Mientras se discutía la Ley Ómnibus en la cámara de Diputados, la policía reprimía a los manifestantes que se expresaban en las afueras del Congreso contra este proyecto impulsado por el presidente Javier Milei. Fernando, un arquitecto jubilado de 66 años, que se manifestaba pacíficamente, fue herido con una bala de goma a medio centímetro del ojo. "La verdad que tuve suerte, la saqué barata", expresó en diálogo con Diario Con Vos.
- ¿Cuándo llegas a la Plaza del Congreso y cómo veías la manifestación contra la Ley Ómnibus antes de que comience la represión?
- Llegué a la Plaza y más o menos a las 18.30 estábamos ocupando solamente la calle Rivadavia y se había cortado un poquito Callao. Habrán pasado 20 minutos, se ve que habrán recibido la consigna de desalojo y empezaron a venir los “Ninjas”, estos policías motorizados que tienen todo el equipo, con cascos, con palos, con rodilleras, con botas especiales, con pecheras, con el escudo, policías en moto, camión hidrante con intenciones de romper el núcleo de manifestantes. Para liberar Rivadavia, las motos nos amedrentaban así en círculos y nos fueron empujando hacia la vereda de la Plaza. Así, lograron romper la cohesión entre todos los grupos, pero algo debe de haber pasado en la esquina de Rivadavia y Rodríguez Peña, que se desmovilizaron enseguida y fueron corriendo hacia esa esquina. Entonces, nosotros quedamos un poquito más liberados y fue un momento que nos sirvió para decidir agruparnos y en vez de ir por Rivadavia al Congreso, ir por Hipólito Yrigoyen y llegamos a esa pequeña isla (plaza) que hay en frente sobre Callao.
- ¿Y ahí fue que te dispararon?
- Los policías formaron una fila sobre Callao pegado al cordón de esta isla. Nosotros nos quedamos ahí manifestándonos en la vereda. Entonces, la decisión de ellos era desarmar otra vez al grupo y entraron las motos en ronda por la callecita que separa esa isla de la Plaza del Congreso. Ingresaban por Hipólito Yrigoyen, iban haciendo ronda y avanzando de a poquito sobre esa calle para el lado de Corrientes. Ahí empezaron a disparar. Pasa una moto por delante mío, justo dispara, veo y creo que es una bala de estruendo. Me quedo tranquilo y dije “están asustando”. Al toque, la segunda moto, dispara, lo escucho y siento el golpe en el ojo derecho. Lo que menos pensé, fue que era una bala de goma, yo pensé que era una piedra en mi imaginario. Pero las piedras ¿de dónde salen si no se estaban tirando piedras? Era tanto el dolor y la quemazón que me doblego y me caigo al piso. Ahí vuelven los “ninjas”, toda la gente sale corriendo y yo me quedo tirado. Uno de los compañeros me dice: “Movete”, pero como veía que no reaccionaba, llamó a otro y me sacaron de la zona de conflicto y me llevaron a la esquina de Yrigoyen y Solís. Ahí estaba la posta sanitaria, todos los muchachos y las muchachas muy bien, llaman al SAME, llaman a mi hija a los gritos como si estuvieran en la playa. Eso sí lo escuchaba. Llegó el SAME, mi hija, me cargan en la ambulancia y me llevan al hospital Ramos Mejía.
- ¿Qué dijeron los médicos sobre tu estado?
- Ahí me hicieron estudios, análisis de sangre, tomografía computada, electrocardiograma, la verdad que bastante bien. Es para que cuando vos te vas, no puedas acusar que tenés una consecuencia producto de esta situación. Todo lo contrario, los tipos más allá de hacer todo lo que hicieron que está bien hecho, en el fondo es que no podés decir nada el día de mañana que tenés una consecuencia de la represión. Me dejaron un poquito en observación; vino el neurólogo y me hizo un par de preguntas a ver si yo estaba en tiempo y espacio; vino la doctora con los resultados de los análisis de sangre que dieron bien y el electrocardiograma que también dio bien. Con lo cual no había nada en la cabeza y nada de corazón, me dieron el alta.
- ¿Por centímetros el disparo no te dio en el ojo?
- Medio centímetro más abajo… El tema es que la herida es del lado de lóbulo, debajo de la ceja, o sea que la verdad tuve suerte. El médico del SAME dijo que un centímetro más abajo, yo le doy menos, medio centímetro más abajo y no sé si me pegaba en el ojo, o en el párpado. Tengo que decir que la saqué barata.
- ¿Y por qué crees las fuerzas de seguridad accionaron así?
- Tenían la consigna de desalojo. Polícias “ninjas”, Policía Federal, Gendarmería y el camión de hidrantes, fue desproporcionado porque en realidad no había intenciones de este lado de pudrir el rancho. Sí había intención de manifestarse, de gritar y de putear, pero en ningún momento se vio la intención de decir “tomemos el Congreso”, “asaltemos el Congreso”. Nada que ver. La represión fue una demostración de decir “acá mando yo”. Y dieron con todo porque cuando estaba en el hospital estaba Eduardo Belliboni que se quejaba del gas. Decía que le seguía ardiendo la piel. Por eso, le sacaron la ropa, pero tampoco lograron apaciguar la irritación. Terminaron lavándolo y ahora acabo de escuchar que efectivamente están usando un gas nuevo que tiene una mezcla de gas pimienta con gas lacrimógeno que tiene altas dosis de irritación. No fue una provocación, sino una intención de vaciar y demostrar que el control de la calle lo tiene Patricia Bullrich. No hubo agresión de parte de nosotros, ni tampoco intencionalidad de tomar el Congreso, acá fue a imponer el protocolo antipiquete y decir “acá mando yo”.
- Por último, frente a las manifestaciones en contra, ¿qué pensás que sucederá con la Ley Ómnibus que impulsa Milei y también con las fuerzas de seguridad en las calles?
- Su modo operandi no lo van a cambiar. Respecto a la ley, más allá de toda la verdura que tiró el tipo este (Milei) a sabiendas de que le puso más de 300 artículos, mientras no le toquen el núcleo fuerte -es decir, privatizaciones, relaciones previsionales-, no habría que tratarla. Los más de 300 artículos son una estrategia. La CGT tiene que llamar a un paro general por tiempo indefinido hasta que el Congreso declare el no tratamiento de esta ley como la desestimación del DNU. Esto es patotería. Y hoy, la gente seguramente va a ir y seguramente, si no convoca la CGT, que es la que tiene el poder de llamar a un paro general, van a ser carne de cañón, porque la mina (Bullrich) va a decir “acá tenemos que hacer el mismo laburo y tenemos que mostrar que el control de la calle lo tenemos nosotros”.
Foto de portada: Víctor Carreira de Télam