Después de que el viernes se confirmara otro crédito de apuro del Gobierno para pagarle al Fondo Monetario Internacional, llegaron los stickers desde el equipo de Sergio Massa. “Que pase la siguiente papa caliente”, decían.
En uno de los discursos más sacadamente elogiosos hacia el tigrense, hace una semana el referente de Merlo Gustavo Menéndez había dicho también que el ministro de Economía “abrazó una braza” y que “se tiró arriba de la bomba atómica”, por si no quedaba claro.
Como se ve, el reconocimiento de que Massa “agarró la papa caliente” hace un año al entrar al Palacio de Hacienda es lo más destacado por el oficialismo para bancar al candidato de la mayor partet de la coalición peronista.
Con esa descripción se resalta que si no fuera por él todo podría estar peor y se justifica todo lo que hace, aún cuando sea más difícil de defender ante las bases que lo que la vicepresidenta Cristina Fernández le cuestionaba a su antecesor Martín Guzmán. Con el mérito de que se la jugó cuando podía quemarse -que tiene algo de cierto- también se tragan los sapos más fácilmente y se aceita el relato de estos tiempos.
Pero una pregunta relevante para pensar el voto y para imaginar qué pasará desde el 10 de diciembre es la siguiente: si Massa agarró la papa caliente, ¿quiénes calentaron ese tubérculo? ¿Quién puso el carbón al fuego? ¿Cómo se armó la ojiva sobre la que se arrojó?
Porque aquel fin de julio de 2022 de la renuncia de Guzmán la situación era ya calamitosa. El dólar volaba y los precios también. Si bien se podía hablar de la pandemia y la guerra como motivos externos, la interna con ribetes nunca vistos había hecho mella contra cualquier intento de orden económico.
Un ala se oponía en público a cualquier medida con costo político pero necesaria (subir las tarifas, por ejemplo) y la otra se autolicuaba al no tomar decisiones (echar un funcionario de rango menor que frenaba políticas, otro ejemplo).
¿Y si la papa se empezó a calentar entonces por qué nunca el Frente de Todos tuvo un plan económico o mínimamente un rumbo consensuado como sí lo tiene ahora en la emergencia? “De la reivindicación del congelamiento tarifario al ajuste fondomonetarista sin escalas”, escribió sobre el viraje en servicios públicos Fernando Krakowiak en el portal especializado EconoJournal. Sirve de caso testigo sobre el modelo tiro-en-el-pie de esta administración.
¿Qué hubiera pasado si la madurez repentina de todos los actores que alinearon Massa y el miedo a irse en helicóptero operaba desde el día uno? ¿Qué hubiera pasado si gobernaban cohesionados en lugar de decirse de todo en los medios para cuidar cada uno su patio? Tal vez una gestión seria no calentaba tanto la papa que igual tenía su temperatura.
Porque es válido plantear también que la papa la dejó calentando en el horno el gobierno de Mauricio Macri tras una política económica equivocada que derivó en la vuelta al FMI, un actor también co-responsable de esta crisis hasta esta últimas horas.
El desparpajo con el que se levantaron las restricciones cambiarias y se bajaron las retenciones en 2015 mientras se tomaba deuda externa insostenible quedó en evidencia con otro cierre de mandato al borde del colapso que otra vez lo obligó a volver al punto cero: poner el cepo y restablecer los derechos de exportación.
Llegó así a dejar una papa tan caliente que se la tuvo que enfriar el entonces candidato a presidente más votado de aquellas PASO Alberto Fernández cuando -a mi juicio en un rapto de lucidez- le puso techo al tipo de cambio y paró la corrida.
Aunque ojo, el flashback para encontrar un momento en el que la papa estaba más fría de verdad puede ser más largo.
"El objetivo empezó a ser tratar de zafar de restricciones cada vez más notables en el funcionamiento de una economía que ya muchas voces de la heterodoxia pedían remediar"
La economía post Néstor Kirchner -mal que le pese a Cristina- se empezó a comer reservas de todo tipo y el objetivo empezó a ser tratar de zafar de restricciones cada vez más notables en el funcionamiento de una economía que ya muchas voces de la heterodoxia pedían remediar.
De hecho, es el momento del regreso de la inflación de dos dígitos a la Argentina, un problema que no teníamos tras el estallido de la convertibilidad y que el kirchnerismo minimizaba al masturbarse con las altas tasas de expansión del PBI, como si se gobernara para el momento y lo que pase no es mi culpa.
Así, se llegó a un punto en el que aún con los famosos “salarios más altos en dólares en la región” la situación pintaba difícil de sostener en el tiempo y asomaba con fecha de vencimiento. La papa ya se estaba dorando de más.
Después del 13
El análisis de la metáfora de la papa caliente suena divertido pero puede encerrar -a riesgo de pasarme de rosca- una pista sobre el mayor desafío económico del próximo gobierno, una vez que quede atrás esta montaña rusa electoral: cómo estabilizar la macro y arrancar un crecimiento sobre bases sólidas.
Si el oficialismo siguiera en el poder, ¿Massa lanzaría un plan para atacar la inflación? A cinco días hábiles de una votación, nadie da precisiones. Pero ya se recogen diferencias de enfoque en Unión por la Patria.
El debate se anticipa entre los que creen que haría falta un programa para atacar el cuadro desde el arranque y los que entienden que con más dólares disponibles desde 2024 será cuestión de 'ir llevándola'
El debate se anticipa entre los que creen que haría falta un programa a la israelí por ejemplo para atacar el cuadro desde el arranque, y los que entienden que con más dólares disponibles desde 2024 porque ya no habrá sequía y porque generarán divisas el gas, el cobre y el litio será cuestión de “ir llevándola” pagando los menores costos posibles, y “plantándose ante el FMI”.
También la PASO de Juntos por el Cambio puede saldar la discusión sobre qué falló entre 2015-2019 y a partir de allí definir un curso de acción para un eventual nuevo gobierno hasta 2027. ¿Faltaron huevos (u ovarios) para ir más rápido con el ajuste fiscal y las reformas, como dice Patricia Bullrich, o faltó pericia y consistencia en el manejo del dólar e incluso en el uso que se le dio al inusual megacrédito del Fondo, como sugieren los equipos de Horacio Rodríguez Larreta?
En definitiva, según el diagnóstico de cómo llegamos a estar como estamos será también la lectura de cómo hay que actuar para tratar de dejar atrás una crisis permanente de falta de dólares y lengua fuera que arrancó en 2018 y empeoró todo el tiempo aún con los datos de actividad en movimiento de este gobierno con sus siete plagas y todo.
Como marcó un reporte de la Universidad de Buenos Aires de esta semana, es la primera vez en 30 años que todos los principales rubros del Índice de Precios al Consumidor se mueven a más del 100% interanual. Y la inflación está volviendo a ubicarse otra vez arriba del 7% en el arranque de agosto, como anticipan las mediciones de alta frecuencia del Banco Central. El dólar blue se está arrimando a los $600 sin prisa pero sin pausa y la inestabilidad golpea más en los precios. Mientras tanto, el Gobierno hace malabares pidiéndole plata a unos y a otros para pagarle al Fondo y ganar tiempo apenas hasta el domingo que viene.
La firma Invertir en Bolsa y el think tank financiero 1816 coincidieron en sus reportes a clientes el viernes que lo que hasta ahora tienen internalizado los operadores del mercado de bonos y acciones son que Massa sea el más candidato votado de forma individual, que Bullrich le gane la interna a Larreta y que el libertario Javier MIlei no pase mucho del 20%.
Cualquier escenario que rompa mucho esa previsión -algo muy probable porque las encuestas vienen pifiando feo- será motivo de estampida el lunes 14 de agosto, sin contar el interrogante de si no vendrá el FMI a tratar de forzar un salto del tipo de cambio antes de mandar la plata que prometió para fin de mes.
Si la papa estaba caliente hace un año, ahí te quiero ver entonces.
