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Sociedad

Satanismo, magia y prostitución: una investigación revela cómo operó la banda que mató a Ramoncito

Leonardo Gentile Ramoncito

Ramón Ignacio González tenía 11 años cuando lo secuestraron, torturaron, abusaron y asesinaron. Leonardo Gentile pasó casi la misma cantidad de años investigando los entramados de magia y poder detrás del crimen de Moná o Ramoncito, como lo bautizó la prensa en octubre de 2006.

El libro Satán de los esteros, crónica de un crimen ritual que presentó en Buenos Aires el último martes es el resultado de dar vuelta la localidad de Mercedes, en Corrientes. “Las personas con las que no habló es porque no quisieron hablar, eran inaccesibles o estaban muertas”, explicó la reconocida escritora Selva Almada que acompañó a Gentile los últimos años que le llevó ordenar lo que Almada definió como una investigación “realmente apabullante”.

Con vino, música y fragmentos leídos en voz alta el investigador reveló datos desconocidos sobre quién pagó por la tortura y el asesinato de Moná y, consultado por Diario Con Vos, detalló qué fue lo que más le impactó de la prostitución, uno de los pilares económicos de los asesinos y asesinas además del narcotráfico.

Otro aspecto que impactó a Gentile y que remarcó en el libro es la "línea divisoria entre la vida que merece ser cuidada y que puede acceder a ciertos privilegios y otra vida que es simplemente un insumo para el poder o para acceder a determinadas cosas, no es nada más que un insumo, un objeto de consumo que sirve para otra cosa". En ese sentido, el autor consideró que Moná "fue un objeto para que otra persona pudiera acceder a una determinada ambición de poder que tenía y la magia no fue más que un argumento para poder llevar adelante eso".

Con la frase "Basado en hechos reales" impresa en letras negras sobre la pared blanca a su espalda, Almada apuntó contra empresarios, el Estado y "los dueños del poder en Argentina" que "pueden decidir con tanta liviandad y con tanto desprecio sobre la vida de los pobres".

Selva Almada, Leonardo Gentile y Ana Laura Perez (izquierda a derecha) en la Biblioteca Julio Cortázar, Casa de la lectura de Buenos Aires

Por el crimen ritual de Moná fueron condenados a prisión perpetúa quienes la noche del 7 de octubre de 2006 torturaron y asesinaron en nombre del satanismo al niño de 11 años: Martina Ventura, Ana María Sánchez, Omar Aranda, Esteban Iván Escalante, Daniel Alegre, Jorge Carlos Alegre, Carlos Beguiristain, Claudio Nicolás González, Patricia López y Fermín Sánchez. No fue la única víctima y una testigo protegida de 14 años fue clave para detener a la secta.

La prostitución como "combustible"

Además de ser una de las fuentes de financiamiento del grupo de asesinos y asesinas, el sistema prostituyente también había captado a la madre de Moná, Norma. En Satán de los esteros hay una declaración de la fonoaudióloga Sara Pretto y la psicóloga Mirta Robol que explica que la mujer prostituida "cuando cumplió 31, había alcanzado una maduración equivalente a una chica de seis años y medio".

Algunas hojas más adelante, Gentile explica que los policías de Mercedes se reían cuando veían a Norma porque sabían que había hombres que le pagaban por su consentimiento sexual. La prostitución es un personaje más de esta crónica de violencia en la localidad correntina.

¿Qué descubriste de la prostitución en Corrientes?

— El grupo que cometió este crimen estaba relacionado con la prostitución también. Sobre todo con la prostitución de menores y, bueno, hay muchas cosas que me fui enterando al viajar allá, pero lo que más me impactó fue algo que había podido hablar, pero no creía que existía realmente. Una casa en la que estuve tenía una habitación que era un cuarto de ablandamiento que estaba destinado a preparar a los chicos para el ejercicio de la prostitución. Con una ambientación infantil, ambiente muy cómodo y cálido, los iban acostumbrando. Primero a entrar en confianza con la persona que los tenía retenidos y luego a ejercer la prostitución. Una cosa es que te cuenten que existe y otra verlo, ver fotos, hay mucho material audiovisual sobre el caso y eso fue lo que más me impactó. Más allá de que la forma en que captaban a los chicos, también a algunos adultos, era muy impresionante. Pero yo creo que lo que más me impactó fue eso, fue conocer ese lugar porque estaba muy concreto. Construir un espacio para llevar adelante la trata de menores y el acondicionamiento.

Dijiste menores y adultos, ¿terminó habiendo alguna relación entre prostitución de menores y prostitución de adultos?

— Sí, sí, porque en general lo que hacían era tratar de captar personas para explotarlas y cuando crecían también. Lo que pasa es que, hay algo que me explicaba el antropólogo que trabajó en el caso, que es que en realidad el motor de la organización era la magia. Sobre todo una creencia que era el satanismo. Las otras creencias que aparecían son creencias populares que tiene mucha gente, por ejemplo grupos afrobrasileños o algunas creencias tradicionales guaraníes, en las que en ningún momento se habla de sacrificios humanos. En el satanismo, sí. Hay una práctica que está desde el Renacimiento que tiene que ver con eso, que muy pocas veces se practica, en este caso hubo gente que la conocía y la llevó a cabo para matar a Moná. Ese fue el motor principal del grupo. Ahora, para financiarse se dedicaban a la prostitución, también para asegurarle a los miembros del grupo ingresos, también al narcotráfico. Esos eran los combustibles, lo que los hacía avanzar, ir hacia adelante era toda la creencia.

Los impunes

La investigación de Gentile reveló que el Poder Judicial se olvidó de algunos responsables del asesinato de Moná. Nunca enjuiciaron a quienes pagaron por su tortura. "Está probado que hubo gente que pagó por ese crimen y los que pagaron son empresarios de la zona y se cree que algunos dirigentes políticos también", explicó Gentile ante la sala llena y con el sonido de algunos truenos de fondo. Algunas mujeres del público, que escuchaba con atención cada palabra, tenían el pelo y la ropa mojada.

El periodista completó: "La Justicia todavía no le puso nombre y apellido a la persona que pagó por este crimen, pero se sabe que alguien pagó porque hay documentos en los que algunas de las personas que están condenadas le piden a un 'dirigente' que les deposite plata. Incluso ponen número de documento y nombre y apellido como para que hagan giro postal".

Cuando presentó el libro en Mercedes, muchos de los problemas que había visto durante los 10 años que duró su investigación "seguían igual". "Pasan los años y eso no cambia", se lamentó.

Por qué eligió terminar de escribir la historia

"Siempre dudaba si tenía que seguir o no", se sinceró Leonardo Gentile al comienzo de la charla, cuando los músicos Matías y Germán ya habían silenciado las guitarras y Rocío y Tomás terminaron de leer dos fragmentos del libro al público.

Quien lo ayudó a ordenarse emocional y literariamente fue el escritor Leopoldo Brizuela, fallecido en mayo de 2019. Cada vez que le preguntan por sus años de investigación, Gentile aclara que no llegan a ser más de 10 porque en 2019 frenó. Sumado al tiempo dedicado a procesar el impacto emocional que tenía en él lo que le iban contando.

Lo que lo llevó a seguir fue "la valentía" de quienes se animaban a hablar con él: "La gente me contaba cosas terribles, me contaba cosas que pasaban cerca de su casa y seguían viviendo ahí y yo me volvía a mi casa y quedaba lejos de todo eso, pero ellos seguían conviviendo con todo ese horror y con el grupo que cometió este crimen".

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