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Policiales

Crimen del country de Pilar: qué se sabe hasta ahora

country la delfina

Roberto Wolfenson (71) murió la semana pasada en circunstancias sospechosas. Su familia, en el radar de los investigadores, busca salir de la órbita. Los dos hijos del ingeniero electrónico pidieron ser parte en el expediente y ahora su pareja presentó su propio abogado.

Su pareja hace 18 años, Graciela Orlandi (70), presentó nuevos argumentos y la necesidad de cambiar de abogado. Los testimonios hablan de una crisis respecto de la casa de La Delfina, el country donde vivía Wolfenson.

Todos los testimonios y dudas alrededor del entorno familiar no tuvieron elementos sólidos en la investigación, que aún no tiene una hipótesis clara. En los intercambios de WhatsApp de los días previos al crimen no detectaron ningún cruce llamativo, sólo conversaciones cordiales y cotidianas. Incluso Wolfenson le pidió a su pareja que le trajera alfajores a unos albañiles que habían hecho una reparación en la casa.

Orlandi tiene dos hijos que tendrían acceso como propietarios a La Delfina, que hace dos años incorporó el sistema de reconocimiento facial para registrar los ingresos de los socios.

Según declaró la mujer este jueves ante el fiscal Germán Camafreita, de la Fiscalía N° 3 de Pilar, se enteró el "viernes 23 de febrero a las 16.30 de que Roberto estaba muerto". Aclaró que "no entendía nada" porque su mamá lo llamaba al mismo tiempo que su hermana, pero "que estaban juntas".

Fue así que se acercó al departamento de Devoto donde le explicaron y que "llegó a La Delfina una hora después". Wolfenson también tenía dos hijos, producto de una relación anterior, pero entraban a su casa como invitados. Es decir que debían darles acceso desde la casa del lote 397 para ingresar.

Los hijos, confiaron fuentes consultadas por Clarín, no tenían un vínculo estrecho con su padre. Su hija hacía tiempo no tenía contacto con él y su hijo sí, pero no regular. El fin de semana posterior al crimen, iría de visita a la casa de Pilar, fue por eso que el pedido de Wolfenson a la empleada doméstica fue adjudicado a ese encuentro y no a otro.

El jueves 22 de febrero el empresario fue visto por última vez por una empleada a la que le habría pedido que limpiara una habitación de invitados porque recibiría visitas. Para Esteban Wolfenson (35) esa indicación se refería a él, pero no ha quedado claro en el expediente.

Ahora las aguas quedaron formalmente divididas. La pareja del ingeniero, con el que no estaba casado, presentó su propio abogado. Se trata de Alejandro Broitman, que adjuntó el certificado de convivencia para solicitar ser particular damnificado.

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