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Columnistas

No pasa nada, si todos los empresarios se van con Massa

La canción que marcó el punto más fuerte de la distancia entre el kirchnerismo y Sergio Massa, esa que decía “no pasa nada si todos los traidores se van con Massa”, no sólo quedó en el archivo ahora que es el candidato consensuado del peronismo en estas elecciones. 

El tema tranquilamente podría reversionarse en el establishment, que al menos en lo que surge de una serie de consultas que hizo este medio, vive una ensoñación con la posibilidad de que el ministro de Economía tenga alguna chance de ser el próximo presidente de la Nación.

Los pibes de La Cámpora cantando el hit contra Massa en un acto del año 2014

“No pasa nada, si todos los productores se van con Massa”, podría cantar la industria. “No pasa nada, si todos los tractores se van con Massa”, entonaría sin drama el campo. “No pasa nada, si todos los surtidores se van con Massa”, cantarían las petroleras. “No pasa nada, si todos los comunicadores se van con Massa”, podrían sumarse los dueños de los grandes medios de comunicación. Y así.

La métrica ayuda. La memoría del ritmo ya instalada también. Pero sobre todo, la manija que se dieron los principales representantes del capitalismo argentino cuando hace poco más de una semana lo vieron emerger como el postulante del acuerdo con la peor de las ondas entre el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Kirchner.

Si Javier Milei, la estrella libertaria, enarbola alguna bandera extrema que les cae simpática, lo descartan por delirante a la hora de proponer medidas como la dolarización, que consideran hoy un escenario desestabilizador e impracticable.

Además, bastaba ver durante su disertación en el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp) el jueves pasado los rostros escépticos de quienes lo escuchaban hablar de la eliminación total de la intervención del Estado en la economía

En la mesa principal tragaban saliva junto a un lomo algunos constructores de la obra pública, como Gustavo Weiss, representantes de petroleras que aprovechan subsidios y precios sostenidos como Bettina Bulgheroni o el number one de los fabricantes de electrónica que reciben millonarios beneficios impositivos, Rubén Cherñajovsky. Digamos, o sea.

Si Patricia Bullrich, la precandidata más dura de Juntos por el Cambio, les cae bien por su nivel de confrontación con gremios y organizaciones sociales desde que en 2001 era “la Piba” del gobierno de Fernando de la Rúa contra Hugo Moyano, no están cómodos con el nivel de turbulencia que supondría dar esas batallas si fuera presidenta.

“Voy a tener a los camioneros en la puerta de la planta el primer día”, dice el capo de una firma logística. “¿Sabés lo que va a ser tomar un vuelo, con los aeropuertos tomados por los sindicatos cuando les corte el chorro en Aerolíneas Argentinas?”, señala el CEO de una energética.

En ese punto, Horacio Rodríguez Larreta, su contrincante en la interna que se recontra calentó esta semana justamente por la discusión sobre cuánto aplastar o dialogar para hacer reformas, asomaba hasta acá como una alternativa más realista para el universo de los que no usan la SUBE. Su planteo les parecía adecuado: correcciones promercado pero con consensos. Por eso había intentado sumar al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, por ejemplo, a la coalición.

Pero ahora el razonamiento de los empresarios con Massa candidato lo deja en offside al jefe de Gobierno porteño que se presentaba como administrador razonable y promotor del cambio duradero.

Horacio Rodríguez Larreta presentando a Gerardo Morales como su compañero de fórmula

“Sergio propone lo mismo que Horacio pero con el peronismo adentro y encima, como se ve, con el kirchnerismo domesticado”. Tal fue la respuesta ante este medio de un lobbista muy importante en materia de campos y real estate en ese almuerzo del Cicyp donde estuvo Milei.

“¿Para qué vamos a probar un intento parecido nuevo si tenemos esta versión en marcha?”, postuló un ejecutivo de multinacional de Estados Unidos, y estadounidense es casi sinónimo de massista.

Peronismo y ajuste

¿Massa propone lo mismo que su amigo Larreta? Miren lo que le decía el economista Emmanuel Alvarez Agis al fondo de inversión MegaQM en una charla el 1 de junio.

Primero describió el posible programa del postulante más blando del PRO: “Las palomas dicen ‘no podemos salir del cepo el día uno, así que vamos a hacer una corrección del tipo de cambio pero no para eliminar la brecha, porque si hay cepo va a haber brecha’. (...) Va a haber una baja del gasto público pero más chica que en el programa de los halcones, porque además el shock nominal que tienen que estabilizar es más chico porque la devaluación es más chica, o sea que las tarifas van a subir pero los subsidios no van a ir a cero en el año uno. Van a hacer acuerdo de precios y salarios, y la deuda en pesos la van a pagar, porque van a seguir financiando el déficit porque sino tienen que emitir’”.

Después, se aprestó a definir lo que estaba haciendo Massa, al menos hasta que irrumpió la sequía, y lo resumió así: “Es muy parecido al de las palomas; les juro que salió así, no es chicana”. Dijo: “¿Está devaluando? De a poquito, con dólar soja, etc. ¿Está bajando el gasto? Sí. ¿Está subiendo las tarifas? Completamente. ¿Salió del cepo? No. ¿Está pagando la deuda? Sí. ¿El déficit está bajando? Antes de la sequía, sí. ¿La brecha está bajando? Antes de la sequía, sí. La inflación está acelerando, la actividad está cayendo y el salario real, también.”

¿Massa podría seguir con un plan así con el apoyo del peronismo y sobre todo, como dijo el ejecutivo, “con el kirchnerismo domesticado”?

El informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso que muestra cómo maneja el gasto público el Palacio de Hacienda no deja dudas. Entre enero y mayo se registraron ajustes en términos reales de hasta el 14% en la Asignación Universal por Hijo. Imagínense el resto de los ítems como subsidios o transferencias a provincias. ¿Alguien escuchó un Cuervo Larroque decir algo? Es más, en televisión el gobernador Axel Kicillof afirmó que “Massa es la opción para que no vuelvan los que vienen a ajustar”. En fin.

Nadie resumió como el propio Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), el enamoramiento de buena parte del círculo rojo con la candidatura de Massa. Al recibirlo en la convención donde solían departir Néstor y Cristina Kirchner, Julio de Vido y José López en los tiempos dorados del kirchnerismo, señaló: “Massa es una persona que interpreta lo que es el desarrollo privado, la inversión privada, la vinculación con el mundo; sabe lo que hay que hacer y es una persona con la que el sector privado puede dialogar”. 

Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco)

En términos generales, el establishment y Massa se necesitan mutuamente. Los popes de las corporaciones piden hace rato un mix de reformas y mejores condiciones financieras pero sin poner en riesgo tampoco el status quo de privilegios y protección estatal según el caso. Y el ministro-candidato apuesta al capital privado para explotar al mango toda industria que le permita generar dólares y empleo, ahora que se olfatea un ciclo favorable para los recursos naturales del país.

"El establishment y Massa se necesitan mutuamente: los popes de las corporaciones piden hace rato un mix de reformas y mejores condiciones financieras pero sin poner en riesgo tampoco el status quo de privilegios y protección estatal según el caso"

Pareciera estar ahí a la vuelta de la esquina un nuevo ventarrón externo de prosperidad y para agarrarlo se impone garantizar cierto orden social y macroeconómico. 

Massa se ofrece como el puente ideal, esa prenda de diálogo, tanto cuando eso signifique consensos entre gremios, empresas y gobierno como cuando se refiera al tongo que fluye en ese gris entre el Estado y los negocios, donde además puede haber amigos

El mundo de los arreglos y porcentajes ha sido también un lubricante de estos 40 años de democracia, tal vez el secreto último por el que la grieta no pasa a mayores y también una inercia que debe ser tenida en cuenta en cualquier intento de estabilización. Una Moncloa en las sombras que puede parear en contra y que tal vez Massa se ofrece a hacerla jugar a favor, quién sabe.

Claro que abrazar a Massa no deja de ser una apuesta de riesgo para el establishment, quizás una fantasía voluntarista

Por más entusiasmo que genere su cintura política, será el candidato de un gobierno con más de 120% de inflación. Pensar que puede tener chances de ganar una elección es ridículo, si no fuera por la magia de las expectativas que consigue el ministro gracias a un amplio apoyo de los medios de comunicación. 

Sobre todo cuando no tiene reservas en el Banco Central y el FMI le pide encarecer el dólar, aunque más no sea con impuestos, antes de darle más dinero. Cualquier retoque en el tipo de cambio oficial, aún si no lo llamaran devaluación, terminaría en los precios, y lo pagaría con menos apoyo de los votantes, por más que lo banquen los empresarios. 

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