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Columnistas

Soccer es el nuevo Football: EEUU y el imparable fanatismo por la redonda

“La historia y la pasión nos van a dar la posibilidad de ser sede”. Así fue como Claudio Tapia reclamó el martes que el Mundial de 2030 sea para el poker de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. El año que viene en el Congreso de la FIFA se va a decidir la sede el torneo del centenario. Será el que suceda a México, Canadá y Estados Unidos, país que, además, se garantizó la Copa América de 2024, la que Lionel Messi podría jugar como vigente campeón continental y mundial. Pero los estadounidenses encaran una tercera oleada histórica en donde parecen querer disputarle el trono de destino emergente a Qatar, Emiratos Árabes y Arabia Saudita, también a golpe de una chequera poderosa.

En 1968 la creación de la North American Soccer League dio inició al profesionalismo del fútbol en el país del norte. Su primer impacto fue el triunfo contra Inglaterra en el Mundial de 1950, pero tardaron casi veinte años en darle un marco más formal al compendió de ligas amateurs y regionales que tenían. A lo largo de más de quince años el torneo recibió figuras en el ocaso de sus carreras como Johan Cruyff, George Best, Franz Beckenbauer y Pelé que fue quien les dio un giro global, pero en 1985 decidieron bajar la persiana.

La mano de Diego

La segunda etapa empezó en paralelo cuando el gobierno de Ronald Reagan motorizó la candidatura para el Mundial de 1994 que obtuvo seis años antes tras derrotar a Marruecos y Brasil. Incluso Reagan quiso contratar a Diego Maradona para difundir el fútbol en su país. En una entrevista con la revista Gente en 1988, el Diez confirmó que le habían ofrecido 100 millones de dólares, pero que debía adoptar el pasaporte yanqui. "La nacionalidad es un sentimiento y los sentimientos no tienen precio". A mediados de los ´90 iba a comenzar la Major League Soccer y en 1999 recibiría su primer Mundial femenino donde serían campeonas. La semilla ya crecía con más fuerza.

La fase final comenzó en 2015 con el FIFA Gate luego de que en 2010 Rusia y Qatar se quedaran con las copas de 2018 y 2022. Los qataríes derrotaron a los estadounidenses que llevaron a Bill Clinton como lobbysta en jefe, que pidió sangre tras la derrota. Las detenciones de dirigentes latinoamericanos por corruptos, las suspensiones a Joseph Blatter y Michel Platini, sumado a los cambios de cúpula en Suiza configuraron un escenario que los americanos vieron como fértil. A modo de compensación se quedaron junto a México y Canadá con la próxima copa del Mundo, aunque de las dieciséis plazas donde se jugará, once son yanquis. El fútbol cala cada vez más profundo en un país que tiene una inmigración fuerte de latinos desde hace años, que ha fortalecido su torneo y que incluso ha logrado que las franquicias sean un objeto de deseo para ricos y famosos.

Alentándolo a Lionel

Cuando Barcelona decidió no renovar el contrato de Lionel Messi mucho se habló la posibilidad de que fuera al Inter de Miami, propiedad del inglés David Beckham, donde entonces jugaba Gonzalo Higuaín, que se retiró el año pasado. También se dijo que si firmaba con el Manchester City, lo haría por cinco años para jugar tres en Inglaterra y los últimos dos en el New York City FC, propiedad del Grupo City y los New York Yankees. En los últimos años, comprar acciones de las distintas franquicias se ha convertido en un negocio atractivo y por eso figuras como Magic Johnson, Will Ferrel, Reese Whiterspoon o Matthew McConaughey han invertido en ellas. Incluso Ryan Reynolds compró el Wrexham de la quinta división inglesa y lo documentaron en un documental que se ve en Star+. También compraron muchos deportistas como James Harden, Kevin Durant, Steve Nash o Patrick Mahomes, mariscal de campo de los Kansas City Chiefs que el domingo buscará ganar su segundo Super Bowl. Este año se sumó Saint Louis City, el equipo número 29, y el año que viene podría haber uno más.

Un torneo cerrado, sin descensos, con un flujo de dinero fuerte, que apuesta al desarrollo, se convierte cada vez más en una opción intermedia antes que Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita o China. No tiene el nivel de los torneos europeos, pero sí ofrece condiciones de trabajo y de vida más atractivas que sus rivales asiáticos. Además hay que tomar en cuenta que es un deporte cada vez más popular en el país, donde el seleccionado femenino es el vigente bicampeón mundial y que este año defenderá la corona en Australia y Nueva Zelanda. El equipo masculino fue eliminado en octavos de final de Qatar 2022 contra Países Bajos, pero dio una imagen de solidez, ambición y futuro. Diecisiete de los veintiséis futbolistas juegan fuera del país, principalmente en la cinco ligas más fuertes de Europa y fueron el segundo equipo más joven del torneo. El tridente de volantes formado por el capitán Tylar Adams, Yunus Musah y Weston McKennie, fue de lo mejor que se vio hace dos meses.

Los sponsors

Al igual que los grandes pulpos del fútbol mundial, los capitales americanos fluyen generosamente. De los siete sponsors principales que tiene FIFA hay uno alemán, otro chino, un coreano, dos qataríes y dos norteamericanos: Coca Cola y Visa, históricos apoyos en Suiza. También pisan fuerte en la Premier League donde de los nueve auspiciantes hay cinco que pagan sus servicios en dólares y diez de los veinte equipos tienen dueños o accionistas estadounidenses. Arsenal, Liverpool, Manchester United son propiedad norteamericana en un 100%, mientras que la empresa de inversiones Silver Lake de Silicon Valley tiene el 18% del Manchester City, hoy investigado por incumplir normas económicas. La última joya que se sumó fue el Chelsea que el año pasado fue comprado por un grupo liderado por Todd Boehly, dueño de Los Angeles Dodgers de la MLB de baseball, que se lo quedó cuando el gobierno británico obligó al ruso Roman Abramovich a vender el club. Amigo de Vladimir Putin, fue uno de los oligarcas que se enriqueció con la caída de la Unión Soviética y fue presionado a liberar activos luego de la invasión rusa a Ucrania.

Pero no solo de soccer viven porque en 2028 recibirán los Juegos Olímpicos de verano en Los Angeles, mientras que entre 2031 y 2033 serán sede de los mundiales de rugby masculino y femenino, otro deporte que viene creciendo. Pero el norte está puesto en la Copa América 2024, confirmada hace dos semanas, que podría funcionar como la despedida de Lionel Messi del seleccionado, ya que avisó que ve el torneo de 2026 como algo lejano. Mientras tanto el Tío Sam le grito al mundo que no es footbal, es soccer.