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Deportes

Lo muchísimo que se juega Francia en la final contra la Scaloneta

Francia titulares

En el siglo XXI Francia es el equipo que más veces llegó a la definición del Mundial de fútbol masculino con tres. Perdió la de 2006, ganó en 2018 y espera este domingo repetir lo hecho hace cuatro años para romper una maldición que lleva sesenta años: que un campeón pueda defender su título. Será la quinta vez que un seleccionado disponga de esta chance, aunque en las cuatro anteriores solo dos equipos lo lograron.

Entre las bajas en la previa y durante el torneo parecía que el equipo de Didier Deschamps perdía galones que lo posicionaran como el candidato excluyente, que cedió a Brasil, derrotado en cuartos de final por Croacia. Las lesiones de Ngoló Kanté, Presnel Kimpembé y Paul Pogba preocuparon antes de viajar, se sumaron las de Karim Benzema y Christopher Nkunku en los entrenamientos apenas llegaron a Qatar, mientras que con los partidos empezados cayeron Benjamin Pavard y Lucas Hernandez. A eso se suman los jugadores apestados con el virus del camello.

Eso no melló el rendimiento de un equipo que pareciera administrar el momento en donde decide ganar los juegos con trece goles a favor, cinco en contra producto de la efectividad de Kylian Mbappé y Olivier Giroud. Deschamps es uno de los tres hombres que ganaron el trofeo como jugador y entrenador junto al brasilero Mario Zagallo y al alemán Franz Beckenbauer. Con el Kaiser además comparten el hecho de que lo hicieron como capitanes y de local. Sin embargo el hombre nacido en Bayonne hace 54 años y que dirige al seleccionado desde 2012 busca dirigir al tercer equipo que gana dos mundiales seguidos, el famoso back to back.

Fútbol y política

La primera vez que un seleccionado repitió finales y además la ganó fue Italia en 1934 y 1938 en años de Benito Mussolini, que fue el primero que entendió del poder político del deporte y lo usó en su favor. El seleccionado ganó el primer torneo invicto, pero casi pierde en cuartos de final contra España, donde todavía gobernaban los republicanos. Dos años después comenzaría la Guerra Civil y Francisco Franco terminaría siendo un aliado de Mussolini y Adolf Hitler. El equipo se reforzó con cuatro argentinos: Raimundo Orsi, Enrique Guaita, Atilio Demaría y Luis Monti. Los últimos dos habían jugado la final de 1930 para Argentina, que perdió con Uruguay.

Hay distintas historias sobre la presión que metió el dictador al equipo al que le espetó la frase “vencer o morir”. También se habla de un diálogo con el entrenador Vittorio Pozzo al quien le dijo: "Si gana el éxito es suyo, pero si pierden que Dios lo salve". El peligro a morir era latente y así lo graficó el propio Monti: “En 1930, en Uruguay, me querían matar si ganaba, y en Italia, cuatro años más tarde, si perdía”. Derrotaron 2-1 a Checoslovaquia y luego enhebraron dos títulos más, el oro olímpico en Berlin 1936, los Juegos Olímpicos de Hitler e hicieron doblete mundial en Francia 1938 con un 4-2 contra Hungría. Italia era el primer campeón en ganar dos veces seguidas y Pozzo es por el momento el único entrenador que lo hizo. Deschamps podría empatarlo.

Do branco ao amarelo

Tras el Maracanazo, muchas cosas cambiaron en Brasil. La camiseta mutó de blanca a amarilla gracias a un concurso organizado por el diario Correio da Manha para exorcizar la derrota ante Uruguay. También fue la preparación y para 1958 Vicente Feola, histórico entrenador del San Pablo, armó un equipo sólido, balanceado en edad y tuvo la visión de llevar a un chico de 17 años llamado Pelé, que fue el goleador del torneo. O Rei no hizo goles en la zona de grupos, pero se despachó con seis entre cuartos de final y la definición contra Suecia, donde hizo dos en el 5-2 que les dio el primer título. Cuatro años después ya no estaba Feola, sino Aymoré Moreira que en simultáneo dirigía a San Pablo, al seleccionado paulista y a Brasil. En el segundo partido se quedaron sin Pelé, lesionado por los jugadores checoslovacos que desataron una cacería contra él. Chile 1962 fue el Mundial más violento de la historia, con 34 lesionados en los primeros tres días, cifra que creció a 50 para los cuartos de final, con cinco fracturados y dos partidos emblemáticos por lo bochornoso: Yugoslavia-Unión Soviética y Chile-Italia, bautizado como la Batalla de Santiago. En ese contexto entre Garrincha, la gran figura detrás de Pelé, y Amarildo, su reemplazante, tomaron la posta y guiaron al equipo al bicampeonato.

Desde entonces solo dos seleccionados estuvieron cerca de repetir esa hazaña, pero no pudieron. En Italia 1990 Argentina llegaba con el título en México y tras cuatro años de malos resultados, con un equipo diezmado por las lesiones y un Diego Maradona que empezaba a sentir el acoso fuerte de la prensa por su relación con la Camorra. A los tumbos clasificaron terceros en su grupo, eliminaron milagrosamente a Brasil en octavos de final y las manos mágicas de Sergio Goycochea en dos tandas de penales los depositaron en la definición. Sin Ricardo Giusti ni Claudio Caniggia suspendido, con Oscar Ruggeri y Diego Maradona lesionados y un penal que será discutido hasta la inmortalidad, Alemania ganó 1-0 y logró ser campeón tras perder las finales de 1982 y 1986. Así Beckenbauer se convertía en el segundo ganador como jugador y entrenador. Deschamps fue el tercer elemento ocho años después. Este partido, además, fue la única vez que un enfrentamiento se repitió de un torneo a otro. Si Croacia hubiese derrotado al equipo de Lionel Scaloni, hubiese sido la segunda.

Volver a ganar

En 1998 Brasil jugó contra Francia con varios de los campeones en Estados Unidos, entre ellos un joven Ronaldo, que tenía 21 años y un rol determinante, a diferencia de 1994 donde no jugó ni un minuto. A la presencia del Fenómeno, Cafú, Taffarel, Bebeto o Dunga, se reforzaron con Roberto Carlos, Rivaldo y Denilson. En la previa del partido el delantero sufrió convulsiones en el hotel que podrían haberlo matado. A pesar de ello le dieron el alta, jugó, pero no influyó y Francia ganó 3-0 con dos goles de Zinedine Zidane. Lobo Zagallo, que ya había ganado dos títulos como jugador, uno como entrenador y un cuarto como asistente de Carlos Parreira en 1994, estuvo cerca de sumar su segundo como director técnico y empatar a Pozzo, pero no pudo. El capitán del equipo galo era Deschamps que podría igualar al italiano.

Además de empardar las marcas de Italia, Brasil y Pozzo, Francia podría establecer una nueva ya que en caso de ganar sería la primera vez que un padre y un hijo serían campeones del mundo. Lilian Thuram, excelso defensor galo y autor de los dos goles en las semifinales contra Croacia en 1998 y compañero de Deschamps, podría ver a su hijo Marcus, delantero del Borussia Mönchengladbach alemán, coronarse en Qatar, donde ya jugó cuatro partidos sin convertir goles.


Para todo esto habrá que esperar al domingo, sobre todo porque enfrente están los muchachos que volvieron a ilusionar con Lionel Messi a la cabeza.

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