En Australia tuvieron que sacrificar a 46 ballenas piloto que estaban varadas en Cheynes Beach. Luego de que un grupo de voluntarios intentara rescatarlas, volvieron a encallarse y resultó imposible devolverlas al mar, por lo tanto, las autoridades ambientales del país tomaron la trágica decisión.
Durante el operativo de rescate, murieron 51 cetáceos. A los voluntarios no les quedaba mucho tiempo antes de que las 46 restantes perdieran la vida, por lo que se les ordenó desalojar la playa en la que estaban trabajando y los veterinarios procedieron a aplicar la eutanasia.
Las autoridades australianas intentaron un operativo de rescate para devolverlas al océano usando gomones. Sin embargo, a pesar de haberlas llevado mar adentro, las ballenas volvieron en grupo a la playa. Reece Whitby, ministro de Medio Ambiente de Australia Occidental dijo que "es algo terrible, pero es muy conmovedor ver ese sentido de humanidad con la gente que mantiene a flote a estas ballenas".
La aparición de este grupo de casi 100 ballenas piloto en la costa sorprendió a las autoridades, sobre todo porque se agruparon en forma de corazón. A pesar de las advertencias de peligro por parte de las autoridades, muchos veterinarios, expertos en fauna marina y civiles participaron voluntariamente del equipo de rescate.
Los "calderones" o "ballenas piloto" son cetáceos de la familia de los "delfines oceánicos". Hay dos especies: el calderón común y el tropical. "Las ballenas piloto viven en general en aguas profundas. Son muy sociales, se mueven en grupo", dijo Vanessa Pirotta, bióloga marina. A primera vista, es difícil distinguirlas entre estas dos especies. Los científicos las identifican según la forma distinta de sus cráneos.