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Columnistas

Las andanzas de Alejandro Burzaco, el gran arrepentido

En Estados Unidos hay un concepto que es el summum del emprendedurismo: el self-made man, el hombre que se hizo a sí mismo como ejemplo del empresario que logró inventarse. El caso más paradigmático es el de John D. Rockefeller, patriarca de la familia que creció gracias al petróleo. Hay una leyenda sobre un periodista que le preguntó por el origen de su fortuna y él respondió con otra: “¿Ve ese/a (el elemento señalado difiere según quien lo cuente)”. Cuando el periodista asintió, él respondió: “bueno, yo lo vi primero”. Algo parecido le sucedió a Alejandro Burzaco que vio antes que nadie que para no pasar una vida entre rejas tenía que hablar primero.

La semana pasada, tras ocho años, la justicia estadounidense en el marco de la causa por el FIFA Gate lo dejó en libertad por un argumento llamado “time served”, algo así como tiempo cumplido, pero no lo declararon inocente. Durante todo este tiempo estuvo bajo un régimen de libertad condicional, primero con tobillera, luego con radios de movimiento que se fueron ampliando, pero siempre dentro de Nueva York. Una de las consecuencias de esta sentencia es que recuperó su pasaporte y podrá moverse. Burzaco se convirtió en el gran arrepentido de la causa que cambió a la dirigencia del fútbol y para ello tuvo que hablar. Y mucho.

Si te dicen que caí

El 27 de mayo de 2015 Zurich amaneció soleada y con un clima templado. Dos días después se iban a realizar las elecciones presidenciales de FIFA donde Joseph Blatter buscaba una nueva reelección y además iban a homenajear a Julio Grondona, fallecido un año antes. Pero el FBI y la policía suiza tenían otra idea. Entraron al hotel Baur Au Lac y esposaron a casi todos los dirigentes latinoamericanos de peso. Burzaco, que desayunaba en ese hotel aunque dormía en otro, recibió un mensaje de un amigo con el link de la nota del New York Times que advertía de las detenciones. Detectó los movimientos, intuyó que podía caer y desapareció. Cruzó a Italia escondido a bordo del auto que históricamente se asignaba a Grondona, manejado por Marcel, el chofer que utilizaba Grondona y acompañado por Genaro Aversa, el yerno de Grondona, como bien lo relata Facundo Pastor en su libro “El gran arrepentido de la mafia del fútbol”, su libro sobre Burzaco.

El otrora dueño de la empresa Torneos llamó a su abogado Mariano Mendilaharzu que estaba de vacaciones en Jordania con su esposa e inmediatamente se fue a Europa. Durante diez días nadie supo nada del empresario. Necesitaban que un juez italiano habilitara la extradición a Nueva York para no quedar preso en el viejo continente. Para eso contrataron a Roberto Pisano, abogado que supo defender a Silvio Berlusconi. Hicieron un poco de forum shopping y encontraron en Bolzano, un pueblo alpino del norte, a un magistrado que puso la firma. El 9 de junio, dos semanas después, se presentó a la delegación policial del pueblo, se entregó y empezó la negociación con el FBI. Al llegar lo detuvieron, pagó una fianza de 20 millones de dólares, le pusieron una tobillera para que no se moviera a más de un radio de 50 kilómetros y comenzó a hablar. El primer impacto se vio el 3 de diciembre de ese año cuando se dio la segunda tanda de detenciones, el mismo día que se produjo el 38-38 por la presidencia de la AFA.

En una causa que tiene, entre vivos y muertos, alrededor de 41 personas investigadas, la primera sentencia llegó rápido en diciembre de 2017. El paraguayo Juan Angel Napout, ex presidente de Conmebol, y José María Marin, quien comandaba la Confederación Brasileña de Fútbol, recibieron una pena de nueve y siete años respectivamente por, entre otras acusaciones, crimen organizado y fraude electrónico relacionado con la Copa América y la Copa Libertadores. Los dos terminaron presos en Estados Unidos, aunque Marin fue liberado en plena pandemia por una cuestión sanitaria debido a su edad. Actualmente tiene 91 años. Mientras tanto, el tercer acusado de ese juicio, el peruano Manuel Burga, fue declarado no culpable. La FIFA lo suspendió de por vida, pero en 2022 el TAS revirtió la sanción y la multa por un millón de dólares. Las audiencias en donde declaró el empresario fueron espesas y hasta de habló de amenazas de Burga hacía él, cosa que finalmente no sucedió.

Lo que dijo

Entre los hechos que fue relatando quedó claro el esquema de sobornos que pagó DATISA, la empresa formada por Torneos, Full Play, de Hugo y Mariano Jinkis, también procesados, y la brasilera Traffic de José Hawilla. Un total de 110 millones de dólares se destinaron a sobornos para quedarse con los derechos televisivos de las Copas América de 2015, 2016, 2019 y 2023 (torneo que se pasó a 2020 y luego a 2021 por la pandemia). Los Jinkis siguen siendo investigados, pero lograron en 2016 que el entones juez Claudio Bonadio rechazara el pedido de extradición a Nueva York. Hawilla murió en 2018, pero antes había acordado devolverle a la justicia y al fisco norteamericano 151 millones de dólares.

El origen de la investigación estuvo, supuestamente, en la sed de venganza de Bill Clinton. Llevado como lobbysta en jefe de la candidatura americana para el Mundial 2022 vio como Qatar se los sacaba de las manos y pidió sangre. La punta de donde arrancaron fue Chuck Blazer, el dirigente estadounidense de la FIFA, que no había presentado su declaración de impuestos en años y exhibía en redes sociales una vida que no se condecía con sus ingresos. El FBI canjeó reducción de penas por convertirlo en topo y él accedió a ser el primer delator antes que Burzaco. Murió en 2017.

Quien anunció las detenciones fue la fiscal Loretta Lynch que había sido designada fiscal general de Estados Unidos por Barack Obama, un mes antes de las detenciones, pero quien lleva todavía el peso de la acusación es Pamela Chen, la jueza del distrito Este de Nueva York. Desde la defensa del empresario argentino, uno de los siete involucrados en la causa, estimaron que su juicio iba a realizarse en 2019, pero Chen fue postergandolo a medida que le iba requiriendo más información. El año pasado Reynaldo Vazquez, ex presidente de la federación salvadoreña, recibió una pena de 16 meses de prisión, cuando los fiscales habían pedido de 24 a 30 meses.

Terceras partes

En enero de este año empezó la tercera parte del juicio donde hay muchos implicados, pero varios “colaboradores” como Burzaco, se entregaron y podrían recibir menos sanción. Se destacan el colombiano Luis Bedoya, el venezolano Rafael Esquivel, el caimanés Jeffrey Webb o el chileno Sergio Jadue, el mismo que personifica Andrés Parra en la serie “El Presidente” de Amazon Prime Video. La misma en donde aparece la figura de Grondona, que se salvó de aparecer en la causa porque la justicia norteamericana no permite acusar a personas muertas. En el expediente se habla del Co-Conspirador N°1, “una persona con cargo en la federación argentina, Conmebol y FIFA”. Solo había una persona así. Don Julio. En “FIFA Incovered”, el documental que estrenó Netflix en 2022 se cuenta el caso al detalle con el testimonio estrella de Blatter, que jura que no sabía nada.

Si bien en paralelo la justicia suiza continúa con otra causa por las coimas que habrían pagado Rusia y Qatar por los mundiales de 2018 y 2022, este proceso, que reconfiguró el mapa dirigencial en el fútbol continúa. Burzaco puede ser llamado en cualquier momento para seguir testificando, pero ya no como acusado. Se desconoce si volverá a meterse en el negocio de los medios de comunicación o qué pasará con el dinero de su fianza, pero desde su entorno afirman que lo único asegurado es que no volverá a Argentina. Dejó demasiados heridos.