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Columnistas

40 años de He-Man: siete curiosidades para explicar el mito

he-man

Fue una frenada en seco hasta para las mentes todavía medio crudas de nosotros, los nenes de los 80: nos sobraba manija con He-Man en base a años y años de verlo dibujado, todo grandote y medio ambiguo, y así caímos al cine a ver la película live action, sólo para encontrarnos con ese engendro incomprensible en el que casi todo pasaba en la Tierra en vez de en Eternia, Orko era una especie de duende horrendo con otro nombre y ni siquiera había Príncipe Adam, porque He-Man era Ivan Drago de Rocky vestido como para la noche de strippers de Pinar de Rocha. También estaba Monica de Friends, a la que todavía le faltaban siete años para ser Monica de Friends, y en el medio de la trama había una llave interdimensional que el novio de la que todavía no era Monica se confundía con un sintetizador japonés (?). Masters of the Universe, la película de 1987, fue una de las primeras decepciones artísticas fuertes a las que se expuso la Generación X: tenía todo para triunfar, y sin embargo quedó condenada a la categoría de cosa rara que no da ni para ver en joda, medio fumado. ¿La razón? Bueno, era horrible, pero convengamos que la vara estaba altísima: la serie animada de He-Man y los Amos del Universo, la que hoy mismo está cumpliendo cuarenta años, era una obra de arte insuperable que quizás nunca debió haberse reinterpretado con actores de carne y hueso (o en el caso de Skeletor: hueso nomás).

Lo dicho: antes de ser película (mala) He-Man había sido serie animada (buena). Esos dibujitos fueron los que instalaron la figura de este superhéroe eterniano al que por algún motivo nadie asociaba con el príncipe que a) era exactamente igual con otra ropa y un poco menos bronceado; b) nunca estaba cuando estaba él. Eran los años de apogeo de Schwarzenegger y Stallone: los héroes de acción todos papeados que se cargaban ejércitos con un garrote, y He-Man iba por ese mismo camino pero sin pantalones y siendo extraterrestre (la diferencia es que ni Rambo ni el de Comando se tomaban treinta segundos al final de las películas para dejarte una moraleja útil para la vida, cosa que He-Man sí).

La serie fue un hitazo: dos temporadas de 65 capítulos cada una, producidas por la compañía Filmation con un presupuesto inexistente que, de hecho, los obligaba a usar tomas más de una vez para ahorrar. En la Argentina la empezó a pasar Canal 9 en el 85 y se repitió hasta el hartazgo, para beneplácito de los niñatos que veíamos cómo He-Man y sus compinches Teela, Man-At-Arms, Orko, Sorceress y demás trataban con sumo respeto hasta a los villanos más villanos (porque era un programa para chicos y nadie podía matar a nadie). Por todo esto, ofrecemos a continuación una serie de datos curiosos que sirven para terminar de entender la leyenda del fisicoculturista eterniano más glam que jamás haya existido.

1) Primero vino el juguete, después la serie.

Al revés de lo que suele pasar, Mattel (la misma empresa que hizo Barbie) no fabricó muñequitos de He-Man a raíz del éxito televisivo, sino que pensó una línea de muñecos y le encomendó a Filmation el programa para promocionarla entre los pibes. En realidad, primero lo intentó con una serie de cómics con los que no pasó nada, y después -con muy buen criterio- alguien decidió que en plena era de la televisión (y, como dijimos, de los héroes de acción musculosos) iba a funcionar mejor una serie. Claro que tenía razón: para 1986 la línea He-Man le había dejado a Mattel unos 400 millones de dólares de ganancias e incluso vendía más que Barbie. Asimismo, con estos mismos muñecos nos sobornaban nuestras madres en los 80 para llevarnos al dentista sin hacer tanto quilombo. 

2) Los muñecos pueden haber sido un plagio.

Mattel tenía un contrato con la empresa que tenía los derechos de la historieta Conan en el momento en el que se estaba produciendo la película protagonizada por Schwarzenegger. Lo que argumentan ellos es que por un lado trabajaban en los muñecos de Conan y por otro en los de He-Man; aunque es un guerrero musculoso rubio con el torso desnudo y una espada no tiene nada que ver con el otro.

3) Skeletor está inspirado por un muerto real en un tren fantasma.

En 1976 se filmó un capítulo de la serie El hombre nuclear en un tren fantasma de California. En eso, un meritorio movió lo que creía era un muñeco cadavérico y para sorpresa de todos, se rompió un brazo que tenía hueso y músculo seco. Inmediatamente llamaron a la policía y, autopsias e investigaciones mediante, resultó que el supuesto muñeco era en realidad el cuerpo momificado de Elmer McCurdy, un bandido que había muerto en un tiroteo con la policía en 1911.

El diseñador Mark Taylor recordó la historia cuando le tocó pensar en los villanos contra los que se suponía que tenía que pelear He-Man, y así es como nació Skeletor. Que -cuidado- tiene un par de secretos más bajo la manga.

4) Skeletor tenía cara y es el tío de He-Man.

Y era bastante fachero, la verdad. Cuestión que en los cómics de principios de los 80 se menciona a un personaje llamado Keldor, hermano del rey Randor de Eternia, que en un momento la limó y se volvió jodido. No se profundiza mucho más en el desarrollo del personaje, hasta que en el reboot de la serie animada de 2002 aparece Keldor, tiene un entredicho con Randor y le tira un coso de ácido, pero el rey lo hace rebotar y cae en su propia cara, con lo cual queda desfigurado y se convierte en Skeletor.

Así que, retomando: Skeletor es Keldor, que es el hermano de Randor, que es el papá de He-Man. Por ende: Skeletor es el tío de He-Man.

5) La secuela de la película mutó en una de Van Damme.

Resulta que, como decíamos, la película protagonizada por Dolph Lundgren resultó una bazofia inviable, gracias a lo cual recaudó menos de lo que costó hacerla (17 palos verdes contra 22). Lo cual a su vez empujó un poco más a la quiebra a la productora Cannon, que ya venía fracasando tupido con Superman IV (1987) y otras superproducciones nefastas. La cosa es que, con todo, se pensó en hacer una secuela de la película (por algo al final aparece Skeletor, a quien creíamos muerto, diciendo “¡volveré!”) pero -aunque se trabajó en sets y vestuario- los números no dieron, Cannon perdió los derechos y la idea quedó desechada. Sin embargo, para aprovechar la ropa y los decorados, el director Albert Pyun escribió un guión en una semana y contrató a Jean Claude Van Damme como protagonista. Esa película, Cyborg, se estrenó en 1989 y sorprendentemente sí fue un éxito de taquilla.

Para confirmar que la idea de un filme de He-Man con actores está claramente maldita, el mes pasado Netflix se bajó de una en la que estaba trabajando, aún después de haber invertido casi treinta millones de dólares. Sin embargo, Mattel dice que no se rinde y que la va a producir como sea. Ya va calentando Van Damme por las dudas.

6) La versión en español del tema de apertura la cantaba un chileno.

Memo Aguirre tuvo una banda en su país natal pero no le fue muy bien, con lo cual se radicó en Estados Unidos en 1972 y se dedicó al poco explotado filón de cantar temas de series. Con el seudónimo de Capitán Memo da conciertos en los que interpreta esta canción y las de otros programas como Dinastía, Dallas y más.

7) Hubo un He-Man uruguayo.

Una muestra de la popularidad de la serie animada en la Argentina es la aparición de He-Man (en realidad de su alter ego, el Príncipe Adam) en Los bañeros más locos del mundo, de 1987. Ahí, el crack inolvidable de Berugo Carámbula asiste a una fiesta de disfraces vestido como el heredero del trono de Eternia, sin resignar su bigote. Icónico.