Me encanta quedar atrapado en lo fascinante que resulta que al acto de descartar lo llamemos 'Elegir'.
Aclaro que entiendo ese mecanismo humano, ya que sería prácticamente insoportable ser todo el tiempo conscientes de qué aquello que elegimos vivir no es más que la consecuencia del verdadero hecho trascendente, como es haber desechado las otras posibilidades, que casi siempre lucen infinitas.
La vida carecería de todo sentido si, por ejemplo, un hombre le dijera, mirando fijamente a los ojos a la mujer que ama: "Ha sido muy curioso ir vivenciando cómo iba descartando a cientos de Miles de mujeres con las que nunca sabré si hubiera alcanzado el pináculo de la felicidad, hasta un día descubrir que ese millar de flechas que cupido falló fueron las que me trajeron hasta tus brazos, indefectiblemente".
Mmmhh... Pareciera que suena mejor si lo expresamos dándole un sentido a las cosas, y declamamos que "Fue maravilloso entender qué la única flecha que cupido tenía destinada para mí corazón se incrustó, sin dudar, en el preciso momento en el que te vi ingresar a la sede Boedo de Edesur. El destino, cupido y yo te elegimos, Raquel.."
Cuánto mejor suena lo uno que lo otro, aunque en el fondo sepamos que la melodía de nuestra vida está mucho más compuesta por los silencios que ponemos entre nota y nota, que por los sonidos que pueden percibirse de éllas.
Observar y disfrutar lo que tenemos frente a nosotros como situación virtuosa, sin necesidad de plantearnos que ese instante es único, pero tan único como todos los otros instantes que no estamos viviendo por haber dejado de lado todos los granos de arroz salvo uno, es el gran aprendizaje.
Pero, fue escrito en el inicio, suelo quedarme atrapado en revisar el concepto que marca que la elección no existe.
La elección es todo dando un paso atrás para que se genere la sensación de que escogimos el paso adelante.
Elegir remite a una sensación de libertad plena, cuando en realidad lo máximo que nos deja hacer la vida es optar.
Si tuviéramos la posibilidad de comprarnos un auto, por ejemplo, no estaríamos habilitados a elegir uno, sino a optar entre los que nuestra posibilidad económica nos permite.
Por eso, si hablamos de cosas que deben pagarse, en ningún lugar nos comportamos más curiosamente que en un 'Tenedor libre'. Es la muestra más irrefutable de que no elegimos, sino que intentamos 'No descartar' la mayor cantidad de cosas posibles por esa idea de falsa libertad. Entonces emerge el recuerdo de mi tío Roque desfilando con un plato hermosamente repleto por una especie de 'Jenga' comestible que contempla desde rodajas de pionono hasta rabas montadas en sorrentinos, y desplegado con un pulso que le habría dado envidia al mismísimo Gerardo.
Roque no era extraterrestre; por el contrario, era demasiado humano y sabía que en ese lugar se jugaba a lo infinito, entonces quería atrapar el mundo en un recipiente circular y plano.
No hay caso. Nunca elegimos. A lo sumo entendemos que nuestra historia es lo que la vida dejó pasar por el colador, o lo que cayó en nuestra cabeza cuando reventaron la piñata.
Es por eso que me resulta tan increíble que en el deporte se pueda descartar consciente o inconscientemente todo lo que no se hará, en tiempo real, a veces en décimas de segundos, para que luego se muestre la obra cual David de Miguel Angel.
Si hasta el David fue desechar con cincel lo que no, para que luego explotara la maravilla, qué nos quedará a nosotros, creyendo que elegimos frente a la máquina de café de la oficina.
Pero sin dudas los genios descartan con más sutileza...
Nos lo cuenta Jorge Valdano, cuándo luego de la obra cumbre de la historia del fútbol, Diego se le acercó y le dijo: "Perdoname Jorge, te vi durante toda la jugada, pero no encontré el lugar para pasartela.."
Maradona muestra desde su genio inasible que aquél gol a los Ingleses fue, en su cabeza, un 'No gol' de Valdano, y seguramente también mil cosas que fue despreciando hasta empujar el David a la red.
Pelusa podía hacer un gol casi como se le antojara, y aún así debió correr de su cabeza Miles de opciones posibles, y todo en 11 segundos.
Pero Diego era Diego, como Lionel es Lionel. En cambio nosotros, afortunada y lamentablemente, a duras penas 'somos nosotros', y si hablaran de maravillas, jamás seremos la séptima.
El sábado próximo, los jugadores de Boca tendrán la chance de sacarse una selfie en el estadio Maracaná sin saber de qué otras cosas estará compuesta la imagen.
Se saben allí habiendo elegido día, hora y lugar, luego de haber descartado todo lo otro que el fútbol les propuso en este tiempo.
No saben aún si las flechas fallarán o alguna hará blanco como en el modo Raquél de la vida.
Tendrán la posibilidad de Crear el propio David, mientras cada vez pesa más el tiempo que ha pasado desde aquél 2007 de Miguel Ángel.
Boca descartó para poder elegir.
Se está por reventar la piñata, frente a la máquina de café, en el tenedor libre que ofrece 'Copa de la casa'.
Ya llega el noviembre de la elección y el descarte. Del descarte y la elección.
Bah, en verdad, de poder optar.
Lo máximo que nos deja hacer la vida.
No es otra cosa.
Porque ya no nos ofrecen "Libertadores".
Hace rato.
