revelara que La Torre había sido el invitado que más aplaudió al ministro de Economía, Luis Caputo, en una exposición ante el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción, el empresario levantó el perfil y dio a conocer el portafolio de productos que su compañía vende en materia de sanidad animal en algunas apariciones públicas. 

A la pasada, aclaraba, nunca había podido competir en el segmento de vacunas contra la aftosa en la Argentina por lo que denunciaba como la existencia de un virtual monopolio en favor de Biogénesis Bagó.

En ese momento, unos 200 mil productores denunciaban que estaban pagando más caro que en la región para inocular unas 52 millones de cabezas de ganado para protegerse de un eventual brote de aftosa, como cada temporada. Según la Asociación Argentina de Brangus, acá se paga US$2 la dosis contra un rango de 0,24 a 0,72 en el Mercosur.

En simultáneo, apareció en televisión Federico Sturzenegger, el cerebro sin cargo pero con influencia en la administración central y aseguraba que uno de los sectores más beneficiados por regulaciones y protecciones de hecho era un laboratorio que ante la falta de competencia había embolsado en los últimos veinte años unos US$ 2000 millones con la venta asegurada al mercado local de la mencionada vacuna para el ganado.

Biogénesis Bagó siempre negó todo. Reconoce que tiene el 70% del mercado pero que compite con otras dos firmas (ACA y CDV), en un mercado mundial con pocos oferentes porque se trata de tecnologías complejas y costos. Además, afirma que la importación siempre estuvo abierta, por lo que asegura que es falaz cualquier tipo de protección en su favor.

Sin embargo, hace diez días, entonces, Tecnovax se presentó ante las autoridades del organismo regulador de la sanidad agroalimentaria, el Senasa, para solicitar autorización para importar 15 millones de dosis de vacunas contra la aftosa

En la Argentina se venden unas 130 millones de dosis por año a los ganaderos que deben obligatoriamente aplicar dos dosis para producir carne de exportación

En la Argentina se venden unas 130 millones de dosis por año a los ganaderos que deben obligatoriamente aplicar dos dosis para producir carne de exportación. Se trata de un negocio que mueve unos US$150 millones por año.

En una carta fechada el 3 de abril, La Torre escribió al Senasa, según contó el portal especializado Bichos de Campo: “Interpela al sentido común que durante todos estos años ninguna vacuna importada haya conseguido ingresar a Argentina hasta el día de la fecha. Ello se debe a una serie de regulaciones cuidadosamente redactadas que terminan restringiendo la oferta y la libre competencia, conspirando, no solamente contra el derecho a optar de los consumidores, sino que también lo hace contra el propio plan de continuar con la vacunación hasta la definitiva erradicación de la región”.

El martes pasado, el vocero presidencial Manuel Adorni incluyó en su conferencia de prensa el anuncio de que el Gobierno acababa de hacer cambios regulatorios para que puedan ingresar desde Brasil las vacunas en cuestión. Hasta ahora, desde 2001 en nuestro país sólo se podía aplicar una vacuna con cuatro cepas (tetravalente) pero desde ahora se habilitó el uso de una que tiene dos (bivalente).

En la discusión técnica, el CEO de Biogénesis Bagó, Esteban Turic, defiende que la vacuna que producen tiene una protección mucho más amplia, según le dijo al diario La Nación, en tanto La Torre enfatiza que la vacuna que aspira a importar alcanza y sobra para los riesgos sanitarios de la actualidad.

Si bien a esta altura del año el 60% del ganado ya recibió la vacunación, esta semana hubo una consecuencia concreta en el mercado: Biogénesis Bagó le comunicó a los clientes que “para acompañar la baja de la inflación” había decidido “hacer un esfuerzo” y dejar sin efecto el último incremento del precio, lo que implicaba una reducción del 23% en el precio de su vacuna contra la aftosa

La captura del mail circuló entre los celulares de funcionarios del gobierno y sobre todo en el mundo empresario ligado al agro pero también llegó a los de otras industrias. Lo tomaron como algo así como la prueba de un caso testigo.

¿Qué Milei?

Es que más allá de la importancia del costo de la vacuna contra una peste que puede afectar la exportación, se trata de un mensaje respecto de qué tipo de relación se está construyendo entre el Gobierno de La Libertad Avanza y los principales empresarios del país. 

Biogénesis Bagó pertenece en un 50% a la familia Bagó y en otro 50% al universo de negocios de Hugo Sigman y Daniel Sielecki. Todos pesos pesados de la industria de los laboratorios argentinos y en este último caso, con excelente llegada en las últimas dos décadas a Cristina Kirchner y Mauricio Macri. El Gobierno alienta el enfoque de que se están rompiendo “privilegios” en aras de una mayor competencia acorde con un “cambio de era”.

Sin embargo, el heterogéneo mundo del establishment argentino no encuentra un patrón común para ordenar ganadores y perdedores. Cuando se trata de negocios con trato especial por parte del Estado, sobresale el caso opuesto al de Biogénesis Bagó: el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, donde también sobresalen dos empresarios como Rubén Cherñajovsky (NewSan) y Nicolás Caputo (Mirgor) como productores de electrónica más cara que en otros países, gracias a beneficios impositivos y protección frente a la importación. 

En ese caso, el Presidente ha dicho que no puede haber cambios porque se trata de “derechos adquiridos” tras la última extensión del régimen hasta 2038. Resulta llamativo que hay múltiples derechos adquiridos de trabajadores, jubilados o contratistas del Estado que fueron cortados con un simple decreto sin tanto reparo. 

“Toto” Caputo, al frente del Palacio de Hacienda, es pariente de los mencionados dueños de una de las compañías, seguramente un dato menor pero que es imposible de dejar fuera del contexto. 

¿Cuál es entonces la nueva era que se abre para el empresariado argentino en tiempos de Milei? Ese universo mezcla de genios sobrevivientes, habitués del tongo, con masters en el gris de la regulación estatal y el arreglo, pero con no pocas muestras de que llegado el caso le compiten a cualquiera, viene surfeando administraciones de todo tipo, muchas veces ganando fortunas, y hoy se preguntan cuál de todos los Milei es Milei y cómo lo pueden abordar.

¿Es el Milei que les da todo de arranque a las petroleras que aumentaron los combustibles como nunca en tan poco tiempo para acercarse rápidamente a la paridad internacional? Paolo Rocca, el capo de la Organización Techint, y Alejandro Bulgheroni, el factótum de Pan American Energy, ya expresaron públicamente su apoyo al rumbo de ajuste fiscal y obvio, a la liberalización de precios. 

La T consiguió además que se mantenga la reversión del Gasoducto Norte, la única obra pública en pie, para llevar el fluido de Vaca Muerta a las provincias que se abastecen de Bolivia. El grupo Bulgheroni, que también tiene diálogo con el poder de la mano del vínculo de Bettina Guardia de Bulgheroni, esposa de Alejandro, con Karina Milei, aspira a la aprobación de la ley ómnibus para conseguir beneficios para grandes inversiones y libertad en el manejo de la producción petrolera, sin compromiso de abastecer un cupo del mercado interno.

Esta semana, de todas maneras, los dueños del capital recibieron una señal confusa con la reacción del Poder Ejecutivo frente a las empresas de medicina privada. Después de eliminar todas las regulaciones del sector con el mega DNU 70/2023 el 12 de diciembre, el Gobierno las puso en la mira y amenazan con denunciarlas por cartelización tras aumentar los precios todo lo que las dejaron hacerlo.

Incluso, el Presidente avaló en su red social X posteos de anónimos con acusaciones y agresiones a Claudio Belocoppit, el dueño de Swiss Medical y presidente de la Unión Argentina de Entidad de la Salud (UAS), en una movida que ni el kirchnerismo en sus días de mayor coqueteo con la estatización del sistema había probado.

En telecomunicaciones, por caso, también hacen cuentas. Esta semana se publicó un decreto para también desregular el precio de servicios de Internet y cable, en una señal de libertad económica para otro sector con pocos y grandes jugadores, como Personal (Grupo Clarín), Claro (del mexicano Carlos Slim) y Movistar (de la española Telefónica).

En ese segmento, el principal blanco del Presidente es el holding que encabeza Hector Magnetto, a quien le ha apuntado por la línea editorial de sus medios periodísticos y le atribuye “estar nervioso” por la habilitación de la competencia de Internet satelital de la compañía Starlink, de Elon Musk, con quien se vio este viernes en su planta de autos eléctricos en Texas.

Desde allá, además, llegaron fotos de Milei con los representantes de GlobantMartín Migoya y Guibert Engliebenne, reconocidos por ser unicornios tecnológicos argentinos pero también parte de quienes acompañaban a Cristina en sus días de la industria en Tecnópolis. 

En esas horas, además, se conoció que el Consejo de Asesores del jefe de Estado que encabeza Demian Reidel sumaba empresarios, desde otro techie como Alec Oxenford hasta la sorpresa: el histórico hilandero Teddy Karagozian. Señales para todos los gustos.

“Somos pro mercado, no pro empresas”, definió esta semana Adorni, al anunciar los cambios sobre vacunas antiaftosas. Pero ¿puede haber un boom de inversiones en la economía real, más allá de la fiebre por los activos financieros argentinos que estaban ultrabaratos y del show con el creador de Tesla? 

El presidente de Amcham, Facundo Gómez Minujin, el día que elogió el rumbo del Gobierno en el seminario de mediados de marzo, dijo a la pasada que había muchas multinacionales con negocios “en revisión”, más allá de quién esté en la Casa Rosada.

En los últimos quince días, el banco HSBC concretó su salida del país con la venta de su filial local al Banco Galicia, en el final de una larga desinversión regional que no modificó la llegada de la revolución libertaria. El viernes se conoció también que la canadiense Nutrien, jugador importante en fertilizantes, también se va del país para enfocarse en Brasil como centro de producción.

Son decisiones que se maduraron años en el marco de revisiones de costos, con análisis sobre seguridad jurídica, disponibilidad de divisas y estabilidad en general, en una ecuación que no logra cambiar de inmediato ninguna promesa de giro radical, ningún superávit fiscal a los ponchazos, ningún tuit en mayúsculas, ningún “FENÓMENO BARRIAL”. Ni siquiera el gesto de pulgares arriba de un magnate en jefe del ejército antiprogresista mundial que radica en X.

Gobernar es difícil. Conseguir cambios, más. Los éxitos económicos tardan. Lograr la confianza de un posible inversor no es sencillo, por la historia que traemos. A veces una foto puede ser un engaño. Sirve para el marketing. A lo sumo te pone en el mapa, o muestra que hay algún interés. No más. 

Pero después, goles son amores. Obvio, es clave si mantenés un orden fiscal y monetario, el tipo de cambio competitivo, y que si ponen un dólar se puedan llevar un dólar. Pero también miran si tenés mercado interno. Si la población tiene buenos niveles de educación porque mantenés bien las escuelas y las universidades. Incluso importa si hay un clima de convivencia democrática y, aunque joda, hasta depende de si se respetan reglas internacionales contra el cambio climático, porque cuidar el medio ambiente es una exigencia de muchos mercados de exportación.

Para sumar a mediano plazo, un hombre clave de la banca internacional en el país también asegura que si Milei llega a dolarizar en algún momento, le va a poner una marca en la frente al país cuando lo miren inversores. “Esta sociedad no pudo tener su propia moneda y por eso abandonó”. Una multinacional lo puede tomar como señal de país de segundo nivel, advierte.

Para terminar, contó el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña, esta semana en Radio Con Vos que en 2015, cuando todos los grandes capitalistas del mundo venían y palmeaban al ex presidente Mauricio Macri, mientras hablaba del cambio en la Argentina y de una lluvia de inversiones, un representante de Singapur eligió no subirse a ninguna euforia. 

“Habría que esperar a ver cómo está todo en diez años”, recuerda Peña que le dijo, con calma oriental. Se cumplen el año que viene.

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