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Columnistas

Salir de nuestra burbuja: ¿y qué creíamos que iba a pasar?

javier mieli

La pregunta del día después de la obtención del primer lugar por parte de Javier Milei en las primarias para presidente es una en letras mayúsculas: ¿QUÉ ESPERÁBAMOS QUE PASARA DADO QUE LAS COSAS ESTABAN COMO ESTABAN? 

Obvio, con el diario del lunes siempre a tientas, cuando uno se corre un poco y ve desde lejos al economista libertario gritar enojado contra todos en medio del triunfo, la pregunta se impone con naturalidad: ¿no es absolutamente lógica su irrupción?

Después de años en los que la política, el establishment y los medios nos miramos el ombligo mientras todo empeoraba objetivamente para la mayor parte de la población, ¿qué creíamos que iba a pasar? 

Una vez lo escuché a Jorge Lanata en los días de la crisis de 2001, cuando la gente salía a saquear o copaba las calles con cacerolas después de años de recesión y tras la confiscación de los depósitos plantear al aire algo así: “¿Ustedes pensaban que la gente iba a hacer cola y sacar número para salir a protestar?”

En estas horas, desde anoche, tuve la misma sensación en las tripas. ¿Qué esperábamos que pasara en este contexto? ¿La gente iba a hacer una página del sitio chance.org para pedir que la tengan en cuenta mientras el salario se híper licuaba a lo largo de los últimos seis años y los dirigentes hablaban para sus tribunas?

¿Qué iba a hacer una porción de la población que se hartó de viajar mal en bondi o tren mientras otros se acostumbraron a los choferes del Estado? ¿Iban a salir a comprar libros de Carlos Pagni o Jorge Liotti para hacer una jornada de lectura en protesta?

Un pibe que sale del secundario y tiene más chances de pedalear una bici para ganar dos mangos repartiendo pizzas que de tener un trabajo bien pago con cobertura de seguridad social, ¿va a escribir una carta de lectores a La Nación diciendo “¡demonios, qué desgracia!” y meter un voto de republicanismo indignado?

Alguien totalmente hinchado las pelotas de todo, va a decir ¿“ahora sí, clavo esta boleta de Elisa Carrió al Parlasur y cambio el mundo”?

Tiene total lógica que todo un universo que cada día ve que la pasa peor mientras el mainstream de la política, las empresas y el periodismo no lo registra, se sienta atraído por los gritos de un chabón que nunca gobernó y encima cuando putea a todos lo hace con motivos en los que en muchos casos tiene razón. Otra vez: ¿qué creíamos que iba a pasar, si no?

El tercio de votos que tiene de piso el hombre que habla de la “casta de chorros y corruptos”, capaz de disparar abiertamente contra “la justicia social” como si fuera lo peor de lo peor, también expresa un tremendo “que se jodan” destinado la política tradicional que se organizó en todos estos años en torno a la grieta. Y en ese punto, a esos votantes también se puede concluir que los asiste toda la razón por más aberrante que pueda ser el candidato que canalice ese enojo.

¿Cómo no decirle que se vayan a cagar sin más vitando a Milei a los que en los últimos ocho años, como mínimo, se dedicaron a cuidar su quintita de poder acusando al otro de "Venezuela" o de "neoliberal-fugador", en un sketch en el que se iban turnando ambos espacios en el poder mientras la economía se estancaba, el salario se derretía y los empleos que se creaban mayormente eran de monotributistas casi sin derechos?

Ahora que lo pensás, otra vez con el diario del lunes, tiene toda lógica.

¿Qué creíamos que iba a pasar? ¿La gente iba a decir sólo “oh, qué mal” frente a la interna del Frente de Todos que se masturbó con peleítas cuatro años mientras la inflación iba al 120%, y le iba a dar otra chance más al ministro-candidato Sergio Massa? 

¿Todos iban a seguir sentados esperando ver cómo Mauricio Macri trataba de ordenar su partido político como si fuera su empresa mientras finge demencia por el desastre económico que también fue su gestión, e iba a haber una lluvia de votos para Juntos por el Cambio? 

El domingo se vio, obviamente que no.

Y los que hacemos periodismo desde los estudios de Palermo y trazamos la línea de lo políticamente correcto o no en cuanto tema aparece, ¿no tendremos que mirarnos hacia dentro para ver cuán lejos estamos de los problemas que realmente preocupan a buena parte de la población y sobre todo de la reacción que le genera en las visceras? 

Por más que la agenda de los derechos de las minorías o de las disidencias sexuales o del cambio climático sea completamente justa y corresponda bancarla, ¿no nos lleva a veces a hablarnos en una burbuja tal donde nos damos la razón unos a otros y sobreactuamos la sorpresa cuando un outsider tira lo que llamamos “una barbaridad”, sin entender que podemos estar hartando a cada vez más gente que está diciendo “ey, tengo un laburo de mierda, ¿qué me importa si hablás con la 'e'”?

Hoy la economía tiembla y hay un extra de incertidumbre sobre el flan que siempre es la macroeconomía en tiempos de elecciones. Todo esta en el aire, pero más aún la pregunta que sigue latiendo:

¿Qué creíamos que iba a pasar?