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Columnistas

De Pelé a Iniesta: historias de sueños rotos en el fútbol argentino

Iniesta

"A Iniesta le dije que se pegue una vuelta por Sudamérica y venga a jugar con nosotros para que conozca el fútbol argentino. Quedamos en seguir hablando, pero sé que es muy difícil". Gabriel Milito expuso esto sobre la chance de que Andrés Iniesta sea refuerzo de Argentinos Juniors.

Hace unos días, el español confirmó su salida del Vissel Kobe de Japón y aunque su futuro es una incógnita, lo cierto es que quiere seguir en actividad. Medios catalanes aseguran que el destino del volante podría ser el Inter Miami y así reunirse con Lionel Messi, a quien se le implora que juegue en el torneo local aunque sea seis meses. Ambos son parte de una lista bastante larga de super estrellas que sonaron con venir a Argentina y que se cayeron, pero alimentaron el sueño de miles de hinchas.

El primer bombazo pudo ser Pelé ya que, en 1967, cuando tenía 26 años, dos mundiales, dos Libertadores y dos Intercontinentales ganadas, durante una gira dio una entrevista a la revista River en Mar del Plata: "De irme a alguna parte quisiera jugar en River. Cuando entré al estadio quedé asombrado. Yo creía que lo más grande y espectacular era el Maracaná. Pero cuando empecé a recorrerlo dije: 'Si alguna vez dejo Brasil, vengo a este club'”.

En 1981, en otro reportaje, O Rei reconoció que su primera simpatía con un equipo argentino fue Racing, ya que los colores coincidían con el nombre de su mamá, Celeste. En 1961 La Academia y Santos jugaron un amistoso en la cancha de Huracán que fue catalogado como el partido del siglo; ganó el Peixe 4-2 con un gol de Pelé de tijera que sentenció el partido. Boca fue el equipo argentino contra el que más jugó: definieron la Libertadores de 1963, hizo un gol en la Bombonera y también habló con muchos elogios. 

Iniesta
Milito e Iniesta, grandes amigos. Ambos se conocen desde el Barcelona.

Distinto fue el caso de George Best, el quinto beatle, amo y señor del fútbol británico entre los años 60 y 70. En 1975 llevaba un año sin jugar tras once temporadas en Manchester United, donde ganó el Balón de Oro en 1968. El Gráfico, que marcaba la agenda del fútbol argentino como nadie, llegó a postular que “ahora quiere volver a jugar. Un empresario le ofreció a River, el club que eligió para su retorno”. No pasó de una cortina de humo.

Entre los 1975 y 1984, Best jugó en diez equipos distintos en Inglaterra, Irlanda, Escocia, Estados Unidos y hasta Australia, para cerrar con un solo partido con el Tobemore United de su Irlanda del Norte natal a los 38 años. 

En 2005 una tapa del diario Olé sacudió la modorra del fútbol argentino. “Guardiola con River” titulaba, con una foto de Pep sosteniendo el trofeo de liga con la camiseta de Barcelona. Cuatro años antes había dejado Catalunya para un peregrinar que lo llevó a Brescia y Roma en el calcio italiano y Al-Ahli en Qatar, donde fue rival de Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia.

En julio de ese año José María Aguilar, entonces presidente millonario, declaró que era cierto que le habían ofrecido a Guardiola y que se trataba “de un jugador de renombre mundial”. Incluso lo planteaban como una solución luego de la venta al Corinthinas de Javier Mascherano, que luego sería dirigido suyo en el Barsa. El representante de Pep, José María Orobitg, confirmó que las negociaciones tenían fuerza y podían concretarse cuando aseguró que "le interesa la oferta del River Plate. A Pep le gusta el buen fútbol y en Argentina lo tiene asegurado, y más en un club de la tradición del River. El asunto económico es secundario, porque tiene ofertas más elevadas".

Finalmente se decantó por el fútbol mexicano en el Dorados de Culiacán donde dirigía su amigo Juanma Lillo, hoy uno de sus asistentes de Manchester City.

Lothar Matthaus es un nombre que genera ambivalencia en el fútbol argentino. Por un lado, fue el capitán de Alemania en el Mundial de 1990 donde los europeos le ganaron al seleccionado de Carlos Bilardo en Roma. Por el otro, desde el año pasado es una suerte de ídolo pagano por haber donado al museo Legends de Madrid, que dirige el argentino Marcelo Ordas, la camiseta con la que Diego Maradona jugó la final de México 1986, donde lo marcó a sol y sombra.

En el medio estuvo a punto de ser entrenador de Racing en 2009 luego de la salida de Ricardo Caruso Lombardi y el interinato de Juan Barbas. Matthaus estaba sin trabajo tras haber dejado el Maccabi Netanya de Israel y la dirigencia que comandaba Rodolfo Molina casi lo cierra.

Le habían ofrecido alrededor de 900 mil dólares por un año, que era lo que pedían Miguel Angel Russo y José Pekerman. La visibilidad que podía darle el alemán era enorme a un club que había recuperado la democracia en 2008 luego de los nueve años de gerenciamiento. Había pedido un auto blindado y una habitación en un hotel cinco estrellas, pero luego comenzó a agregar requerimientos y el club se cansó.

"Teníamos todo acordado, pero en las últimas horas comenzó a exigir distintas cosas, como garantías bancarias y condiciones para su vida privada y la de su familia. Queríamos seguir negociando, pero todo se estaba dilatando. Fue poco profesional", sentenció Molina. Racing terminó contratando a Claudio Vivas, que solo duró tres meses y medio en el cargo.

En 1993 la llegada de Maradona a Newells revolucionó Rosario. Dos años después otro número diez talentoso se puso la camiseta de la Lepra, Carlos Valderrama. "Es un equipo donde se forman jugadores, hay un técnico que me conoce y tuve el interés de la junta directiva. Lo acepté porque creo que va a ser un gran equipo y me adaptaré rápidamente", fueron sus primeras palabras, el 4 de febrero de 1995, cuando lo presentaron y hasta se puso la camiseta.

El presidente era el inefable Eduardo López, que había asumido un año atrás, pero ya desde el principio comenzó a dejar muestras de lo que sería su gestión. El Pibe venía de jugar en Junior, que perdió en semifinales de la Copa Libertadores con el Vélez de Carlos Bianchi, y quería jugar en el país.

Antes de salir de Barranquilla habían llegado a un acuerdo y al llegar le darían un adelanto del contrato como se estilaba. En la primera cena no solo no le dieron el dinero, sino que le avisaron que no lo tenían porque debían cobrar la venta de Norberto Scoponi para pagarle. “Entonces pensé: ‘Si el primer día es malo, todo va a ser malo’. Me regresé y me quedó pendiente jugar en el fútbol argentino”. Volvió a Junior, jugó un año y después inició la etapa final de su carrera con seis años en la incipiente MLS, donde colgó los botines en 2002.

Uno de los capítulos más frondosos de los pases caídos es el de los campeones del mundo. En 2004 Rivaldo, titular en la final de Corea y Japón, negoció con Racing para jugar en Avellaneda. "No queremos crear falsas expectativas. Recibiríamos a semejante jugador si lo trae una empresa", reconoció el entonces gerenciador, Fernando Marín, aclarando que Petrobras, sponsor de club, aportaría los fondos, según sostenía Alejandro Mancuso, a cargo de la negociación.

"Me encantaría jugar en la Argentina, el fútbol latino es mi tipo de juego. Boca Juniors y River Plate son dos grandes clubes. No he hablado con Trezeguet, cuando lo haga lo diré. Si me llama para convencerme, ¿por qué no?”, confesó Alessandro Del Piero en 2012 al dejar la Juventus y antes de irse a jugar a Australia.

Ese año Gennaro Gattuso, gloria del Milan, casi firma con Boca pero “la mujer manda en casa. Mis chicos eran muy pequeños y no era la situación familiar para ir". Antes de la llegada de Esteban Andrada al arco xeneize, a mediados de 2018 sonó la posibilidad de que Gianluigi Buffon, que tenía 40 años, sea refuerzo.

El gran arquero había sido ex compañero de Carlos Tevez en Juventus, así que el club intentó por ese lado y hasta Guillermo Barros Schelotto, que dirigía al equipo, reconoció el tema: "Me dijo Angelici que lo habían llamado para preguntarle".

El único que sí terminó viniendo fue Daniel De Rossi, quien en su última temporada como profesional jugó sólo siete partidos en el club de La Ribera, un gol el día de su debut contra Almagro por Copa Argentina y fue parte del plantel campeón de la Superliga 2020. 

Al tiempo que Iniesta está cerrando su futuro, los hinchas de Argentinos -y seguramente de todos los equipos- se entusiasman con ver al Cerebro paseando los resabios de talento que le queden por las canchas de Primera… Si eso no sucediera, se convertirá en una historia más de las tantas glorias que pudieron venir y sólo fueron un sueño.

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