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Columnistas

Federico Storani sobre el gobierno de Milei: “Va a haber conflictividad social creciente”

federico storani

El histórico dirigente radical Federico Storani señaló similitudes en el armado del gabinete económico de Javier Milei con el programa económico del menemismo y pronosticó un futuro “negativo” para el gobierno entrante.

Además, habló sobre el “Pacto de Acassuso” y lo calificó de “vulgar contubernio”: “A medida que han ido transcurriendo los días, vamos viendo contraprestaciones muy claras, en la aspiración a ocupar espacios de poder”, consideró en diálogo con Diario Con Vos.

¿Cómo analiza el resultado de las elecciones y cómo imagina el escenario político tras el triunfo de Javier Milei?

El resultado es el producto de una cantidad de factores que son concurrentes, ¿no es cierto? Pero donde hay uno que predomina muy claramente, que es la situación económico-social del país. Hubiese sido un milagro que un gobierno con tres dígitos de inflación, con una pobreza estructural del 43% y una indigencia del 8% ganara una elección. Hubiese sido el primer caso. No en la historia de la Argentina, de la humanidad, diría yo. Por lo tanto, se dio lo lógico.

Ahora, en la razón del voto positivo a Milei, incide principalmente la situación económico-social, pero también otras razones. Un hartazgo, un cansancio, mucha gente que apelaba a un cambio de manera imprecisa y sin saber a dónde va.

Y yo creo que, en buena medida, es un salto al vacío hacia ideas que son, muchas de ellas, anacrónicas, viejas, que ya resultaron un fracaso en experiencias pasadas, ¿no? Como, por ejemplo, en la etapa del menemismo, al cual tanto se lo invoca ahora.

Federico, sobre el Pacto de Acassuso, ¿qué análisis hace? ¿Qué ve ahí, usted?

Veo que es un vulgar contubernio, porque contubernio significa un acuerdo o un pacto con fines espurios y censurables. Está clarísimo que dijeron que el apoyo era desinteresado y, a su vez, incondicional, y a medida que han ido corriendo los días, vamos viendo contraprestaciones muy claras, en la aspiración a ocupar espacios de poder. Si repudiaban a la casta, bueno, Macri y Bullrich expresan lo peor de la casta en todos los sentidos, ¿no? Y, además, con contraprestaciones que intentan dirigir, orientar, en el caso de Macri, su influencia hacia el área de negocios, principalmente de la futura administración.

En ese mismo sentido, le pregunto, ¿cómo ve el armado del gabinete, con una clara influencia, como usted marca, de Mauricio Macri?

Hay tanta incertidumbre, algunas idas y vueltas son operaciones puramente mediáticas (...). Pero de lo que se sabe, tiene claramente una orientación y un perfil: Caputo en Economía, por ejemplo. Va a ser una vuelta de rosca a lo que ya conocimos, es un modelo claramente neoliberal (...) que significó una bomba y que desarmarla llevó a una crisis muy, pero muy profunda que explotó en el año 2001. No se deciden todavía por la dolarización ni por la supresión del Banco Central, pero es algo parecido, y, por lo tanto, mi pronóstico es muy negativo, lamentablemente, ojalá pudiera decir lo contrario, pero no lo veo positivo.

Milei enviará al Congreso un paquete de medidas con enormes reformas económicas, con un ajuste sin gradualismo, dicho por él ¿Cree que la situación social económica argentina se banca hoy un ajuste de estas medidas?

Creo que no, que va a haber una conflictividad social creciente porque además va a ser muy injusto. En todo caso, si hay que hacer ajuste, tiene que ser segmentado, con una operación muy milimétrica de saber a qué sectores se ajusta, y no así en general porque va a recaer sobre los sectores más vulnerables, va a haber una pérdida de poder adquisitivo muy, muy fuerte, más aún todavía del que ya se venía dando, y eso va a profundizar los niveles de pobreza, de exclusión y de marginalidad.

Por más que el presidente electo diga que el ajuste va a ir sobre la política, claramente le preocupa lo que pasa. ¿Qué puede ocurrir en la calle?

Es que sobre la política se puede ajustar hasta el 100%, si quiere, y eso no va a modificar demasiado el amperímetro, si consideramos, por ejemplo, los niveles de ingresos que pueden tener legisladores, funcionarios, suprimir algún ministerio. Eso es un porcentaje casi mínimo del presupuesto nacional.

Acá hay que hablar de otras cuestiones mucho más importantes y una modificación sustancial del sistema impositivo, que tenga un carácter fuerte. Y que tenga un carácter fuertemente progresivo y no como los que se han ido aplicando.

¿Qué rol debería tener la oposición? Cree que hay algún margen para que, al menos, alguna parte de los partidos históricos de la Argentina, como son el peronismo, el radicalismo, agregaría el socialismo, se puedan encontrar acuerdos comunes de cara al futuro ¿Están dadas esas condiciones?

Todavía no están dadas esas condiciones, pero hay que sí trabajar sobre eso con tiempo. Por lo menos en mi caso, siempre planteo la necesidad de encontrar denominadores comunes que puedan convertirse en políticas de Estado trascendentes en el tiempo. Y eso tiene que ver con un proceso de renovación de ambas fuerzas históricas. Un poco el peronismo debe recuperar su raíz social cristiana, y el radicalismo su raíz socialdemócrata. Y ahí pueden existir algunas coincidencias en esos denominadores comunes de los cuales hablo. Pero bueno, es un proceso que tiene que darse hacia el interior de ambas fuerzas políticas, que todavía parece como que se insinúan en algunos casos, pero todavía no se ha concretado.

¿Cuál va a ser de ahora en más el futuro de la UCR?

En cuanto a mi expresión de deseo, mi militancia y mi compromiso es que recupere claramente una identidad socialdemócrata, que nunca debió haber dejado, que era el planteo de Alfonsín. Nosotros somos fuertemente democráticos, republicanos, pero tenemos una sensibilidad social muy fuerte. Y además el propio concepto de nación, son lazos de solidaridad entre los miembros de una comunidad.

La propuesta del presidente electo es fundamental. Es un conjunto de individuos en un territorio, no lazos de solidaridad. Razón por la cual nosotros queremos dar esa batalla que hasta ahora hemos perdido culturalmente, porque hay una imposición de los medios de comunicación concentrados de ese discurso de un individualismo exacerbado y un capitalismo extremo, que no nos parece que sea ninguna solución para la Argentina.

¿Y cómo evalúa la experiencia dentro de Juntos por el Cambio del radicalismo? ¿Cómo la evalúa en estos años?

Y la evalúo como realmente negativa porque terminó siempre teniendo un papel de reparto. Durante el gobierno de Macri no hubo gobierno de coalición, sino que fue un gobierno del PRO. Y fue simplemente una alianza electoral, fue una coalición electoral y no fue un gobierno de coalición. Por lo tanto, que el radicalismo recupere su independencia, su identidad y aspire a liderar legítimamente un espacio más amplio, sí es un camino razonable.

¿Cómo imagina la próxima convención del radicalismo? ¿Y cuáles deberían ser las prioridades y los objetivos?

Desde mi punto de vista, la primera, claramente, tomar la expresión que se hizo ante el balotaje, que en cualquier instancia íbamos a hacer un partido claramente de oposición. Nosotros estamos en las antípodas de las propuestas, que llevó adelante la expresión de La Libertad Avanza, o los libertarios, que en realidad son fuertemente conservadoras y anacrónicas. Y, por lo tanto, este tiene que ser nuestro planteo. Obviamente, en el marco de la ley, como corresponde, con responsabilidad, pero claramente un perfil opuesto.

¿Considera que sectores del radicalismo han perdido los valores fundacionales del partido que le dieron los grandes referentes históricos? Se lo pregunto conceptualmente.

Conceptualmente, sí. No puedo entender que haya habido algunos radicales que públicamente decían que apoyaban a un candidato que le pega la figura de Alfonsín cuando puede, que dice que Yrigoyen es el primer populista y el que inició la decadencia, o que dice que Alfonsín fue el peor gobierno de la historia, cuando en realidad hoy la historia ya está reconociendo el papel del último gran estadista que tuvo nuestro país por los desafíos que tuvo que enfrentar y que logró superar con su gran destreza. Y también cuando plantea un anti radicalismo visceral, no puedo entender que haya radicales que votan eso. Es casi como que están sufriendo el síndrome de Estocolmo.

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