Sábado, 27 de Abril de 2024 Muy nuboso 14.0 °C muy nuboso
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Muy nuboso 14.0 °C muy nuboso
 
Dólar BNA: $918
Dólar Blue: $1055
Política

A 9663 kilómetros de la realidad

Nunca está del todo claro cuánto hay de equivocaciones, ambición, impunidad, operaciones o simple estupidez en la política argentina, que siempre parece que nos acostumbró a todo pero nunca nos deja de sorprender.

La semana en la que la pobreza volvió a pasar el 40%, el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa la terminó celebrando en un acto con sindicalistas que los trabajadores de más altos ingresos dejarán de estar alcanzados por el Impuesto a las Ganancias.

La postal, además, refleja una contradicción. El caballito de batalla electoral del postulante oficialista es la mejora permanente del poder adquisitivo de los asalariados que más ganan, después de que durante estos cuatro años la vicepresidenta Cristina Kirchner señaló que el nuevo drama es que la remuneración cayó tanto que nació la figura del empleado que también es pobre.

Sergio Massa junto a los dirigentes de la CGT y la CTA celebrando en el Congreso la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias.

El acto frente al Congreso con la CGT se dio además dos días después de la última actualización del Salario Mínimo Vital y Móvil, una referencia del ingreso en el empleo informal, que llegará a $156 mil en diciembre. Se trata de una cifra que está cien lucas abajo del límite de la canasta básica que se usa justamente para medir quién es pobre y que viene perdiendo poder adquisitivo hace años, no importa cuándo leas esto.

Según Luis Campos, de la CTA Autónoma, a fin de este año, el SMVM estará 8% abajo en términos reales respecto de diciembre de 2022, será 15% menor al de diciembre de 2019, 36% más bajo que en 2015 en tanto que la caída llega al 44% si se mide contra el final de 2015.

Una catástrofe sostenida de otra galaxia que nada tiene que ver con los que festejaron que “el salario no es ganancia” sin abrir la discusión sobre la necesidad de un tributo a los altos ingresos con alícuotas mucho mejor escalonadas.

La pobreza puede estar entre 43 y 45% cuando cierre este semestre, si no más. Si hoy la pobreza juvenil roza el 60%, mejor ni pensar hasta dónde puede llegar para ese entonces. La inflación, que el Gobierno aspira como último deseo de este mandato a que vuelva al dígito alto en algún momento y por eso difunde un índice semanal propio por Twitter, tiene pronóstico reservado en el tránsito de 2023 a 2024. Se descuenta que habrá otro fogonazo si un intento de estabilización antes acomoda precios que vienen muy atrasados, como el boleto de colectivo o tantos otros.

Como si fuera poco, el mercado financiero se pregunta si acaba de empezar otra corrida cambiaria, luego del aumento de los dólares paralelos a $800 o más otra vez al cierre del viernes. La brecha respecto del oficial está volviendo a los valores de cuando vinimos de España, 130%, similar al agosto de la asunción del entonces mentado “súper ministro”.

En mood ricotero, la firma Consultatio Financial Services tituló “Fuegos de Oktubre” un informe para sus clientes sobre lo que asoma en la City. El combo del nuevo temblor con el dólar se explica por los pesos que está tirando a la calle un Gobierno “a todo o nada” para tratar de ganar la elección y por la percepción de que la nominación de Emilio Ocampo para el Banco Central de un eventual gobierno de Javier Milei indica que la dolarización iría en serio y se haría rápido, con las consecuencias que ello podría acarrear para los bancos y los tenedores de deuda en pesos. 

Y claro, todo esto se suma a la histórica tendencia a pasar en dólares cualquier período electoral, porque esto es la Argentina, no trates de entenderla, disfrutala. El racconto de lo que pasó entre abril y septiembre en las últimas elecciones sirve de muestra. En 2011, antes del cepo, se dolarizaron carteras por U$S14.600 millones y el tipo de cambio se devaluó 10%. En 2015, la cobertura fue vía compra de dólar futuro por US$9.000 millones. En 2019 se formaron activos externos por US$18.600 millones y el dólar saltó 40%. 

Hoy, la corrida se da a través de la operación del contado con liquidación, por la que inversores compran bonos y acciones en pesos acá y los cambian por dólares en el exterior. El viernes, esa operatoria arrojaba una cotización de $818, un 78% arriba de lo que estaba en abril. El resto del mundo que puede, compra en las cuevas, que también se despierta.

El equipo económico se defiende como gato panza arriba. Extiende el dólar especial para los sojeros, arregló un tipo de cambio particular también con petroleros y analiza algo similar para las mineras, en un “dame lo que tengas” de dólares para llegar. Al mismo tiempo, abrió la puerta a traer divisas a las cotizaciones financieras, en lo que algunos ven como un eventual arranque de un “desdoblamiento cambiario”. Y sobre el fin de semana, la AFIP puso la lupa sobre los responsables de 78 mil operaciones bursátiles por $ 645 mil millones. Todo anticipa más baile en los días por venir.

El drama es que todo esto ocurre apenas un mes y medio después de que el Gobierno devaluó 22% de manera totalmente desbolada en el marco de la negociación con el Fondo Monetario Internacional. El FMI finge demencia sobre sus vidas pasadas y acaba de expresar públicamente por primera vez este jueves que las medidas adoptadas por Massa “exacerban las fragilidades” de la Argentina. 

En noviembre volverá la discusión con el organismo, que con la decisión de girar o no el desembolso correspondiente puede generar más inestabilidad a semanas del cambio de gobierno, como ha pasado en otras oportunidades. Un dato va a estar sobre la mesa: actualizado por la inflación de estos dos meses, el valor real del dólar oficial ya es más bajo que antes del 14 de agosto, cuando se lo subió a $350. ¿Puede pedir otra suba del tipo de cambio oficial? ¿O esperará al próximo gobierno?

Del Menemóvil al yate

Con este panorama, es increíble que el debate de este domingo en Santiago del Estero no vaya a tener sólo a Massa teniendo que explicar el final de un gobierno cocoliche con inflación ya en 120% y subiendo, más una nueva corrida contra el peso otra vez desatada. El foco estará puesto en qué podrá responder por la fortuna y el nivel de vida que acaba de confirmarse tiene uno de los hombres más importantes de su espacio: Martín Insaurralde, el jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires.

La aparición de fotos y videos del ex intendente de Lomas de Zamora en un yate de lujo en las costas de Marbella subidas por la modelo Sofía Clerici pueden tener olor a operación, cama política o ser pura impunidad, pero sean lo que sean llevan el sello de una dirigencia política que no puede explicar con su recibo de sueldo cómo vive de la forma en que lo hace.

El círculo rojo venía comentando hacía días rumores de lo caro que había sido el arreglo de Insaurralde tras su separación de Jesica Cirio. En este panorama, además, se contó el 20 de noviembre pasado que el todavía funcionario del gobierno de Axel Kicillof estaba tan líquido que se había comprado el icónico Menemóvil de los 90 por $18 millones

El famoso menemóvil de los '90 que compró Martín Insaurralde.

Más allá de que no sean imágenes de ahora, que fuera de hace dos semanas, o un mes, o un año, ¿cómo se puede justificar ese nivel de vida un tipo que ha sido dos veces concejal, dos veces intendente, fue diputado nacional y ahora es funcionario bonaerense? 

Imposible no calzar este escándalo con la aparición de punteros con 50 tarjetas de débito haciendo circular plata de la Legislatura bonaerense por fuera del sistema. Imposible no hacerse preguntas sobre cada firma en un acto de gobierno que le da un beneficio a una empresa, que adjudica un contrato de obra pública, que entrega una concesión de servicio público, que permite que se abra un bingo, un casino. 

Imposible que todas las peores mugres sobre las que Milei creció gritando chorros, corruptos, casta hasta el punto de poner en cuestión la legitimidad misma de la democracia no se vean ahora confirmadas, con todo lo peligroso del caso. 

La fiesta de cumpleaños de la primera dama en la quinta de Olivos en el comienzo de la pandemia destruyó la palabra presidencial, fue todo costo para Alberto Fernández, y muchos creen que tuvo efecto en la elección de 2021. El kirchnerismo más duro se lo recriminó en público al mismísimo jefe de Estado.

La buena vida de Insaurralde es otra escala, otra profundidad, es la captura in fraganti de la disociación de una elite política que vive como magnates y una población que no llega a fin de mes, que consigue empleos precarios y que por estas horas se está anotando para un refuerzo de $47 mil o tratando de activar el CBU para que le devuelvan $18 lucas de IVA cuando compra yerba y papel higiénico. Google dice que hay 9663 kilómetros entre Lomas de Zamora y Marbella. Entre este dirigente y sus representados, hay más.

Anoche finalmente el ex intendente renunció. ¿Podrá Massa hacer un anuncio a lo Massa, con la velocidad que por ejemplo se metió para frenar una regulación contra Mercado Pago, y salir por arriba del quilombo mostrándose ajeno, dolido, sorprendido?

¿No tenía idea de nada sobre la forma de vida de un nuevo-viejo barón del Conurbano como él? ¿Hasta qué punto el Marbellagate puede detonar el trabajoso armado de la coalición, si es cierto que Máximo Kirchner le había impuesto al veraneante a Kicillof para reemplazar a su amigo íntimo Carlos Bianco en la jefatura de gabinete allá después de las legislativas de hace dos años? Ahora ¿quién se hace cargo?

Máximo Kirchner, Insaurralde y Kicillof a principios de marzo en la inauguración del Hospital de Diagnóstico Inmediato de Temperley. Un intento de mostrar unidad en el peronismo bonaerense.

Hasta este momento, en la cabeza de postulante de Unión por la Patria estaban las últimas encuestas, como la de la Universidad de San Andrés, que lo ponía segundo con 29 puntos detrás de un Milei con 34, y la sensación de que con su lluvia de anuncios, proyectos de ley en el Congreso y actos varios aprovechando su cargo está en condiciones de crecer más también gracias a algo parecido a una debacle de Juntos por el Cambio. Pero ahora todo eso podría tambalear.

Patricia Bullrich era ahora la que aparecía tercera en las encuestas (26% le dio esa medición de San Andrés). Sólo soñaba con ser el nuevo error de las mediciones que también habían puesto tercera a La Libertad Avanza para las primarias. Pero había algo raro en su campaña. Hablaba de terminar con el kirchnerismo cuando daría la impresión de que ésa es una grieta vieja

El debate le puede abrir la puerta para subirse al discurso anti casta si es que no lo monopoliza Milei que ayer ya tuiteaba reconfortado contra Insaurralde, aliviado porque el foco se corrió de las barbaridades que venía diciendo su entorno con metáforas indefendibles sobre la Gestapo.

En el prólogo del libro “Debatir para presidir”, de Daniel Barbieri y Augusto Reina, el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, hoy asesor de la campaña de Massa, escribe que lo más importante en un debate es evitar grandes metidas de pata. “Es más fácil que un error notorio fulmine cualquier posibilidad de ser elegido en las urnas que ser impulsado directamente a la victoria por una sólida actuación”, escribe.

Está pasando