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Columnistas

El negocio de las apuestas cada vez más metido en el fútbol

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La despedida de Juan Román Riquelme dejó varias postales el domingo pasado. El amor del hincha de Boca para con el vicepresidente, la presencia de varias figuras como Manteca Martinez o Carlos Bianchi y otro baño popular para Lionel Messi, que el día anterior había estado en el homenaje a Maxi Rodriguez en Rosario. Sin embargo, otro de los datos fuertes es que Boca presentó el nuevo sponsor de la camiseta: la casa de apuestas sueca Betsson, una más que llega a los clubes argentinos, y que está asociada en otros proyectos en el país a un hombre de Daniel Angelici.

A nivel nacional no existe una ley federal que regule el juego ya que son las provincias quienes tienen esa potestad, como pasa con la educación o la minería, por citar otros casos. Desde 2018 muchos distritos fueron permitiendo la llegada de las apuestas online que hasta entonces habían tenido distintos frenos. Julio Grondona había intentado desde 2006 hasta su muerte lograr la creación de algo que se llamaba Prode bancado y no era otra cuestión que la chance de jugarse por quien ganaría los partidos de manera virtual. Hasta la catarata de autorizaciones que cayeron desde hace cuatro años solo dos distritos lo permitían: Misiones y Tucumán, y ambas tenían sus patas en el fútbol.

En 2006 la austríaca Bwin sponsoreó la camiseta de Boca en una gira por Europa, pero luego el acuerdo se cayó. La empresa, que supo estar en las camisetas de Real Madrid o Milan, consiguió una licencia en Posadas, pero terminó con un recurso en la Corte Suprema cuando no la dejaron continuar. En Tucumán existe un caso embrionario que es el de Palpitos, pero que solo podía funcionar a nivel provincial. Su titular es Roberto Sagra, ex presidente de San Martín de Tucumán, y quien demandó a AFA en 2020 cuando suspendieron los descensos y cambiaron las reglas para los ascensos cuando el Ciruja lideraba una de las zonas del Torneo Nacional. Su reclamo llegó hasta el Tribunal de Arbitraje Deportivo en Suiza, pero lo perdió. También gente cercana a él denunciaron en la Inspección General de Justicia la reelección de Chiqui Tapia y si bien parecía que podían darlo vuelta finalmente tampoco prosperó.

Sagra es amigo de Angelici, a quien conoció jugando al poker en Buenos Aires en veladas que organizaba otro amigo en común: Gerardo Sofovich. Ahí también estaba Daniel Mautone, dueño del Casino Victoria en Entre Ríos, donde está asociado con Betsson, el nuevo sponsor de Boca. Junto con los suecos tienen también una de las ocho licencias para juego online que otorgó Córdoba en 2021 y si bien con el Tano tienen negocios en común en otros bingos y casinos, no participa de nada con los europeos. También tiene un acuerdo con Racing, pero sin presencia en las casacas.

El Xeneize es el sexto equipo de Primera que lleva en su camiseta a una casa de apuestas. El primero fue River que cerró en agosto de 2021 con la española Codere, primero para las mangas de la camiseta y luego para el frente desde 2022. En paralelo con los millonarios Velez y Estudiantes anunciaron sus acuerdos con Bplay, una de las primeras en operar en CABA y Buenos Aires, perteneciente a Boldt de la familia Tabanelli junto a 888 Holdings, que también firmó acuerdos con la Liga Profesional de Fútbol. Opera en Santa Fé, Caba, Buenos Aires, Mendoza y Entre Ríos.

El año pasado CityCenter online comenzó a aparecer en Rosario Central y Newells. La plataforma del casino homónimo de Rosario, que supo ser de Cristobal Lopez, pero cuyo porcentaje transfirió en 2016 a Ricardo Benedicto, es una de las licencias que otorgó el gobierno de Omar Perotti. También aparecen en la camiseta de Central Córdoba, el otro club rosarino, que juega en la Primera C.

El caso más fuerte de auspicio es el de la AFA que el año pasado firmó un contrato con Bet Warrior por cuatro años. Sus dueños son BinBaires e Intralot, de Federico de Achával y Benedicto por Hipódromo de Palermo y el Casino de Buenos Aires respectivamente. De acuerdo a un estudio hecho por Facebook, Argentina fue el país de la región que más creció en 2022 producto de la relación entre población y usuarios de las aplicaciones, y el Mundial, obviamente. De hecho la ONG británica GambleAware encargó un estudio antes de Qatar donde alertaba sobre el aumento de apuestas que se iba a producir debido a la ansiedad que generarían los partidos.

En el informe de Facebook también se descubrió que el 84% de los consultados reconocieron que en las plataformas no se les realizó ninguna advertencia sobre lo nocivo que puede ser jugar, como sí pasa en otros países. Si bien en las webs hay banners que avisan sobre lo perjudicial que puede ser el juego, se los juzga insuficientes. La ludopatía es un fenómeno que crece y que por ejemplo empujó al gobierno bonaerense a retirar los cajeros de bingos y casinos de la provincia en 2007 porque alentaba la adicción. De hecho la Defensoría del Pueblo provincial estimó el año pasado que 7 de cada 100 personas sufren de este flagelo. El temor que surge con estas plataformas es la facilidad para acceder a ellas a través de computadora y celular, que se pueda pagar con tarjeta o billeteras virtuales y sobre todo porque apuntas a jugadores jóvenes.

En Reino Unido la Gambling Comission reforzó los requisitos que deben cumplir las plataformas en función de cuidar a los apostadores. Cada aplicación debe, por ejemplo, señalar los indicadores de daño y tomar medidas de manera oportuna, implementar procesos automatizados para indicadores fuertes de daño o evitar la comercialización y la aceptación de nuevos bonos para clientes en riesgo. Si bien los índices de ludopatía eran bajos, 0,6% en 2020, con estas medidas lo bajaron al 0,3%. Se estima que las apuestas deportivas comenzaron a fines del siglo XVIII en ese país con carreras de galgos y caballos, pero que actualmente maneja un abanico de posibilidades enorme. Un caso paradigmático fue el del padre del golfista norirlandés Rory McIlroy, que en 2004 apostó con tres amigos 450 euros a que su hijo iba a ganar el Abierto Británico antes de los 26 años. El 20 de julio de 2014 cuando Rory tenía 25 años, 2 meses y dos semanas, ganó el título en el Royal Liverpool Golf Club de Wirral y embolsó 1,2 millones de euros. Su padre, gracias a la apuesta hecha diez años atrás, se quedó la módica suma de 220.000 billetes de la misma moneda.

A diferencia del histórico Prode donde se elegía entre si local, empate o visitante, acá se puede apostar por quien hace la primera falta, ejecuta primero un corner o hace el último gol. Y además es extensivo a otros deportes como el automovilismo, básquet, ciclismo o tenis. La Federación Internacional de Tenis tiene su Unidad de Integridad del Tenis que recepciona denuncias de jugadores tentados en arreglar partidos, que están obligados a hacerlo porque si se detecta que fueron contactados, pero no lo comunicaron, así se hayan negado, se exponen a sanciones. Estas redes suelen buscar tenistas de bajo ranking y torneos de poca exposición para direccionar apuestas que les permita ganar mucho dinero. Se trata de deportistas que por un arreglo como estos pueden recibir mucho más que lo que ganan en los circuitos más terrenales. Hay dos casos paradigmáticos entre los argentinos: Nicolas Kicker que fue suspendido por tres años en 2018 por arreglo y Marco Trungelliti que le contó al diario La Nación un año después que le habían ofrecido un buen dinero para dejarse ganar y lo rechazó. Muchos de sus compañeros lo acusaron de buchón y tampoco es que recibió un apoyo fuerte de las entidades que gobiernan el tenis. Fue más la prensa y algunos ex jugadores, como John McEnroe, que lo respaldaron con mayor contundencia.

El combo que genera el crecimiento de las apuestas con el andar deficitario del VAR, arman un combo por el que hay que estar alerta. También ya hubo clubes del ascenso que detectaron que sus futbolistas entregaron partidos a pedido de redes de apuestas y los echaron. Si bien es un negocio legal, que existe y va a seguir creciendo, el desafío de la dirigencia política y deportiva es tener controles estrictos que eviten sumar un problema más al fútbol argentino.