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Columnistas

Frases hechas que no suman

Frases paternidad

Recuerdo claramente que, poco antes de la llegada de mi hija, me crucé con algunos padres amigos y otros conocidos que me decían cosas como: “preparate porque no vas a dormir por dos años”. Con el tiempo y la experiencia, me di cuenta que no fue así. Simplemente esta gente me estaba trasladando su experiencia personal como una verdad absoluta. Una de las tantas frases hechas que suenan a verdad pero que no se aplican a todos los casos. Porque cada familia tiene sus particularidades propias. Recuerdo algunas noches en donde mi hija se despertaba a las dos o tres de la mañana y había que hacerse cargo del momento, pero de ninguna manera fue una tortura. Y lejos estuve de no dormir como me habían vaticinado.

A la distancia, siento que a veces la gente quiere trasladar su experiencia sin tener en cuenta que, si por ejemplo no pudieron conciliar el sueño por dos años, fue porque hicieron algo errado. Lo mismo sucede con tantas otras frases que te tiran por la cabeza proyectando frustraciones personales. Otra de las que me dijo un amigo cuando mi hija empezaba a dar sus primeros pasos fue: “preparate porque ahora va a empezar a abrir y a cerrar todos los cajones y a tirar todo”. Claro que era algo que le había sucedido a él. En vez de enfocar en lo mágico que es ver que tu hija comienza a desplazarse por sus propios medios, la mirada estaba puesta en lo negativa de su experiencia.

Vivimos en una sociedad que se queja constantemente de todo. Hasta de sus hijos e hijas. Cuando uno va a ser padre, aparecen miedos lógicos a lo desconocido. Y cruzarse con un comentario que ahonda en esos miedos por supuesto que no suma nada. Quizás es un buen momento para sincerarnos con esas personas y pararles el carro ahí mismo. O directamente tomar nota de con quién nos estamos relacionando. Es una buena oportunidad para filtrar vínculos. Desde el lado del consejero, en vez de señalar que se avecinan noches tormentosas, sería más interesante y productivo decir lo que a uno le funcionó para superar esos desafíos que propone la paternidad/maternidad. O hablar de las falencias en las que uno cayó para que sirvan de ejemplo de lo que no nos resultó.

En mi caso, durante los primeros años de mi hija, la parte en la que había que ayudarla a dormir estaba exclusivamente a cargo de la madre. Se había acostumbrado a hacerlo con la teta y parecía que era por ahí. Además, me sacaba el peso de tener que enfrentar esa situación. Recién cuando tenía tres años, empecé a hacerme cargo. Si bien me costó al principio, a medida que lo fuimos logrando me di cuenta de la hermosa sensación de experimentar que se durmiera con mis cuentos y mis abrazos. En todo ese tiempo me había perdido esa oportunidad por no salirme de un lugar de confort.  

En resumen, pienso que habría que prestar atención tanto al momento de dar consejos como al de recibirlos. Saber que, si caemos en frases hechas cargadas de negativismo, no hacemos otra cosa que condicionar a quien queremos ayudar. Tener bien en cuenta que lo que a nosotros no nos funcionó como padres o madres, es nuestro. En definitiva, aportar soluciones y no frustraciones.