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Columnistas

El éxito de hacer que anden los colectivos

El acto por la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner con el presidente Alberto Fernández, su vice Cristina Fernández y el ministro de Economía y precandidato Sergio Massa será un hito por la importancia de la obra para la economía del país y porque el Gobierno ha funcionado tan mal que ver a los tres accionistas principales de la coalición oficialista juntos llama la atención.

Estaría genial que tocaran sus hits en vivo en la cara de los demás. Que Cristina tire ahí otra vez lo de “estos funcionarios que no funcionan”, que Alberto salte con que él está “terminando con 20 años de kirchnerismo” y que remate Massa con “los voy a meter presos”. 

No va a pasar, pero el solo hecho de imaginarlo -o de recordar cuándo cada uno dijo lo que realmente piensa- es lo que le da al acto de esta tarde un aura de cine, además -claro- de la proeza técnica que fue la construcción del ducto en 10 meses que puede permitirle a los próximos gobiernos ahorrarse un montón de dólares en energía.

Sergio Massa presenciando el final de las obras del Gasoduto Néstor Kirchner

Seguramente habrá énfasis en la unidad del exFrente de Todos devenido en Unión por la Patria aunque más no sea por necesidad, estrategia o conveniencia, con un equipo en el que se combinan el es-lo-que-hay con el no-queda-otra de cara al último mes antes de las primarias del 13 de agosto. 

Es que a esta altura, cada uno está atendiendo su propia pelea. Massa, enfrascado en su método de gestión-campaña para evitar que un lío más grande en lo económico y social se lleve puesto su sueño de poder de siempre, ahora que encolumnó al peronismo detrás suyo. Cristina, concentrada en su intento de sostener el capital propio como sea. Y Alberto, disfrutando un final en fade de su mandato mejor de lo que pintaba.

“No hacer nada”

Cuando el viernes a las 16:47 se difundió un link para una “transmisión desde el Ministerio de Economía” algunos financistas se preguntaron: “¿será algo sobre el FMI?”. La inquietud por la falta de acuerdo para conseguir dinero fresco del organismo multilateral que refuerce las reservas del Banco Central va en aumento entre operadores de bonos y acciones, y también entre los que hacen la política económica. No es desconocida para nadie la historia de los gobiernos que tropezaron en su recta final porque se quedaron sin divisas del Fondo.

Esta semana el Palacio de Hacienda volvió a patear vencimientos para fin de mes para seguir negociando. Las exigencias para mandar la plata que reponga lo que se ha ido destinando a los distintos pagos del préstamo que tomó Macri y deje también algún colchón extra tienen que ver con cambiar el precio del dólar que se les vende a los importadores, es decir, devaluar el tipo de cambio oficial

Hacerlo impactaría en la inflación y por ende en la campaña presidencial, justo cuando el oficialismo tratará de hacer bandera con la “desaceleración” de niveles altísimos a sólo recontra altos. El viernes sale el dato de junio. Festejarían que arranque con 6 o sea 7 bajo. 

Por eso en la discusión que se extiende se evalúan alternativas. Subir impuestos al comercio exterior (“devaluación fiscal”, le dicen). Otro dólar especial para el campo para que ingresen divisas (calculan que quedan unos 10 millones de toneladas por vender). Se discuten también niveles a partir de los cuales se permitiría intervenir en el mercado cambiario. En fin.

Mientras tanto, el Central terminó la semana con un drenaje de US$350 millones de las reservas entre los dólares y los yuanes que se ofrecen para abastecer la demanda que no cubre el mercado. 

Del mercado…

La consultora PxQ evaluó los incentivos para aceptar los condicionamientos (devaluar o desdoblar con aranceles especiales) o seguir igual. “En base al análisis previo, se puede pensar que el escenario base del Gobierno hasta las PASO es no hacer nada. Si bien implica una administración de importaciones que agudiza el impacto negativo sobre la actividad, en la medida que se pueda seguir utilizando el swap de China este efecto podría neutralizarse”, escribió la firma del exviceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis.

Banqueros y CEOs leyeron todo tipo de diagnósticos antes del fin de semana. Consultatio Financial Services puso el acento en la charla de Massa con su par de Egipto, Mohamed Maait. Recordó que el país de las pirámides es “el segundo deudor ante el FMI” y remarcó que el encuentro contribuyó a generar “temores respecto de un eventual default con el organismo”.

Desde la compañía Invertir en Bolsa, en tanto, le mandaron un informe a sus clientes también con una perspectiva de que habría escasas novedades a corto plazo. Detallaron que cuando haya entendimiento técnico deben pasar “entre 15 y 20 días” para que lo trate el directorio del Fondo. “Es decir que para poder contar con desembolsos antes del 31/7, el acuerdo debería quedar cerrado antes del 10 de julio”, concluyó.

La Fundación Mediterránea a su vez extrapoló los datos de las cuentas públicas conocidos hasta ahora: de seguir con estos números de recaudación y gastos, el déficit fiscal a fin de año rondará el 3,4% del PBI, un punto y medio más que lo que establecen las metas del acuerdo. O sea que habrá que apelar a la sequía para conseguir un perdón y lograr que repongan lo que se usó hasta ahora. Pero será difícil que envíen fondos extra sin ponerse más duros.

… a los bondis

El link del WhatsApp del viernes finalmente tenía que ver con la intervención del ministro Massa en el conflicto entre empresas y colectiveros que había dejado sin viajar a millones de personas en esa mañana.

Por un momento había asomado esa sensación de chispa inminente que se siente cuando un par de pibes patean el portón de la estación de trenes de Once, donde también pararon de sorpresa los jerárquicos. 

La paz social es un delicado puente colgante sobre empleo precario, ingresos raleados y servicios públicos de baja calidad. Las tarifas que no reflejan los costos y los subsidios del Estado en proceso de revisión tienen tecleando un día la red de bondis, otro el sistema eléctrico, y así.

Sergio Massa cruzó a los empresarios de colectivos por el paro

Pero aún en ese clima, Massa y su gente tienen el manual para hacer de todo un hecho de campaña. Basta ver que la agenda del funcionario hasta puede incluir el anuncio de la ampliación del uso de la SUBE en las islas del Delta junto a su esposa Malena Galmarini, titular de Aysa y precandidata a la intendencia de Tigre. Impossible is nothing.

Por eso, con naturalidad el ministro emergió también el viernes de caos primero para gritar en un acto que no les tiene miedo “a los parásitos del Estado”, en una fórmula de buscar culpables más cantada que las sesiones de Bizarrap. Y después, se sentó con las partes y se dio un gusto: comunicar que en treinta minutos se restablecía el servicio de transporte automotor de pasajeros

Pera el juego del gestor en la carrera electoral fue hacer magia. Mostrar el chasquido de dedos y el “problema solucionado”. Rotundo éxito. Algo que claramente no puede hacer con el Fondo, dado que el 26 de junio había dicho que en las “próximas horas” cerraría el nuevo programa. Y ya pasaron 12 días.

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