Una portera de un edificio de Recoleta denunció agresión física y amenazas por parte de la esposa de un diplomático panameño que vive en el lugar desde marzo. Según contó la víctima a la justicia, el episodio tuvo lugar una vez en la que la encargada retó a la hija de la agresora por dejar la puerta abierta del ascensor.
En el video captado por las cámaras de seguridad del hall del edificio, se puede ver claramente la agresión. Juliana Gómez, la denunciante, tiene dos costillas rotas y está con tratamiento médico, pero además, según contó en declaraciones con el canal de noticias TN, también le están llegando amenazas y teme por su vida.
Según Gómez, desde la agresión hasta hoy recibe cartas documento e intimaciones para que no involucre a la denunciada Jessica Giovana Pineda Quinteros, ni a su marido Carlos Lawson, un agregado de negocios de la embajada de Panamá, en una causa judicial.
La versión de Gómez dice que el conflicto se originó a partir de una discusión entre ella y la hija del matrimonio diplomático. La encargada le reclamó a la chica que dejó la puerta del ascensor abierta, impidiendo su uso a otros vecinos. Jessica interrumpió el intercambio con violencia. Como se puede ver en el video, la esposa del diplomático le tira del pelo y le empieza a pegar hasta tirarla al piso.
“Cuando la señora me agarró del pelo y me dio un puñetazo en la frente quedé inconsciente. No me acuerdo de cuando caí. En la frente tengo un moretón”, contó Juliana. Además, dijo que antes del golpe ella se disculpó con Pineda Quinteros por haber hablado con su hija y que pensó que había quedado ahí. Sin embargo, la agresora le dijo que iban a seguir "dejando la puerta abierta del ascensor", a lo que la portera le respondió que "respetaran" a los demás.
El diplomático Lawson estuvo presente en la discusión y se solidarizó con Gómez por la paliza. Sin embargo, el hostigamiento posterior viene de parte de ambos, según cuenta la portera. "Él me puso un bozal legal, por eso no puedo nombrarlo. Me mandó una carta documento. Cuando ocurrió el conflicto llamó por teléfono y habló con un policía durante 20 minutos. El policía me engañó esa noche y me dijo que si quería seguir con la denuncia penal nos iba a meter presas a mí y a la señora. Me vi obligada a firmar el acta como estaba escrita porque necesitaba de la atención médica”, denunció la víctima ante la justicia.
La causa sigue en trámite y se están analizando las pruebas. "Me siento sola y con mucho miedo. Temo por mi vida. Mi hija vive afuera, está casada y tuvo un bebé y por eso no puede volver para acá. Es una pesadilla para mí, hay lugares en que no hay cámaras y tengo miedo de que me ataque esta gente”, teme Gómez.
