Lunes, 29 de Abril de 2024 Nubes 17.8 °C nubes
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Nubes 17.8 °C nubes
 
Dólar BNA: $920
Dólar Blue: $1050
Columnistas

El acuerdo con el FMI no es como lo cuenta Massa

massa

Que negoció con dureza. Que jugó al límite. Que les mostró que puede pagar con yuanes y desafiar al dólar. Que entendieron el impacto de la sequía. Que no cedió al pedido de una megadevaluación. Que despejó el panorama. Que le permiten intervenir para contener las cotizaciones paralelas. Que consiguió desembolsos importantes

La presentación en las últimas horas del acuerdo técnico del Gobierno con la burocracia del Fondo Monetario Internacional en un contexto delicado de transición electoral y falta de dólares con una inflación arriba del 115% interanual tiene el sello de Sergio Massa, el ministro de Economía y candidato oficialista: hay una distancia bien grande entre lo que se está diciendo que arreglaron y lo que realmente firmó.

En realidad, Massa actúa de la misma manera que en todo este año de gestión, tratando de manejar las expectativas más que la realidad, pero el tema es que el organismo pone por escrito lo que el Gobierno se comprometió a hacer más allá de la forma en que se presente y de los esfuerzos del largo brazo del tigrense que se ve en los medios de comunicación.

El logo del Fondo Monetario Internacional visto dede afuera de su sede central en Washington

Además, como son todas cuestiones que en otro momento hubieran sido motivo de encendidos discursos de la líder del ex Frente de Todos, Cristina Fernández, o ni qué hablar de su hijo, Máximo Kirchner, el contraste es mucho más fuerte. El viernes, voceros de La Cámpora enviaban el sticker de “Ganó Massa”. 

A continuación, un desglose de lo que surge del llamado Staff Level Agreement alcanzado según lo que escribió el equipo técnico del organismo.

Devaluación ahora, guita veremos 

El Gobierno ya aceptó encarecer hasta un 25% desde esta semana las importaciones de servicios y bienes. Es una forma de devaluar selectivamente vía aumento de impuestos, en una decisión que sin dudas tendrá impacto en los precios, más allá de que se exceptúan distintos bienes básicos. 

El pedido del staff era un salto del dólar liso y llano  para corregir un atraso cambiario que calculan en hasta el 20%. El equipo económico “logra” cumplirle en parte por esta vía. Pero como contrapartida, el Fondo no mandó hasta ahora ni un sólo dólar, y mucho menos plata extra.

Lo que está escrito es que se comprometió a girar “en la segunda mitad de agosto” los US$7500 millones que la Argentina ya le habrá venido pagando desde junio y hasta septiembre. Pero además será un hecho “sujeto a la implementación continua de las acciones de política acordadas”. O sea, meme de Wanda.

O sea, la devaluación con otro nombre es un hecho concreto hoy. Los giros del organismo son una posibilidad atada a condiciones que no está claro cuáles son y en tres semanas. ¿El resultado de las elecciones? ¿El cumplimiento de las nuevas metas?

Además, si alguna vez se vendió que venía el adelanto de plata del futuro porque Massa campeón de las influencias, se conoce que en realidad a lo sumo nos girarán los desembolsos atrasados.

Más ajuste pese a la sequía

Es cierto que el FMI incluyó la frase respecto de que el escenario “se ha vuelto muy desafiante producto del impacto mayor de lo previsto de la sequía”. Y en la Casa Rosada lo resaltan como un triunfo, porque además se otorgan “dispensas” por los incumplimientos de las metas que había que cumplir en cuanto a la cuentas públicas y las reservas, por ejemplo.

Pero acto seguido, el Fondo sostiene el mismo objetivo de déficit primario (antes del pago de deuda) para el año de un 1,9% del PBI. Eso significa que aunque caiga la recaudación por derechos de exportación dado que llovió menos y aunque se intente compensar con los nuevos tributos a la importación, habrá que ajustar gastos más de lo previsto. Según el cálculo del Iaraf de Nadin Argañaraz, en el segundo semestre el gasto público debería caer 6% en términos reales.

El FMI, como hizo siempre, se le mete hasta en el patio de la casa al ministro-candidato antiajuste para decirle dónde tiene que recortar. Le dice por escrito (y Massa acepta) que tiene que “contener la masa salarial”, es decir que evite aumentar los sueldos del Estado aún ante este alza del costo de vida; que tiene que “actualizar las tarifas de energía”, es decir subir la luz y el gas para bajar subsidios; que tiene que “fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada”, es decir que siga achicando la cantidad de beneficiarios de planes sociales en este contexto; y que tiene que ir a una “mayor racionalización”, es decir, reducción, de “transferencias corrientes a provincias y empresas públicas”.

Mover el dólar, intervenir menos

Al margen del pedido de un salto cambiario y de la respuesta del equipo económico con el establecimiento de más impuestos para “devaluar sin devaluar”, el organismo de la calle 19 sostiene en su jerga que “la tasa de crawl continuará utilizándose para preservar la competitividad y respaldar los objetivos de acumulación de reservas”. 

Traducido, implica que el Banco Central deberá seguir aumentando el precio del dólar oficial de a poco todos los días por arriba de la inflación, algo que en otra vida Cristina y Máximo hubieran considerado inflacionario pero ahora se ve que no, o que en todo caso se acepta porque este ministro agarró la papa caliente y bla.

Máximo Kirchner junto a Mayra Mendoza y Julia Strada en un acto en Quilmes

En este punto es interesante cómo se extiende en los análisis que Massa “consiguió el OK para intervenir” vendiendo bonos para que no se disparen los dólares paralelos, cuando es algo que ya viene haciendo todos los días. Así como lo leen. No hay novedad en ese sentido.

Es más, si se hace una lectura más fina de lo que escribieron desde Washington tal vez la conclusión sea hasta en sentido más restrictivo. Porque el texto habla de que habrá “intervenciones en los mercados paralelos y de futuros de divisas”, bien, pero completa que estarán “centradas en abordar situaciones de condiciones desordenadas”

Todo en un contexto donde se presenta como un éxito que el organismo haya bajado de USS8.000 millones  a USS1.000 millones el objetivo de acumulación de reservas netas, un número que igual en los cálculos tanto de Consultatio como de la consultora PxQ usan la misma palabra para definir: “imposible”. Salvo, explica la firma de Emmanuel Álvarez Ahis, que se esté descontando -otra vez- que habrá una devaluación fuerte antes de fin de año.

Pagar como sea y nueva deuda

A todo esto, la frutilla del postre del acuerdo por ahora sin dólares pero con devaluación encubierta es que como habrá que seguir pagando con lo que haya, el Gobierno anunció que pedirá prestados US$ 1000 millones que no estaban en los planes para cubrir el vencimiento en principio de este lunes. 

De hecho el Fondo celebra en su comunicado que las autoridades mostraron su compromiso para “mantenerse al día con las obligaciones financieras con el organismo”

En su gira proselitista por La Rioja, Massa se tuvo que conectar con los miembros de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para básicamente manguearlos de urgencia. “Crédito puente” se informó en dos párrafos sin más. No digo que sea lo mismo que la precandidata Patricia Bullrich hablando de volver a endeudarse con el FMI, pero sin duda es nueva deuda para pagar otra que ya estaba renegociada.

Se suponía que el FMI nos daba los fondos para ir pagando los vencimientos en cada revisión. Pero como eso no pasa desde junio ya usamos el préstamo chino o swap para pagar el mes pasado y ahora la CAF. 

Cuando llegue la plata del Fondo podríamos devolverla, o habrá que buscar nuevas fuentes de dólares hasta el infinito. Un formato tipo “telar de la abundancia” donde hace falta siempre uno nuevo que entre y ponga para pagarle al otro, pero que sería más un “telar la escasez”. Y que siempre está al borde de volar por el aire cuando se corte la cadena porque se acaba la magia.

Más allá del FMI

Es absolutamente cierto que el FMI, por imposición de los miembros más importantes, como Estados Unidos, jugó full full en favor de la reelección de Mauricio Macri en 2019 con un préstamo de tamaño injustificable, y que ahora se pone ultrafino con exigencias de una devaluación del tipo de cambio oficial que desaconsejan, así suelta y sin poder político, figuras que nada tienen que ver con este peronismo, como Domingo Cavallo.

Pero hoy el Fondo además de ser una pesada carga que legó la administración anterior, es sólo uno de los problemas que enfrenta la Argentina, donde los quilombos macro son muchos más grosos y profundos, como los desmanejos fiscales, cambiarios y energéticos que se repitieron gobierno tras gobierno y han terminado en la destrucción de la moneda, un proceso que tal vez pueda fechar su origen en este siglo allá por el final del gobierno de Néstor Kirchner.

Y si bien la exposición al organismo te deja regalado y vulnerable a los designios de un técnico por irse de vacaciones o frente al tablero de la geopolítica, el hecho de que tenga que ser el FMI el que te venga a decir no regales la energía, remunerá bien al ahorrista o no atrases el tipo de cambio porque vas a exportar menos habla más de nuestros desvaríos de origen que de otra cosa. 

Al final, las contorsiones de un ministro que acepta esas recomendaciones pero lo presenta como que le cantó las cuarenta porque también es el candidato de la fuerza política que dice que está en contra pero igual lo apoya son tal vez solo una anécdota. 

O tal vez un detalle que habla de un giro más groso que está dando toda la sociedad hacia reconocer los límites de una economía con restricciones. Incluido el kirchnerismo, aunque necesite empaquetarlo de otra forma más digerible.

Está pasando