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Columnistas

Aprender en libertad

educación libre

Un de los dilemas de la Educación Libre se centra en los miedos de los padres y madres acerca de la profesión que vayan a elegir sus hijos o hijas. Hay muy pocas escuelas que ofrecen este tipo de educación en donde se aprende jugando, sin que te pongan notas. Están fuera del sistema y, por lo tanto, no cumplen con los requisitos para acceder a una Universidad. Entonces el temor reside en qué sucedería si luego hay un deseo de ser abogado, médico, arquitecto, etc.

Creo que este planteo tiene más que ver con un discurso heredado que no tiene en cuenta las vivencias que uno tuvo en la escuela. ¿Alguna vez nos preguntamos la cantidad de tiempo valioso de vida que nos pasamos en un aula aprendiendo algo que no elegimos y que no nos interesaba? Eso sigue pasando y nadie observa los reales intereses del niño o la niña. Solo importa que el colegio sea funcional a nuestras ocupaciones. Que estén en un establecimiento desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde para que nosotros podamos seguir con nuestras vidas.

El problema es que en esas largas jornadas y en la mayor cantidad del tiempo se les enseña a todos lo mismo como si fueran un ganado en donde no importan los intereses de cada alumno. Y encima se los califica poniéndoles presión en algo que no eligieron y que probablemente no utilicen nunca. Si miro para atrás y me voy a mi infancia, eso fue lo que viví. Si nos anclamos en el presente, eso es lo que sigue sucediendo.

En cuanto a la pregunta acerca de la imposibilidad de seguir una carrera universitaria, si el niño o la niña asiste a una escuela libre, podría asegurar que sería raro que quiera trabajar de contador, por decir una carrera. La elección va estar ligada a algo artístico o una actividad creativa en donde no sea necesario tener un título universitario.

Se pregunta acerca de qué sucede si de grande nuestro hijo o nuestra hija desea entrar a una universidad. Pero no se pone en consideración si finalmente no eligen eso. Y acá está la clave, porque si no optan por una profesión tradicional y funcional al sistema, ¿quién les devuelve todas esas horas que pasaron en las escuelas aprendiendo algo que no deseaban, presionados por aprobar, vestidos todos iguales y formando fila para saludar a la bandera? Años de preciada juventud absorbiendo información inservible.

Otra de las cuestiones que surgen de la educación libre parte de esa frase que dice “después te quiero ver cuando tengan que vivir en este mundo”. Sería algo así como que si no van a una escuela tradicional el sistema se los va a devorar por blandos. Pienso que es todo lo contrario. Un niño o una niña que se crió aprendiendo en libertad seguramente se adaptará más fácilmente a los cambios constantes que propone la vida. Por el contrario, un niño o una niña que se educa en un colegio tradicional estará seteado de una forma más estructurada. Podrá ser más útil para al sistema, pero menos flexible a las constantes transformaciones que suceden en la vida.

Para que algo cambie se requiere de padres y madres despiertos que se pregunten realmente cómo fue su educación y qué pasó en todas esas horas en las cuales asistieron al colegio en su juventud. Repetir lo mismo con sus hijos o hijas es continuar con una dinámica contraria a lo más preciado que puede tener un niño: la libertad.

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