“Debido a las dificultades que estamos teniendo con las importaciones al no poder girar divisas al exterior, nos vemos forzados en algunos casos a pedirles a los profesionales que reprogramen las fechas de cirugía aproximadamente un mes hasta que esta situación se normalice”.
El correo electrónico que el viernes por la mañana envió el Grupo Ortopedia Alemana a todas las clínicas y sanatorios que abastece grafica cuán al límite llega el sector de la salud -y la economía toda- al momento de la elección presidencial.
El mensaje agrega que se trata de un “inconveniente” que es “general para todas las empresas del país”. Para ser claros: el último día hábil antes del comicio se habla de reprogramar operaciones porque, como avisa esta firma líder del mercado, no se puede garantizar la provisión en tiempo y forma de los insumos básicos que hacen falta para las intervenciones, en este caso de ortopedia y traumatología.
El último día hábil antes del comicio se habla de reprogramar operaciones porque no se puede garantizar la provisión en tiempo y forma de los insumos básicos
Las respuestas de los centros de salud, según pudo saber Diario Con Vos, van desde hacer listas de posibles diferimientos de las cirugías hasta la activación de “planes de contingencia” para tratar de reemplazar los productos necesarios que falten por los de otras marcas que estén disponibles.
Todo, en el marco de un rubro que viene reclamando la atención de los ministerios de Economía y Salud dado que empiezan a escasear desde catéteres hasta reactivos para análisis de sangre y en el que se empezó a multiplicar la cantidad de veces que se utiliza una pieza luego de su esterilización ante la falta de reposición.
Por esta situación, el Gobierno asegura que ha aprobado todas las importaciones que le solicitaron y que se ocupan de los problemas “caso por caso”, aunque nunca termina de ser suficiente, a la vista del estado de cosas que revela el mail de este grupo de empresas que opera en el país desde 1929, según informa en su sitio web.
Los problemas de importación de este tipo son la contracara de un mercado de cambios que también llega a la elección recontra tirante, entre la escasez de divisas por un mal gobierno al que también le pegó una sequía récord, más en última instancia el pánico que generan los escenarios posibles después del recuento de votos.
Hay dudas sobre la transición, es decir, sobre qué comportamiento tendrá Sergio Massa, el candidato oficialista que también es ministro de Economía. Y sobre todo impacta en los comportamientos la posibilidad de que se tomen medidas extremas desde el 10 de diciembre si se impone la fuerza política que propone la dolarización de la economía, que como dijo su candidato Javier Milei, será más fácil de aplicar cuanto más alto cotice el tipo de cambio.
El Banco Central aguanta desde el 14 de agosto un dólar oficial a $350 mientras los paralelos pasaron los $1000 y el equipo económico hizo de todo en los últimos días para que no haya más escaladas. Muchas medidas que tomó fueron públicas, pero otras, más de los pies en el barro, no se conocían hasta ahora.
Lo que se sabe es que intervino en las cotizaciones bursátiles con alguna suma de reservas y que cerró un nuevo colchón de préstamo chino por US$6500 millones para girar a importadores y cubrir vencimientos.
También fue ampliamente difundido por el Palacio de Hacienda que hubo operativos sobre financieras que se movían relativamente a la vista en el microcentro porteño, en negocios cruzados con agencias de turismo.
Pero fue menos conocido que como consecuencia de esta intervención la negociación del dólar blue se corrió a nuevas cuevas que también se saturaron de movimientos de compraventa de billetes no aptos para el chiquitaje, sino para transacciones de US$25 mil o US$50 mil para arriba, según la oficina.
Sobre el final de la semana, el universo de los corredores cambiarios empezó a hablar de “las tres o cuatro cuevas avaladas por el Gobierno”, donde se terminaron cerrando compras de dólares hasta muy tarde para los horarios que se manejan en el mundo de las finanzas.
En esas oficinas se siguieron directivas oficiales. En algunos casos se pidió no operar hasta después de las 16:30, para manejar el humor financiero. En otros se “sugirieron precios máximos” con la llegada de intervenciones “amigas”. Por momentos llegaron pedidos de “no atender el teléfono por media hora”, para “enfriar” el mercado.
Sobre la noche del viernes, incluso, los corredores cambiarios le avisaron a su personal: “Prepárense para que posiblemente tengan que trabajar durante el sábado y tal vez el domingo”. Es decir, tal vez mientras haya gente yendo a votar, puede haber algún recóndito lugar de la City porteña donde alguien esté cambiando pesos por dólares.
Prepárense para que posiblemente tengan que trabajar durante el sábado y tal vez el domingo
Aviso de corredores cambiarios a su personal
La circulación de valijas, única forma de trasladar los fangotes de pesos necesarios para comprar 20 o 40 mil dólares (son 20 o 40 millones de pesos) pueden ser la postal de un fin de semana electoral más al borde de un ataque de nervios que nunca.
Las cotizaciones que se van cerrando, de todas maneras, tienen poca referencia de precio. Los que pagaron hasta $1200 para dolarizarse se arriesgaron. Todos los cálculos de tipo de cambio real con los que debería funcionar la economía argentina arrojan que se trata de un valor exageradamente alto, que transforma nuestros salarios en insoportablemente bajos.
Pero el resultado de esta noche definirá de todas maneras si en la locura del momento termina siendo un mal negocio haber pagado ese valor o si se viene una escalada que lo haga parecer barato.
La fórmula para saberlo, según todos los informes bastante border que circularon entre financistas, es que cuanto más cerca queden los delirios Milei de la Casa Rosada, más alto volarán los dólares paralelos el lunes, mientras que cuanto más chances de dar pelea tengan las versiones tradicionales de nuestros fracasos, sea con Massa o con Patricia Bullrich, más podría estirarse la tensión actual.
Por todo esto hay fintechs y firmas de criptomonedas que anunciaron que permitirán dolarizarse a full el fin de semana, a lo que en definitiva se han plegado las cuevas, como se ve, con estas “horas extras” del acceso ilegal y libre al mundo de las divisas, último refugio de los que huyen de la licuación de sus pesos.
Así estamos yendo a las urnas: mientras la falta de dólares demora las cirugías, la avidez por los verdes mantiene las operaciones (financieras) a pleno las 24 horas del día.
