El presidente de Chile, Gabriel Boric, sufrió un incómodo y gracioso accidente ayer en un tobogán de Punta Arenas, su ciudad natal, hasta donde acudió para votar en la nueva elección de Consejo Constituyente que se celebró ayer.
Durante la jornada que dejó pocos elementos para la risa de sus adherentes, el mandatario visitó una plaza de su barrio y se lanzó por el tobogán de unos juegos infantiles que no estaba acondicionado para un usuario de su tamaño.
¿El resultado? Boric quedó atrapado en la salida del tobogán y debió forcejear bastante para poder salir, según consta en un video registrado por un habitante del sector. El mandatario estaba acompañado por su novia, Irina Karamanos, que al notar el accidente acudió a ayudarlo, pero no pudo evitar que una parte del tobogán se desprendiera durante el forcejeo.
El intendente de Punta Arenas, Claudio Radonich, quien fue a la plaza junto con el director de Obras Municipales para cerciorarse de que el tobogán funcionara, confirmó que “tenía una parte desprendida, que será reparada el lunes”.
Ajeno a cualquier controversia, Radonich dijo que “siempre es grato que el Presidente venga a la ciudad”.
Tras la viralización del video, no tardaron en llegar las críticas de usuarios que consideraron la escena "impropia" de una autoridad.
Boric, sin embargo, contestó a estas críticas con una reflexión en su Instagram. “Cuando era chico, mi nono (nacido en Punta Arenas en 1908) siempre me llevaba a pasear por nuestra ciudad mientras me contaba historias de Magallanes antiguo y me mostraba con su voz pausada y profunda la historia de los lugares que pisábamos”, partió señalando.
En esta línea, agregó que, “aunque él ya estaba algo encorvado, yo lo miraba hacia arriba con ojos de ensoñación y recuerdo la sensación de viajar con él en el tiempo a través de esas caminatas. Recorríamos el Río de las Minas y el de la Mano, Leñadura (…), el cementerio y todos los parques y plazas de la ciudad”.
“Desde entonces, siempre que estoy en Punta Arenas pienso en él cuando cruzo un puente o veo un tobogán vacío, y nunca voy a dejar de cruzarlos o recorrerlos, aunque haya indiscretos que pretendan robar ese momento o amargos que lo critiquen porque niegan la infancia que todos llevamos dentro, esa trinchera de felicidad a la que siempre podemos recurrir cuando la necesitamos”, agregó.