Martes, 30 de Abril de 2024 Nubes 19.2 °C nubes
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Nubes 19.2 °C nubes
 
Dólar BNA: $921
Dólar Blue: $1048
Columnistas

Después del Mundial, todos se suben a la “Massaneta”

sergio massa

Hubo un momento allá por 2018 en el que nadie quería agarrar el equipo nacional de fútbol. La sucesión de fracasos y lo impresentable de la conducción de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) alejaban a cualquier postulante que pudiera hacerse cargo de un extraño quilombo: poder armar con todo el talento de los futbolistas nuestros un proyecto más o menos exitoso para competir a nivel internacional. 

Fue entonces cuando frente a ese vacío, uno de los ayudantes de la gestión que había hecho papelones en Rusia llamado Lionel Scaloni terminó en el cargo. Nadie sabía con qué antecedentes llegaba. No estaba claro cuánta bola le iban a dar en el plantel. Había apuestas sobre cuánto tiempo podría durar. 

Pero duró. Un poco de suerte y mucha gestión para ver lo que otros no veían lo llevaron al triunfo de la Copa América en Brasil. Entonces, apareció un nombre para definir a la ilusión que tiene a todo el país subido ahora: la Scaloneta.

A mediados de este año, en el marco de una coalición de gobierno que funcionaba muy para atrás y sin acuerdos sobre qué hacer ni cómo bancarlo públicamente, al Ministerio de Economía tampoco lo quería agarrar nadie. Martín Guzmán se hartó de que le sacaran el banquito y se fue. El vacío de poder de aquél fin de semana de julio donde terminaba el domingo y no había nadie designado para el Palacio de Hacienda quedará para la historia. La llegada in extremis de Silvina Batakis no conseguiría calmar el dólar. 

Fue entonces cuando Sergio Massa, uno de los responsables de la creación del experimento del Frente de Todos que nos había traído hasta ahí, aceptó finalmente hacerse cargo de la economía. Había dudas sobre si ahora iba a tener el apoyo de la vicepresidenta Cristina Kirchner y los suyos para hacer lo mismo y más que no le habían permitido llevar a cabo a Guzmán para tratar de estabilizar la situación.

Desaceleración. La inflación del 4,9% de noviembre muestra el éxito del corto plazo y abre preguntas sobre el día después del congelamiento.

Con mucha ambición y cintura, sacando conejos de la galera que traen beneficios de corto plazo y generan preguntas sobre el largo, Massa cumplió 120 días en el cargo y por ahora puede exhibir que consiguió dólares para el Banco Central, pateó para adelante vencimientos de deuda en pesos y hasta una merma en el índice de precios al consumidor que mide el Indec. 

El peronismo, léase los gobernadores e intendentes que descontaban una derrota el año que viene y -atención- muchos empresarios que nunca le ponen fichas a Juntos por el Cambio, de golpe, creen que puede estar naciendo un proyecto, que por la manija del Mundial que esperemos que termine como tiene que terminar, ya tiene un nombre: la Massaneta. Es obvio por qué: porque los muchachos ahora se vuelven a ilusionar con el 2023. 

Pesos pesados

Si la gestión de Massa siempre obliga a divisar la realidad entre el humo, el marketing o la sobreactuación, esta semana el ministro pudo anotarse unos porotos. 

El miércoles el Tesoro debía enfrentar vencimientos de deuda en pesos por más de 420 mil millones, en un desafío financiero que va a acompañar a la gestión de Alberto Fernández hasta el fin de su mandato; la pregunta será siempre si conseguirá refinanciar esa deuda o si deberá pagarla con emisión del Banco Central, que podría terminar alimentando una suba de los dólares paralelos.

Dado que para conseguir cambiar esa deuda por nuevas promesas de pago que venzan después del 10 de diciembre del año que viene hace falta que los acreedores sepan qué haría un eventual nuevo gobierno con esas obligaciones, todo está atado con alambre. ¿Quién asegura que no habrá en 2024 un desconocimiento de esa bola de deuda? Y entonces, ¿por qué alguien aceptaría que le canjearan un bono que vence ahora por otro de fecha más adelante cuando podría cobrarlo y pasarse a dólares para estar más tranquilo?

Ese es el gran tema de los almuerzos entre consultores, empresarios y políticos. ¿Hay chances de que le “explote” a Massa esa masa de 15 billones de pesos que se acumulan para pagar hasta mediados del año próximo? Vamos a escuchar hablar de esto cada dos semanas. Habrá más “súper miércoles”, como se llamó al vencimiento de la semana pasada, que sin embargo atravesó sin más, como la semifinal con Croacia. Hubo refinanciación completa e incluso le prestaron al Estado $360 mil millones más. Sí, es más deuda y a tasas más altas, que serán un dolor de cabeza más adelante. Pero en la corta el Ministerio de Economía respiró y por esas cosas de la vida se puede oír al peronismo celebrar que se endeudó exitosamente.

Es claro que el tic tac de la deuda en pesos se medirá por cómo se muevan los dólares paralelos, que se acomodaron esta semana entre un 80 y un 90% por encima del oficial, que es lo máximo que ha logrado achicar la brecha cambiaria el equipo económico de Massa. 

Para hacerlo, ha sido clave hasta acá que se naturalizara el tipo de cambio más alto para la producción agropecuaria, que se pagó en septiembre y se ha vuelto a aplicar hasta fin de año. En el mercado descuentan: nunca más el agro va a vender su producción al dólar oficial.

Pero de esta forma, Massa sumó dólares al Banco Central. En el mes, las reservas trepan US$1700 millones. Serán exportaciones anticipadas del campo que se pagan con emisión para reconocer un dólar más alto, serán una injusticia frente a lo que recibe otro exportador que no sea de soja, pero como sea, alejó en el cortísimo plazo la idea de un desboque total de la economía: hace cuatro meses la palabra hiperinflación aparecía en todas las notas y en la calle nadie tenía claro cuánto valía nada.

La inflación, en cuatro

El dato que más entusiasma al peronismo y que lo hace subirse a la Massaneta es el 4.9% de inflación de noviembre, muy por debajo de las expectativas del mercado, pero que refleja que el ministro está consiguiendo imponer la pauta del 4% de aumento para todos los bienes de la economía: desde la góndola del supermercado hasta los combustibles y los medicamentos. “Massa está poniendo la inflación en cuatro” es un título muy jugado para cualquier informe de consultoría, pero es lo que está tratando de hacer.

Es obvio que las preguntas son cuánto dura esta desaceleración del costo de vida y qué puede pasar el día después. ¿Se sale con una disparada o se puede conseguir acomodar la inercia de los niveles de 92% en los últimos 12 meses al 60% del Presupuesto? Para mirar desde ahora: el precio del dólar. ¿Seguirá subiendo al ritmo de la inflación o lo pueden pisar?

Mientras tanto, Massa le ofrece letra a toda la biblioteca que quiera explicar su administración del estado de cosas. Porque en paralelo a las medidas para contener las remarcaciones al estilo de lo que pide Cristina, con “garrote” sobre el sector privado, el tigrense habla con total desparpajo del credo que hace nada denostaba la vice cuando en público quería pegarle a Guzmán. El día de la renuncia, no olvidar, fue cuando le cuestionó al economista que él cree “como Melconian” que la inflación es por el déficit fiscal y la emisión.

Bueno, es lo que recontra enfatizó Massa el jueves en su participación del seminario Propymes de la organización Techint. “Hay que terminar con la emisión monetaria para financiar al Estado”, sostuvo, como si fuera cualquiera de los economistas liberales más conocidos. 

Al lado lo escuchaba Paolo Rocca, el magnate siderúrgico que le agradeció públicamente al funcionario haber asumido en este momento tan complejo y que subrayó que la Argentina ofrece oportunidades y que no es momento de irse del país. 

Otro país, junio. Hace seis meses, Cristina Kirchner le reclamaba a Alberto Fernández que obligara a Techint a traer una fábrica de chapas al país, cosa que no ocurrió.

Al frente de la producción de gas en Vaca Muerta, y siendo clave en la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, el holding transformó el tradicional encuentro con su cadena de proveedores que se hace desde 2002 casi en un evento del Gobierno. De hecho participó Agustín Gerez, el encargado de Energía Argentina S.A., la empresa estatal que tiene a su cargo terminar la obra. Desde Qatar y por Twitter, el ex vicepresidente del Banco Central en la era de Mauricio Macri, Lucas Llach, aprovechó para pegarle a Rocca como beneficiario de la protección estatal para el acero.

Con todo, en la Argentina todo se olvida rápido. Parece que había sido otro siglo: en junio pasado, Cristina Kirchner le había apuntado a Techint en público para que trajera su fábrica de chapa de Brasil al país. “Muchachos: no podemos seguirle dando 200 millones de dólares para que se paguen ustedes mismos en la empresa subsidiaria que tienen en Brasil. Pongan la línea de producción de chapa en Argentina, si han ganado fortunas en la Argentina. El balance, Alberto, del 2021, les triplicó lo del 2020″, disparaba la líder del espacio, en los días donde pegarle a su propio gobierno era parte de la total normalidad.

Ahora, seis meses después, antes de que hablara Massa al lado de Rocca, se proyectó un video institucional en el evento en la Rural. Se destacaba el orgullo nacional por la construcción del ducto para aprovechar el gas de Vaca Muerta. No era el himno antes de la final con Francia pero llegaba a emocionar.

Está pasando