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Cultura & Espectáculos

El reality inspirado en "El Juego del Calamar" que es furor en Netflix, contado por sus protagonistas

juego del calamar

El reality inspirado en la serie surcoreana que revolucionó los números de Netflix ya está disponible en la plataforma y es un éxito mundial. 456 personas de distintos países y con diferentes historias se embarcaron en “El Juego del Calamar: El Desafío” y se sometieron a pasar las mismas pruebas que los protagonistas de la serie con el sueño de ganar 4.56 millones de dólares (o solamente vivir la experiencia). Diario Con Vos habló en exclusiva con tres de sus jugadores y todos coinciden en algo: Fue tan increíble como intenso.

En el último tramo del 2021, “El Juego del Calamar” irrumpía en Netflix como un contenido distinto que haría historia dentro de la plataforma. Esta serie de acción y supervivencia venía desde Corea del Sur y, en ella, 456 participantes se enfrentarían entre ellos por un premio millonario, sin saber (al menos al principio) que solamente uno iba a sobrevivir para volverse millonario. Después del primer juego, todo quedó claro. No había otra opción: era ganar o morir.

Netflix venía buscando desde principios de la década del 2010 producciones realizadas fuera de Estados Unidos. Le había ido muy bien a "Stranger Things" y el equipo creativo quería contar historias distintas a las habituales. Al mismo tiempo, las producciones coreanas venían en ascenso. En 2020, “Parásitos” daba el batacazo en los premios Oscar y se consagraba como la mejor película del año. Esto llamó rápidamente la atención de occidente, que se empezó a dar cuenta de que del otro lado del mundo había contenido de calidad. Acá entra “El juego del Calamar”.

En 2018, un desanimado Hwang Dong-hyuk (guionista y director de la serie) llevó sin mucha expectativa su trabajo a las oficinas de Netflix recientemente abiertas en el continente asiático. Desde la plataforma dieron el OK y empezaron a producir la serie. Pandemia de COVID mediante, el resto es historia: para octubre de 2021 (el mismo año de su lanzamiento), “El juego del Calamar” ya había superado los 111 millones de espectadores en todo el mundo y se había convertido en la serie más vista de Netflix en 83 países.

Para sobrevivir, los participantes tienen que jugar, literalmente, a juegos infantiles: al que en Argentina conocemos como el “Cigarrillo 43” (Luz roja, luz verde), a las canicas, a tirar de la cuerda, entre otros. La clave es que acá el que pierde no paga la gaseosa, sino que directamente se muere. Solo un ganador va a quedar vivo (y millonario), poniendo a prueba el instinto de supervivencia más primitivo del ser humano.

Pocos años después del éxito y mientras esperamos la segunda temporada, Netflix decidió convocar a 456 personas reales que se atrevieran a pasar por las mismas pruebas para ganar la misma cantidad de dinero (aunque esta vez, sin perder la vida). “El juego del Calamar: El desafío” es la versión reality de esta historia y, como no podía ser de otra manera, está dentro de lo más visto de la plataforma.

“El Juego del Calamar: El desafío” desde la mirada de sus protagonistas

Paola Andrea Vazquez (la jugadora número 13) y Elliott Craig Burgess (jugador 429) hablaron en exclusiva con Diario Con Vos y contaron cómo fue vivir esa experiencia, el backstage, los juegos y el después.

Desde Puerto Rico, Paola es una de las pocas latinoamericanas que participaron del show. Entró con la esperanza de ganar el premio porque estaba atravesando una dura situación económica y necesitaba asegurarle un futuro a sus dos hijos. Además, quería cumplir otros sueños: viajar con su abuela y donar una parte a una fundación de su Puerto Rico natal, en la que rescatan perritos maltratados. “Estaba a punto de perder mi casa, me estaba quedando con 10 dólares luego de pagar todas mis deudas, entonces vi que había 4.56 millones en la línea y decidí aplicar con la esperanza de cambiar la vida de mi familia y la mía”, dijo.

Por otro lado, Elliott (del Reino Unido) eligió anotarse para vivir la experiencia de formar parte de una de sus series favoritas: “Creí que era una gran oportunidad para probar algo diferente, para ponerme a prueba de una forma en la que nunca antes lo había hecho. […] Después de todo, quería desafiarme a mí mismo, a mi fortaleza física y mental, para ver hasta dónde podía llegar”.

Cada juego del reality es tal cual la serie. Todo está pensado para poner a prueba y llevar al límite a los participantes. En ese sentido, los dos jugadores llegan a la misma conclusión: La producción hizo un muy buen trabajo y lograron que sea una experiencia tanto emocionante como desafiante. “Fue bien difícil y retante física y mentalmente”, cuenta Paola. Y agrega que ni sus dos cesáreas le parecieron tan difíciles. Además, considera que el peor juego de todos fue “Luz roja, luz verde”: “Me llevó a un límite físico y mental que nunca había experimentado, sin embargo, estoy súpercontenta porque me pude demostrar a mí misma de lo que soy capaz”.

Elliott también lo vivió como algo “increíble”. “Fue muy intenso, muy desafiante no solo físicamente, sino también mentalmente. Fue lo más importante que me pasó, desafió mi mentalidad y me hizo replantearme cuál era mi límite, porque fue tan inmersivo… Estábamos viviendo en el verdadero 'Juego del Calamar'”.

Los días en los dormitorios

Tal como vemos en la serie, los participantes del juego estaban aislados de todo, encerrados en un único gran dormitorio al que llegaban solamente los ganadores. Si bien todos querían volver ahí al final del día, la estadía no fue digna de un hotel 5 estrellas. Durante el tiempo que pasaron ahí no sabían qué hora era, qué juego venía después, cuándo los iban a llamar para alguna actividad o cuándo iban a comer de nuevo. En ese sentido, el jugador 429 admitió que “daba mucho miedo”. “Fue bastante aterrador, nos tenía bastante nerviosos todo el tiempo porque estábamos a la expectativa de qué iba a pasar”, amplió.

La jugadora 13 hizo especial foco en la comida (detalle no menor cuando pasas tantas horas encerrado con mucha gente). Para ella, eso fue lo peor de todo: no saber cuándo iban a volver a comer. “A mí me encanta comer y las raciones de comida eran mucho más pequeñas de lo que yo estoy acostumbrada, entonces siempre me quedaba con hambre y me daba mal humor”, contó. “La comida era bien poca, no tenía sal ni condimentos, sabía horrible, al punto de que una vez estaba desayunando una especie de avena, pero la avena más mala que he comido en mi vida. Cuando me la tragué, me dio tanta náusea que la vomité y como no había más comida me la volví a tragar”, recordó.

Un dato importante para quienes se preguntan si el reality está arreglado es que ningún jugador tenía demasiada data sobre el juego antes de empezar a grabar. “No tuvimos mucha información sobre el show. Por supuesto que la gente de producción fue muy informativa sobre la inmersividad de la experiencia, entonces nos podíamos dar una idea de qué esperar”, recordó Elliott.

Paola especificó que no tenían ni idea del orden de los juegos o si se iba a respetar tal cual la serie. “Hicieron un trabajo tan bueno que no nos enterábamos de nada. No sabíamos que hora era, porque estábamos adentro de un estudio, no sabíamos a qué hora íbamos a comer de nuevo, cuándo íbamos a tener retos.... estábamos completamente desorientados”, contó.

Denuncias a la producción por “daños físicos”

Después de que salieran los primeros episodios a fines de noviembre, la prensa británica trascendió que había dos participantes que querían denunciar a la producción porque sufrieron hipotermia durante el rodaje de “Luz roja, luz verde”. Al respecto, Paola reconoció que ese rodaje en particular fue uno de los más complicados, ya que las condiciones no eran las mejores. “Definitivamente, 'Luz roja, luz verde' no duró 5 minutos (como se muestra en el show), fueron varias horas (de rodaje) en un entorno superfrío. Fue un reto, definitivamente”.

Sin embargo, consultada por estos jugadores que denunciaron, la participante 13 aseguró que no tiene nada malo para decir contra la producción, ya que considera que se comportaron de manera correcta. Netflix nos brindó psicólogos, especialistas y un equipo de bienestar con el que podemos hablar en cualquier momento”, dijo. Y sumó: “Pienso que muchas de las alegaciones que están ocurriendo es porque hay muchos jugadores que están molestos, simplemente porque no llegaron a los dormitorios, que era lo que muchos de nosotros queríamos como mínimo”. Además, sostuvo que “hay personas haciendo falsas alegaciones” y que “si bien 'Luz roja, luz verde' no fue fácil, tampoco hubo lesiones graves”.

Por otro lado, Elliott contó que incluso antes de empezar a grabar tuvieron que hacerse distintos estudios “para asegurarse de que estábamos en condiciones de participar”. “Nos dijeron que iba a ser un desafío tanto físico como mental y de resolución de problemas”. Con respecto a “el después” del juego, sostuvo que tuvieron el apoyo de Netflix tanto en brindarles especialistas de la salud y psicólogos como hasta en el asesoramiento en cuanto al contenido de sus redes sociales. “La producción se portó muy bien y definitivamente esa fue una de las cosas que hizo que la experiencia sea tan buena”, reconoció.

Para cerrar, los dos hicieron balances muy distintos. Paola afirma que "volvería a entrar" pero que "haría muchas cosas distintas, como quizás haber tomado más comida", ya que "pienso que me hubiera ayudado mucho a tener más energía durante los juegos". Además, aseguró que "me hubiera colocado primera en (el juego) 'Dalgona'" para elegir la forma con la que jugaría su equipo. Por su parte, Elliott reconoció que disfrutó mucho de la experiencia, y que "se lo recomendaría a cualquiera que esté interesado en hacerlo" pero, en lo personal, "no lo volvería a hacer".