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Columnistas

La necesidad de vender jóvenes promesas y asegurarse un porcentaje ante el salto a uno de los grandes

Marco Pellegrino quería ser tenista. Veía a su hermano Facundo y a los cuatro años pidió empezar a jugar. Con los años su modelo fue Juan Martin Del Potro, quien hasta los 12 años osciló entre el fútbol y la raqueta. Un torneo en Brasil y la chance de viajar por primera vez en avión inclinó el destino del tandilense.

La "salvación" de los clubes argentinos: vender con porcentaje en las ventas

Lo de Pellegrino fue al revés porque a los 14 optó por la número cinco y eso que en el camino lo reformatearon: pasó de ser enganche a zaguero. Uno de sus entrenadores de inferiores en Platense entendió que su biotipo se ajustaba a la perfección como marcador central zurdo, jugadores que no abundan, y se produjo el primer momento de quiebre en su carrera. El segundo fue esta semana cuando se convirtió en el nuevo refuerzo del Milan.

Es el cuarto futbolista calamar que jugará en el gigante italiano y la venta más cara de la historia del club de Vicente López hecha en 3,5 millones de euros. Además, el club tendrá una plusvalía de un 10% en una futura venta, una modalidad cada vez más utilizada por los clubes argentinos como reaseguro en tiempos de crisis.

En lo que va de 2023 hay dos ligas que invirtieron como pocas en el mercado, Inglaterra y Arabia Saudita; a la vez, se está sentando un precedente peligroso al generar una burbuja que podría pincharse en breve. “Arabia no lo está poniendo fácil tampoco y además nuestro mercado de fichajes cierra este mes, pero otros siguen abiertos. El dinero ilimitado es un problema, es así. ¿Qué podemos hacer? Estaría bien que alguien pudiera encontrar una solución o una regulación”, fue la sentencia del alemán Jurgen Klopp, entrenador de Liverpool, que vio como tres de  sus ex dirigidos -Firmino, Fabinho y Jordan Henderson- recalaron en la península arábiga.

Y eso que su equipo ofertó fortunas por el ecuatoriano Moisés Caicedo y el belga Romeo Lavia que eligieron ir a Chelsea. Suena curioso el pedido de regulación cuando la Premier League solo en el mercado de enero gastó 830 millones de euros en compras. La más cara fue la de Enzo Fernández por parte de Chelsea que pagó la friolera de 121 millones de euros, la más cara de la historia de Inglaterra hasta las de Declan Rice, que llegó este mes a Arsenal por 122 millones, y su compañero Caicedo por el que desembolsaron 133 millones al Brighton que lo había comprado en solo 5 millones en 2021.

Fernández fue vendido en julio del año pasado a Benfica en 18 millones de euros por el 75% del pase. El club de Núñez se quedó con el 25% restante a modo de inversión. El Mundial infernal que tuvo, sumado a las necesidades paliadas a golpe de billetera de Chelsea, le dejaron otros 31 millones en enero para convertirlo en el pase más caro de un futbolista vendido desde Argentina. De hecho, de las 10 ventas más caras, River tiene cinco: Lucas Beltrán, Pablo Aimar, Javier Saviola y Lucas Alario completan la generala. Boca posee tres, mientras que Racing e Independiente una cada uno del top ten.

“Está claro que los organismos internacionales deben evaluar bien este tema y tomar las decisiones necesarias para equilibrar el mercado”, fue la queja de Carlo Ancelotti. El problema es que en Medio Oriente no existen las regulaciones que hay en Europa, pero si la UEFA lo permitiera, Real Madrid, Bayern Munich, PSG o el club que sea gastaría a voluntad y un beso grande al Fair Pay financiero.

Rosario Central es uno de los clubes que mejor ha vendido en los últimos años. Angel Di María, Franco Cervi y Giovani Lo Celso eran los pases más resonantes hasta el año pasado cuando Brighton, especialista en comprar joven y barato para revender como Caicedo o Alexis MacAllister, pagó 11 millones de euros por Facundo Buonanotte, que tenía 17 años.

A eso se suman bonos por objetivos y el Canalla se queda con el 20% de plusvalía por una futura venta del volante que ya debutó en el seleccionado mayor. En este mercado de pases se fueron Gino Infantino a Fiorentina y Alejo Veliz a Tottenham que dejaron 27 millones en las arcas del club, además de un 10% de cada uno si los traspasan más adelante.

Pero no son lo únicos. Boca vendió el 85% de Alan Varela en casi 13 millones de euros. Facundo Farias dejó Colón por 7,5 millones de dólares para ir al Inter Miami de Lionel Messi, pero el Sabalero mantuvo el 20% del pase. A los 20 años La Joya ya había sido tentado por River y Boca, se lesionó, parecía que su ascenso se diluía, pero decidió ir a la MLS a jugar con el poster de cuarto. Gimnasia aceptó 8 millones de Lille por Ignacio Miramón y recibirá el 15% de lo que el club gane por un eventual traspaso.  Mismo porcentaje irá a Racing si Souothampton se desprende de Carlos Alcaraz por el que gatilló 13,6 millones de euros en diciembre. Son todos futbolistas de 22 años o menos, con doble dígito de partidos en Primera, algunos con pasado en selecciones juveniles y que configuran ingresos y reaseguros en divisas más adelante que pueden hacer una diferencia gigante en una economía con triple dígito de inflación en pesos.

De hecho hay clubes que están blindados jugadores cada vez más jóvenes, que ni siquiera debutaron en Primera con el riesgo de tener que pagar más sueldos con tal de no perderse una operación jugosa. Franco Mastantuono tiene 16 años, juega en la séptima división de River y acaban de firmarle contrato hasta diciembre de 2025 con una cláusula de 30 millones de euros, la más alta que tuvo un menor de edad en el país. Solo a modo de comparación Gianluca Prestianni, un año mayor, considerado por muchos como la mayor promesa de fútbol doméstico, tiene una salida de Vélez de sólo 10 millones. El jugador fue uno de los atacados por la barra brava del Fortín y viene pidiendo que lo traspasen. La intención de Pablo Aimar es que juegue el Mundial Sub 17 de Indonesia en noviembre.

La crisis económica y también la volatilidad en los mercados de pases cambiaron los hábitos de los clubes argentinos acostumbrados históricamente a vender lo más caro que se pueda afuera y rezar por sacar al siguiente futbolista de sus inferiores. En los últimos años la matriz de negocios mutó en ser socios en las ganancias futuras, a riesgo de vender más barato y que no haya una segunda chance de facturar. Las pruebas muestran que el cambio deja más beneficios y es por ello que cada vez más equipos lo llevan adelante. Porque, al igual que el pasto, si hay algo que crece en la Pampa Húmeda, son futbolistas.

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