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Columnistas

Todos chapas y -como por un tubo- a los caños

Justo en la tarde del viernes, poco antes del acto en Tecnópolis que detonó la última nueva debacle en el gabinete de Alberto Fernández, el Gobierno estaba terminando de readecuar el contrato de provisión de caños con Tenaris Siat, del grupo Techint, para que finalmente se empiecen a fabricar y entregar los tubos que se necesitan para el tan famoso como demorado gasoducto Néstor Kirchner. La idea que se estaba escribiendo era que ya en septiembre se hicieran las primeras entregas (al principio iba a ser en agosto) y que se mantendrían en continuo hasta marzo.

Incluso, en las conversaciones con la filial del holding que comanda un Paolo Rocca que el fin de semana no se despegó del celular en línea directa con sus principales operadores, habían empezado a tocar el tema que luego pondría Cristina Kirchner sobre la mesa: el acceso a los dólares al tipo de cambio oficial que estaban pidiendo para pagarle a la empresa Confab -del propio grupo en Brasil- por la chapa específica que se necesita para este tipo de ductos. 

Nuevo Olivos. El Presidente, ayer, con Agustín Rossi, que llegó a la AFI, y Beliz, Guzman, Cafiero y Todesca, lo que queda del albertismo.

Había una novedad que no se sabe si la vicepresidenta conocía. Luego de que el Banco Central, hace dos jueves, diera el OK en la reunión de directorio para que pudieran comprar unos US$ 200 millones con los pesos que en algún momento les girara el Estado, desde la compañía habían ofrecido no acceder directamente al anticipo del 40% del total que les habilitaba el acuerdo, sino ir espaciando las operaciones para acompasar el avance de la producción con la disponibilidad de divisas. Parecía que todo fluia, por ponerlo en términos gaseosos, pero no.

Es la última deriva de un gobierno fallido. Arrancó torcido y lejos de acomodarse con el correr de los días, está llegando a un nivel de confrontación pública y privada que licúa liderazgos, se traba en acusaciones y, lo que es más grave, no logra ejecutar ni los procesos más básicos de una gestión

Ni siquiera consigue poner en marcha un par de licitaciones para hacer caños, cavar los agujeros para enterrarlos y conseguir que por ahí circule gas. Ni siquiera cuando ese gasoducto puede significar tal vez el comienzo de una solución para dejar de gastar miles de millones de dólares en importaciones de combustibles y en un futuro, en cambio, recuperar el autoabastecimiento energético. 

Ni siquiera cuando tenés un yacimiento en Neuquén que se llama Vaca Muerta donde estás tapado de gas como en pocos lugares del mundo. Ni siquiera cuando lo estás produciendo a 3 dólares de costo y te tendrías que estar volviendo loco para venderlo porque el mundo lo paga 20 o más. Ni siquiera cuando acá mismo tenés la empresa que hace los caños y está parada hace tres años.

El gasoducto puede significar tal vez el comienzo de una solución para dejar de gastar miles de millones de dólares en importaciones de combustibles y en un futuro, en cambio, recuperar el autoabastecimiento energético.

Pifies al gas

Ahí es donde amanecemos este domingo. La vicepresidenta había reclamado al jefe de Estado más dureza con Techint, que haga acá las chapas que necesita, que ponga porque se la lleva en pala, porque son los que van a hacer los caños, porque posiblemente se encarguen de la construcción y ya sacan mucho del fucking gas en la Patagonia. Que aporten porque ya hacen la que quieren. El Gobierno les reconoce deudas de Cambiemos por $ 15 mil millones. La Justicia le dice “tranqui” pese a reconocer el pago de coimas al kirchnerismo. Cristina le pidió en público a Alberto que no sea tan amigo de la T.

El sábado le había respondido como tantas otras veces un off desde el albertismo, diciendo que si hubo una “licitación a medida” había que mirar a los que hicieron los pliegos, que le responden a ella. Bomba. Cristina y su gente expusieron la situación en las redes y Alberto, titular de la Cátedra Off I en cualquier universidad de periodismo, dijo que no es ético hablar mal de otros así. Chan. Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo que en realidad era el cerebro de economía política del Presidente, ya no es más parte del gabinete nacional. Ya aterrizó en su lugar Daniel Scioli.

Por fuera de la marea de lecturas sobre la debilidad de un jefe de Estado que ante la duda entrega a un vocero, una ministra de Vivienda, una ministra de Justicia, o transforma un jefe de Gabinete en Canciller, habría que poner el foco en otros desconocimientos en la exposición de la compañera de fórmula de Fernández sobre la cuestión del gasoducto. Pasaron inadvertidos por lo colorido del lapiceragate pero que luego quedaron más blanco sobre negro con el devenir de los cruces que, como siempre en el Frente de Todos, están más a la vista que genital de playa nudista

Rocca, a un paso de quedarse con la obra del gasoducto Vaca Muerta -  Energía Online
Juntos en 2019. Matías Kulfas y Paolo Rocca, en un evento de Techint a poco de asumir Alberto Fernández.

Primero, Cristina habló de los “tubos sin costura” del gasoducto. Es un tema menor, pero esos son los que se hacen en la planta de Tenaris en Campana. Los que llevará este gasoducto son tubos “con costura”, donde la chapa se dobla y se cose, y estos se producen en la sede de Valentín Alsina, que de hecho está sin producir hace tres años y con 300 personas listas para ponerse a trabajar para hacer unos 40 kilómetros por mes. Pero vaya y pase. Una líder política se puede confundir con detalles, así como arrancó su exposición diciendo que se cumplían “100 días de la creación de YPF”. El estrés.

Pero lo más raro es la parte donde plantea: “Si preferimos (a Techint) por ahí antes que a compradores extranjeros, pidamos que esas líneas de producción de caños la hagan acá”. El pliego que hizo su propia tropa en Enarsa incluye plazos muy exigentes, como se dijo, de entrega de los caños casi que desde ahora mismo. Un tren de laminación implica unos tres años de instalación para que salga la primera chapa. ¿No lo sabía? ¿No le dijeron? Es imposible pedir la radicación local de esa planta en esta urgencia. Eso, sin mencionar lo que subrayó el portal EconoJournal, con firma de Nicolas Gandini: “Al igual que ahora, cuando en 2009, durante su primer gobierno, el Enargas impulsó la ampliación del gasoducto submarino San Martín por debajo del Estrecho de Magallanes, la chapa de los caños también se construyó en Confab, la fábrica de chapa laminada de Techint en el sur de Brasil”. ¿Entonces?

Miedos cara de Rocca

El que lea todo esto no va a creer que en realidad “los días movidos” por el gasoducto habían sido la semana pasada. Había renunciado quien estaba encargado del andamiaje legal de la obra, Antonio Pronsato, un hombre de la época del ex ministro Julio de Vido que se dice que se hartó de las demoras en la firmas de los contratos de los que ahora seguimos hablando. 

Deslizó a su entorno el motivo central por el que no había avances, y no mencionó ningúna cuestión referida el lugar de fabricación de la chapa. Habló del titular de Enarsa, Agustín Gerez, y de su miedo de quedar a tiro de Tribunales en caso de que cambie el gobierno en 2023. El gasoducto se llama Néstor Kirchner, es un cartel luminoso que dice “denunciame” para cualquier opositor. El pasado de los segundas líneas energéticas en la cárcel juega. “Que se vayan a buscar otro laburo”, había dicho la vice en La Plata sobre los funcionarios con reparos para tomar decisiones. Se ve que no es todo tan fácil.

Dicen que el propio Pronsato le planteó a Gerez en estos mismos días que la única que le queda es crear una “Unidad Ejecutora” para conseguir la firma de algún tercero que tenga ganas de hacerse cargo. El fin de semana, tras la salida de Kulfas, hubo una reflexión también cerca de quienes están armando la licitación de la obra civil, cuyos pliegos se dieron a conocer también el jueves: “¿Ahora quién te va a firmar algo con Techint?”

Conspiraciones de acero

Respecto del off atribuido a Kulfas, hay que decir que es una práctica que existió siempre en la relación de las fuentes con los periodistas y que en la era del WhatsApp incorporó la variante escrita, mucho más riesgosa, y de la que nadie puede hacerse el sorprendido. 

Daniel Scioli: "la recuperación de YPF impactó en el desarrollo energético  del país - Diario Hoy En la noticia
El Pichichi. Daniel Scioli, flamante reemplazante de Kulfas en Desarrollo Productivo.

Más allá de la reacción de la vicepresidenta y su gente y de que se plegara luego con indignación por “falta de ética” el Presidente, el texto del mensaje que opera de excusa en esta crisis amerita un par de comentarios. El primero es que el corazón de la crítica que allí se refleja, el “vayan a preguntarle a los cristinistas que hacen la licitación”, se lo dijo el propio Kulfas on the record en la noche del viernes mismo a Diego Brancatelli cuando lo paró un movilero a la salida de Tecnópolis. Basta ir a Radiocut (https://radiocut.fm/audiocut/kulfas-en-am-750/).

Pero lo más interesante y que generó preguntas en el sector energético, es por qué el mensaje incurrió en semejantes errores técnicos. Habla de que “la chapa que el grupo fabrica en Brasil es de 33 milímetros de espesor”. Eso no existe. La chapa es de 12,7 milímetros en la mayor parte del trayecto, con algunos puntos de 19 milímetros cuando el caño tiene que pasar por debajo de rutas o ríos. Lo que sí eligió Enarsa es que el tubo sea de 36 pulgadas de diámetro, y no de 24, como en Europa. Además, el mensaje añade que hubiera podido participar la firma Laminados Industriales S.A., pero no tiene una certificación llamada “API” para este tipo de gasoductos, lo que la deja afuera.

Chat de la discordia. El mensaje atribuido a Kulfas por la vicepresidenta, con llamativos errores técnicos. El Presidente, habitué de otros off, dijo que este no es "ético".

Los empresarios que hablan con Kulfas y hasta ayer le mandaban mensajes aseguran que conoce del tema como para incurrir en tales errores. Y ahí alimentan las teorías de que entonces su salida estuvo armada, de que fue una prenda de paz entre Alberto y Cristina. De que si no le hicieron una cama lo llevaron a presentar su renuncia a Arredo.

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