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Columnistas

Milei y la música: un horrible monstruo con peluca

milei música

Por algún motivo Javier Milei ganó las elecciones, y para celebrarlo alguien ordenó darle play a una banda que, sin decirlo explícitamente, coquetea con su imaginario desde hace tiempo: La Beriso sonó en el bunker libertario con su tema “Vamos por la gloria” (canción que Milei ya había usado unos días antes para musicalizar una story en la que intentaba chapear convocatoria propia con una foto que en realidad era de la última Marcha del Orgullo en Córdoba), mientras la variopinta fauna de criptobros, cosplayers y socios vitalicios de la casta que ahora es el oficialismo se regocijaba con la victoria. En su momento Rolo Sartorio, líder del grupo de Avellaneda, había parado un cántico de sus fans contra Mauricio Macri porque -dijo- ellos no tenían “banderías políticas”, y en el mismo disco en el que está “Vamos por la gloria” (Culpable, 2009) supo incluir “Argentina”, cuya letra dice “ay, cuánta gente con hambre; ay, qué gobierno tan ignorante, ay, cuántos cortes sin causa; ay, cuántas causas olvidadas”. La antipolítica que llevó al economista distópico a la Casa Rosada, esa que supuestamente no es ni de izquierda ni de derecha, pero siempre es de derecha, aplicada a la música.

La relación del presidente electo con los músicos no siempre es tan armónica como este nuevo vínculo con La Beriso. Por el contrario, llegó incluso a pelearse con la banda que, sin querer, le hizo un jingle de campaña: La Renga se hartó de escuchar “Panic Show” (“hola a todos, yo soy el león”, cantaba a viva voz el papá de Conan, dándose ánimos) sonando en los rallies entre consignas neofascistas y expresó su rechazo en Instagram. “Quien quiera es libre de escuchar, cantar, bailar y poguear canciones de La Renga, lo que está mal, legal y moralmente, es tomarse la libertad de usar esas canciones para una campaña política y beneficio propio, un seguidor de nuestra banda jamás haría eso. Entre nosotros existen lazos y sentimientos, no queremos tener un disfrazado de amigo hablando de la libertad”, dijeron los miembros del trío de Mataderos, que en los 90 también habían flirteado con la antipolítica discursiva (“no me convence ningún tipo de política; ni el demócrata, ni el fascista; porque me tocó ser así, ni siquiera anarquista”, bandereaban en “El revelde") pero que con el paso del tiempo supieron demostrar compromiso participando, entre otros eventos, del festival por los 30 años de la democracia en Plaza de Mayo en 2013. "No quiero ser partidario, pero a partir de un momento a esta fecha los últimos gobiernos han acercado mucho a la juventud y se notó como un resurgimiento popular que es muy importante para la Argentina", declaró Chizzo en aquel entonces. “Cantaban en actos de Cristina, les molesta un liberal”, retrucó Milei. dando a entender que la irrestricta libertad para elegir quién usa tu canción rige siempre y cuando se la dejes usar a él.

También tuvo su intercambio con La Bersuit, que le mandó carta documento por haberse adueñado de “Se viene”. Las vueltas de la vida: Milei usa para hacer proselitismo una canción que fue pensada para denunciar las catástrofes del menemismo y del delarruísmo, que tuvieron como factor común las recetas económicas de Domingo Cavallo… que apoyó a Milei. Alberto Verenzuela, uno de los autores, firmó la queja legal​; el otro autor, Gustavo Cordera, está ocupado hablando de “plandemia” y “farsa sanitaria” en entrevistas y grabando temas como “El baile del esclavo” (Cuerpo, 2021) , donde pasa con el changuito por la góndola libertaria y carga todo lo que encuentra con frases como “se está llenando de albinos, se está llenando de fans, es el desfile obediente de la manada global”, “me cago en sus escraches y en la cancelación, si ellos tiranizan yo soy revolución” y “ejércitos de pokemón sueñan revolución, cantan la misma canción esperando a Perón”.

De cara a las elecciones que lo consagraron como primer mandatario, Milei recibió más rechazos que apoyos en el mundo de la música, y varios vinieron del lado de los géneros urbanos. “Algunos cuentan teca porque tienen el olvido y no saben contar cuántos son los desaparecidos”, soltó Acru en un freestyle, criticando el discurso negacionista que el futuro presidente y -sobre todo- su vice Victoria Villarruel vienen sosteniendo desde que ganaron notoriedad. En el mismo plan, Wos también improvisó: “No soy falso león, no rancheo con los gatos ni me abrazo a un pato", obviamente en relación al acuerdo Milei - Macri - Bullrich. Mientras tanto, del lado del siempre combativo rock, Andrés Calamaro se reconocía en Instagram como “negacionista del cambio climático y de las energías renovables", al tiempo que decía que “la cifra de treinta mil, como llamar ‘desaparecidos’ a muertos asesinados, forma parte del protocolo exterior para que la masacre tenga estatus de crimen contra la humanidad”, concluía que votar a Milei era “elegir entre algo distinto” y un rato después borraba todo. 

Para ser justos, desde el rock también le llovieron críticas, de Iván Noble a la Unión de Músicos Independientes, de Pedro Aznar a Catriel Ciavarella, de Acorazado Potemkin a Pantro Puto de Él Mató. También desde el pop/trap/reggaeton, donde María Becerra paró un show para opinar sobre la propuesta de la diputada electa y terraplanista Lilia Lemoine de que los hombres puedan renunciar a la paternidad a voluntad: “Quiero que sepan que, al menos en Argentina, siete de cada diez padres no pasan la cuota alimentaria para sus hijos”, recordó. Y ni hablar de Lali Espósito, que ante la victoria del libertario en las PASO tuiteó “qué peligroso, qué triste” y después subió la apuesta diciendo “no me pone para nada mal que me bardeen por considerar peligroso y triste que haya gente que vote a un anti-derecho”. Milei le contestó: “No sé quién es, yo escucho a los Rolling Stones”, dejando así en claro que sí sabía quién era.

Es cierto que a Milei le gustan los Rolling Stones: dice haberlos visto en vivo catorce veces y hasta llegó a cantar en una banda tributo a ellos, Everest. Sus dotes como vocalista las demostró hace cinco años, cuando participó del programa La tribuna de Guido (Kaczka) imitando a Leonardo Favio, acaso sin saber que, de estar vivo, el cantante y cineasta -símbolo de la militancia peronista- no habría dudado en calzarle un tatequieto. Con todo, un grupo de fans de Sus Majestades Satánicas congregados en el colectivo Rolingas contra Milei no se comieron ninguna y se expresaron en Twitter en su contra, igual que las swifties, los seguidores de BTS, las “nenas de Sandro” y los fanáticos de la Mona Giménez.

Quienes lo bancaron fueron los integrantes de una movida no muy difundida (con razón) entre el gran público pero que circula de boca en boca entre los enterados: la del rock y el pop militante mileísta. Para muestra basta un botón: Una Bandita Indie de La Plata lleva 128 mil reproducciones en Instagram con su tema “Javier Milei: el último punk” y otras tantas con “Fuckultad Zurda” (“los leen en la facu, los leen en el cole; todos autores zurdos, no lo puedo creer”). Declarados “contraculturales”, tanto ellos como otros grupos y solistas del mismo palo que replican en forma de canciones precarias el lenguaje chicanero boludón adolescente de Twitter (Un Pibe Libertario, Los Herederos de Alberdi, Francisco Medina et al.), ahora se ven en el dilema de agitar rebeldía parados del lado del poder.

Así las cosas, como cantaba uno que seguro no le gusta a Milei: lo que pasó, pasó. Queda mirar para adelante y ver cómo y por dónde asoma la resistencia musical dentro del mar de penurias que se avizoran. La experiencia con el abandono absoluto del Estado a la juventud existe: en los 90, los chicos que eran “como bombas pequeñitas” se amuchaban alrededor del fuego de ese Estado sustituto llamado Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. ¿Quién encarnará la protesta y/o el amparo en este nuevo escenario? Hay muchas dudas y una sola certeza: La Beriso no.