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Columnistas

¿Por qué volvimos a parar?

8 de marzo

Con la bandera del orgullo colgada en la espalda, Mora, de 9 años, toma un helado en la Plaza de los dos Congresos junto a su mamá, Micaela, de 26. Es la segunda vez que arriban a ese lugar un 8 de marzo para participar de la movilización por el Paro Internacional Feminista. Mora es no binarie (no se identifica exclusivamente como niño o como niña), y esta es una de las tantas veces que la plaza la encontrará en esta fecha. Como muchxs otrxs mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries que se reúnen en ese espacio, le quedan aún varios años en los que volverá a reclamar por sus derechos y seguir conquistando otros.

“Este año vengo particularmente para defender los derechos de las infancias. Soy docente, día a día vivo la vulneración de los derechos de lxs pequeñxs, más que nada de las niñas: en ellas recaen siempre las tareas de cuidado. Estoy en un sector vulnerable y me pasó justo ayer que una de mis nenas me decía que le hubiera gustado estar acá pero su mamá trabaja un montón, que ella se hace cargo de sus hermanitos, entonces me pega particularmente desde ese lugar así que me parecía importante hacer acto de presencia acá. Por otra parte, mi hiji decidió no establecerse ni como nena ni como nene y me parece que está bueno empezar a hacerlo visible. Las infancias tienen voz así que es un poco el motivo por el que yo la invito a venir conmigo acá”.

En una marcha que, como en otras oportunidades, se dividió en dos: por un lado, los sectores de izquierda se movilizaron a la Plaza de Mayo y, por otro, la convocatoria de Ni Una Menos se dirigió hacia el Congreso. Las demandas fueron múltiples y las calles se llenaron de consignas en banderas y carteles. Con el ajuste y la justicia patriarcal como eje, los principales reclamos consensuados en el documento oficial leído en el cierre de la movilización, incluyeron también el pedido por el fin de la violencia política y la soberanía de los cuerpos y territorios.

Mientras la plaza se llena, Lucía, de San Martín, asegura que siente que esta vez será distinta: cree que va a haber más personas y espera que eso se incremente año a año. Pero, ¿qué motivó a las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries a salir a las calles esta vez? ¿Qué demandas siguen sin saldarse y qué otras nuevas aparecen? En un año electoral, ¿da lo mismo qué piensan los y las políticas sobre los feminismos?

La deuda es con lxs trabajadorxs

Si el contexto económico en Argentina es complejo, para las mujeres y disidencias la problemática se agudiza. No sólo por la brecha salarial de género del 24,5% sino también por lo que se conoce como la feminización de la pobreza: un fenómeno en el que estas identidades se ven particularmente afectadas a la hora de conseguir trabajo y percibir ingresos.

Las causas son múltiples pero las tareas de cuidado se llevan una gran parte de responsabilidad. Si el 70% de quienes las realizan son mujeres y disidencias, su inserción en el mercado laboral se dificulta. Quienes lo hacen, cargan con dobles o triples jornadas laborales. En este último caso, a los trabajos dentro y fuera de la casa se suman tareas socio-comunitarias que, hasta el momento, son reconocidas sólo de manera simbólica.

Alrededor de 10 millones de personas necesitan algún tipo de asistencia alimentaria y son los comedores comunitarios los que se encargan mayoritariamente de esa problemática. ¿Quiénes se encargan de esas ollas populares y de garantizar que en los barrios haya alimentos? Las mujeres y diversidades, una vez más. Y lo hacen gratis.

Ana María vive en la villa 31 de Retiro y fue a la marcha a pedir por el proyecto de Ley para el Salario de las Cocineras Comunitarias que presentó La Poderosa en el marco del #8M.  “Estamos acá peleando para que se apruebe la ley para las compañeras de todos los comedores de los barrios populares, para que sean reconocidas con un salario mínimo, que tengan jubilación y obra social, porque tenemos compañeras con más de 32 años trabajando y no son reconocidas. Si no sale ahora, va a ser el año que viene, pero vamos a seguir luchando por esto”, afirma en diálogo con Diario Con Vos.

Hace décadas, más de 70 mil cocineras alimentan a millones de personas en todo el país. Por eso uno de los ejes (el primero) de la movilización al Congreso fue el económico: “Con ajuste y sin justicia social no hay democracia”, señalaron el acto de cierre de la marcha, donde se incluyeron diversas demandas que fueron desde el pedido por un salario básico universal, la real implementación del cupo laboral travesti-trans, la recuperación y distribución de los ingresos para los sectores populares y la implementación de políticas nacionales integrales de cuidados, entre varios otros.

En esa línea Valentina, quien pertenece a la Secretaría de Mujeres, Géneros y Diversidades de Moreno y trabaja en el área de capacitación de la Ley Micaela aporta: “El nivel de convocatoria fue grande pero la participación fue poca dadas las tareas de cuidado, que hace que muchas de las trabajadoras no se puedan implicar en este día”.

La democracia será feminista

Reforma judicial transfeminista, justicia por Lucía Pérez y por todas las víctimas de femicidios (que, en el año 2022, fueron 249, según informes del Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven), real cumplimiento de la IVE e ILE en todo el país y aparición con vida de Tehuel, el joven trans desaparecido en marzo del 2021, son algunos de los reclamos que se reiteran hace tiempo y que en esta jornada también estuvieron presentes.

Pero en un año electoral y en medio de la polémica en torno a si debe cerrarse el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, aparecerán muchos otros en los meses venideros. ¿Qué lugar tendrán los feminismos en la agenda de quien gobierne los próximos cuatro años? ¿De qué manera defender los derechos ganados y conquistar otros?

A espaldas del Congreso, Milena, que se acercó a marchar con sus amigas, concluye: “Creo que la democracia y la toma de decisiones tiene que ser con nosotrxs. Nos hacemos escuchar en las calles, pero la política también tiene que hacerse eco de eso”.

Foto: Camila Godoy

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