Este 8 de marzo no será un Día Internacional de las Mujeres como otros. En el marco de una fuerte reacción político-cultural a nivel internacional contra los feminismos, las ideologías de género y las identidades feminizadas -como si estuviésemos excedidas en derechos-, en nuestro país estamos enfrentando un ataque sin precedentes por parte del gobierno de Javier Milei que con golpes de knock out todavía intentamos hacer inteligible. Cierres de empresas, despidos a granel, destrucción de salarios, desguace de jubilaciones, desbaratamiento de planes sociales, suspensión de envío de alimentos a comedores populares, agresiones, insultos, exclusiones y distintas formas de represión forman parte del día a día desde hace tres meses de la vida de las y los argentinos.
Para las mujeres y las infancias, las consecuencias de estas políticas han sido y son aún más severas. No solamente porque repetidas veces este gobierno ha atentado contra políticas públicas vinculantes, desarticulando la labor del Ministerio de las Mujeres, atacando la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y la perspectiva de género en las políticas públicas, entre otras acciones, sino porque, además, los sustantivos que comienzan a nombrar los resultados de las prácticas son femeninos: el principal, la pobreza. Pobreza es un sustantivo femenino y es el resultado de la brutal política de ajuste con la que se intenta “salvar a la Argentina”. Otro sustantivo femenino es el de la desocupación.
En nuestros espacios de trabajo estamos movilizadas. En estos días, en las universidades celebramos el ingreso de más estudiantes que apuestan a la educación pública y, al mismo tiempo, desarrollamos diferentes jornadas de lucha ante los recortes presupuestarios. Este 8M tenemos distintos motivos para estar juntas y en las calles. Marchas, asambleas, conversatorios, debates, mateadas, intervenciones gráficas, encuentros de tejido, serigrafía o danza son algunas de las formas que hemos adoptado para encontrarnos. En todas las provincias, en las ciudades y en los pueblos pequeños, las mujeres y las disidencias alzaremos nuestras voces contra las políticas que pretenden cercenar nuestros derechos conquistados. Por eso, construimos, a través de una herramienta digital, un mapeo colectivo de nuestras intervenciones en el territorio para que todas lo conozcamos y podamos sumarnos. Nos propusimos visualizar y visibilizar las consignas que nos movilizan en nuestras multiplicidades y diferencias, pero con el mismo objetivo: participar activamente al paro feminista internacional.
En este contexto, este 8M es un día de lucha y una oportunidad para movilizarnos contra todos estos ataques a lo largo y ancho del país. Hoy más que nunca nos queremos, juntas, vivas, reflexivas, en las calles y con visión atenta.