Dos ladrones se disfrazaron de policías y simularon un operativo para asaltar una joyería en San Justo. En un primer momento se presentaron con un papel en sus manos que indicaba ser una orden de allanamiento. Sin embargo, luego apuntaron contra tres empleadas del comercio: “Están todos robados”. Finalmente escaparon con objetos de valor.
El asalto duró menos de tres minutos. La cámara de seguridad de la joyería registró todo lo ocurrido en el local. En las imágenes se puede ver el accionar de los delincuentes. Además de estar armados tenían puestas unas camperas azules y unas gorras con las siglas PFA simulando ser de la Policía Federal Argentina.
Incluso, uno de ellos tenía un bolso negro donde después guardó las joyas robadas. Al momento del asalto había tres empleadas que fueron reducidas rápidamente. Luego los delincuentes llevaron a las víctimas a un cuarto que se encontraba en el fondo del local. Allí las obligaron a que les dieran todas sus pertenencias.
Mientras uno las retenía en esa oficina, su cómplice intentó retirar la CPU de una computadora y envió mensajes a través de su celular. Finalmente escaparon de la joyería. Pablo, el dueño del local, señaló que robaron objetos cuyo valor asciende a varios millones de pesos.
En ese sentido indicó: “Toda la parte de la vidriera era de gargantillas pesadas. Se llevaron todas las alianzas y otro montón de cosas. Es imposible calcular el valor exacto de lo robado. Hablamos de varios millones de pesos. Como en todo negocio, siempre hay un lado oscuro. Normalmente esas cosas no se vuelven a vender, es raro. O se funden, se hacen lingotes y se van para afuera”.
“Somos noticia porque somos una joyería, pero acá es todo el tiempo así. Uno no puede echarle la culpa a la Policía, pero evidentemente no les alcanza la cantidad de personal que tienen”, añadió Pablo. Además, el joyero considera que los delincuentes hicieron una inteligencia previa.
Pablo sostuvo: “No hay manera de entrar cómo entraron, siempre dándole la espalda a la cámara o bajando la cabeza. Tampoco entraron a la vidriera, donde hay otra cámara. Por eso siempre lo hicieron desde afuera”. Por si fuera poco, relató que los ladrones se desesperaron cuando vieron que la caja fuerte estaba vacía.
“Se pusieron medio locos y uno le dijo a una de las chicas ‘dame todo el oro porque te quemo’. Ahí se la llevaron para adelante y les dieron todo lo que había en vidriera”, reiteró el dueño de la joyería. En un momento recordó que había una camioneta estacionada debajo de un domo en la esquina próxima.
Finalmente, Pablo concluyó: “Yo no sé hacer otra cosa, soy joyero. De familia de joyeros de toda la vida. Me encantaría ponerme un puesto de choripán y no tener que pasar por esto. Y poder hacerlo yo solo y no tener que exponer a la gente a estas cosas. Lo material de alguna u otra manera se recupera, y con más o con menos se vive”.
