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Columnistas

Bernardo Houssay, primer Premio Nobel de ciencias latinoamericano y primer presidente del CONICET

houssay

Bernardo Houssay nació el diez de abril de 1887 en la Ciudad de Buenos Aires. Sus padres, dos inmigrantes franceses llamados Clara Laffont y Alberto Houssay, se instalaron en la capital en 1870 y tuvieron cuatro hijas mujeres y cuatro varones, siendo Bernardo uno de los del medio.

Desde muy chico mostró ser un adelantado. Tras saltarse varios años en la escuela primaria, obtuvo su bachillerato en el Colegio Nacional de Buenos Aires cuando tenía apenas trece. Terminada la secundaria y a pesar de estar lejos todavía de la mayoría de edad, Bernardo le comentó a su padre que quería empezar a mantenerse por sus propios medios y para esto consiguió trabajo como asistente en la Farmacia del Hospital Francés. 

A su vez solicitó la matrícula para la carrera de Medicina, que le fue rechazada porque era muy joven. Ante la negativa, Bernardo ingresó a la Facultad de Farmacia y Bioquímica, en la que obtuvo su título de farmacéutico con tan solo diecisiete años.

Finalizada esta licenciatura y con una edad parecida a la del resto de los estudiantes, Houssay fue aceptado finalmente en la Facultad de Medicina. A los 23 obtuvo su segundo título universitario, de médico, con una tesis que le valió un diploma de honor: Estudios sobre la acción fisiológica de los extractos hipofisarios.  

En 1911 empezó su práctica clínica en el Hospital Marcelo Torcuato de Alvear, del que se convirtió pronto en Jefe de Sala. Esto le permitió interiorizarse en distintos asuntos clínicos, empezar a enamorarse de la medicina experimental y publicar sus primeros trabajos.

Cinco años después, entró a trabajar en el Instituto Bacteriológico Nacional ―hoy en día llamado Malbrán―, en el que ocupó el puesto de director del Departamento de Sueros y en el que se encargó de la organización del sistema de sueros antiofídicos de las distintas provincias del país. Trabajando en esta institución conoció a María Angélica Catán, la doctora en Química con la que se casaría algunos años más tarde.

Sus trabajos recién mencionados no le impidieron hacerse el tiempo para ser profesor titular de la cátedra de Fisiología de la Escuela de Veterinaria y más tarde profesor suplente de Fisiología en la facultad de Medicina, puestos en los que acumuló mucha experiencia en los temas que serían foco de sus futuras investigaciones. Cuando el profesor Horacio Piñeiro falleció dejando vacante el cargo, Bernardo fue nombrado Profesor Titular de la Cátedra de Fisiología en 1919, lo que sabía que era la oportunidad de su vida.

Para dedicarle toda su energía a esta tarea, dejó sus otros cargos y se convirtió en el primer profesor con dedicación exclusiva de la Universidad. Creó el instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina, capacitó a los estudiantes que trabajaban ahí e Introdujo protocolos para la observación experimental y la ejecución de los estudios clínicos que se realizaban en la cátedra. En un par de décadas convirtió a esta institución en un centro de investigación científica modelo a nivel mundial.

Bernardo Houssay

Hoy en día conocemos con bastante detalle los mecanismos con los que opera la diabetes y aun así resulta un flagelo para más de 400 millones de personas en todo el mundo, razón por la cual es considerada una pandemia. Bernardo dedicó muchos esfuerzos a estudiar esta enfermedad, cuando no se sabía prácticamente nada de ella.

En 1923 dos médicos canadienses, Frederick Banting y Charles Best, habían obtenido el Premio Nobel de Medicina debido a que consiguieron aislar la hormona insulina del páncreas de una vaca. Houssay logró purificar la hormona en su laboratorio de Buenos Aires ese mismo año y, estudiando a sus pacientes diabéticos en el instituto de Fisiología, detectó en ellos signos de hiperactividad de la glándula pituitaria o hipófisis.

En 1945 publicó el tratado Fisiología Humana, que fue traducido a varias lenguas y le valió varios reconocimientos internacionales de instituciones prestigiosas como la Universidad de Toronto (Cánada), el Royal College of Physicians (Inglaterra) y de la Royal Society of New South Wales (Australia). En el mismo se incluía su estudio sobre la influencia del lóbulo anterior de la hipófisis en la regulación de los niveles de glucosa en el cuerpo, lo que le valió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1947. De esta manera, se convertía en el primer Nobel de ciencia latinoamericano.

Este premio fue muy celebrado por la comunidad científica de nuestra región, pero no tanto por el gobierno de aquel entonces. Algunos años antes, en 1943, Bernardo había firmado ―junto con otras personalidades destacadas― una declaración pidiendo elecciones democráticas y el apoyo a las naciones aliadas en la Segunda Guerra Mundial. Esto le valió primero la expulsión de su cargo como profesor titular de la cátedra de Fisiología por decisión del gobierno de facto autodenominado Revolución del 43 y luego el escaso reconocimiento por parte del nuevo gobierno de J. Domingo Perón, que simpatizaba con los regímenes fascistas europeos.

A pesar de que recibió muchas propuestas de instituciones del exterior, Houssay se quedó en el país y siguió trabajando junto a otros colegas como Eduardo Braun Menéndez, Juan Lewis, Virgilio Foglia y Oscar Orías, en un laboratorio sostenido con fondos privados. Este proyecto se convirtió en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, que inspiró otras instituciones de fondos privados y en el que se hicieron―y aún se hacen― investigaciones sobre diabetes, hipertensión, endocrinología y farmacología.

En 1955 recuperó su cargo como profesor titular de la cátedra de Fisiología y tres años más tarde promovió la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), del que fue presidente hasta el final de sus días. También dirigió varias instituciones como la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, la Academia Nacional de Medicina, la Sociedad Argentina de Biología y la Federación internacional de diabetes.

Nóbel

En 1970, un año antes de su fallecimiento, Houssay recibió un último reconocimiento, cuando Federico Leloir, uno de sus discípulos del instituto de Fisiología, recibió el Premio Nobel de Química por sus trabajos sobre los nucleótidos del azúcar y su papel en la formación de hidratos de carbono.  ederico sería el segundo Premio Nobel de ciencias otorgado a un latinoamericano.

Bernardo Houssay institucionalizó la forma de hacer investigación en Argentina y la cambió por completo. Su trabajo es una de las razones que explican por qué, hoy en día, los científicos argentinos gozan de tanto prestigio.

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