Me encanta la entraña. A mí me gusta jugosa la carne. En el mundo de la gastronomía, a menudo encontramos combinaciones inesperadas que sorprenden y deleitan a nuestros paladares. En esta ocasión, queremos destacar una pareja culinaria poco convencional pero absolutamente deliciosa: la entraña a la plancha con remolacha hervida.
La entraña, un corte de carne jugoso y lleno de sabor y se presta maravillosamente a la cocción a la plancha. Su textura tierna y su sabor intenso se realzan con un simple toque de sal y pimienta, creando un plato principal que deja una impresión duradera.
Pero la verdadera estrella de este plato es la remolacha hervida. La remolacha, con su dulzura terrosa y su vibrante color, aporta un contraste sorprendente pero armonioso a la intensidad de la entraña. Al hervirla, se vuelve suave y delicada, con una textura que se deshace en la boca, complementando a la perfección la firmeza de la carne.
Para 2 personas, con una entraña y media está bien. Si comen mucho, comprá dos. La remolacha la tenés que hervir unos 40 minutos, luego les sacás la cáscara y la cortás en rodajas de grosor mediano y las condimentás a tu gusto. Van colocadas en el plato, no en una ensaladera. Con una remolacha grande para cada uno, está bien.
Tip: plancha caliente, si es pesada en mucho mejor, porque el calor se distribuye igual en todos lados. Colocás la entraña de un lado, la dejás tres o cuatro minutos, la das vuelta y le colocás sal gruesa y, si querés romero y pimienta. Yo la como solo con sal. Cuando empieza a salir jugo rojo, está lista, así es jugosa. La cocción la elegís vos, más o menos tiempo.
Lavás las hojas de la remolacha, la secás y les ponés un poco de aceite de oliva y sal. Simple y rápido.
