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Géneros

¿Existe el snooping 5.0?

La Mujeres 5.0 somos de una generación anterior al celular, anterior a las tecnologías 2.0, 3.0, 4.0 y con temor a la llegada de la era 5.0 por su poder sin límites.

Somos una generación que jugaba en la calle, subíamos a los árboles del vecino, trepábamos por los techos…. también del vecino. El teléfono era uno solo por familia. Si no funcionaba te llamaban también al de tu vecino. Las redes eran la comunicación verbal, la mirada, los gritos de ventana a ventana, el ejercicio de la espera para recibir un mensaje era fundamental.

No somos de otra era, fueron solo 2, 3 décadas atrás. Todo cambió muchísimo, pero igualmente nos fuimos adaptando.

A lo que quizás no nos adaptamos o no quisiéramos modificar es el poder confiar en el otro. Sin preguntas, validando sus palabras, leyendo las señales corporales, los mensajes subliminales…en definitiva hablar con el otro sin puentes, sin estrategias, sin espionaje, sin tanta vuelta.

Creo que así somos las Mujeres 5.0, sin vueltas. Estamos en una etapa de sinceramiento con nuestras propias emociones, dándonos una oportunidad para saber que deseamos de acá en más. Y en este camino incluimos a nuestras parejas.

La comunicación con la pareja, a los 50 y en línea general es más frontal que la de los millennials, o por lo menos así los cuentan las nuevas investigaciones sobre las relaciones de pareja mediante el celular.

Nuestro celular se ha transformado en el dueño de nuestra intimidad personal, el cual debería ser protegido y como un límite infranqueable que nadie ajeno a el debería cruzar.

El celular ha pasado a ser nuestra nueva identidad, o mejor dicho, gran parte de nuestra vida privada la contiene nuestro móvil. Nuestras cuentas bancarias, tarjetas, recibos de compras online, conversaciones, fotos, mail personales y laborales, apps que te dicen donde estuviste el mes anterior, que comiste y hasta encuestas sobre si te gustó el hotel alojamiento al que fuiste a escondidas… en definitiva, el celular en otras manos es un peligro para nuestra seguridad.

Los datos

Ahora bien, nuevas investigaciones, en especial una encuesta realizada por la empresa Avast, especialista en seguridad digital, arrojó los siguientes datos: Más de la mitad de las personas espía el celular de su pareja.

Si, así como lo leen, más de la mitad de los argentinos espió el celular de su pareja, esta práctica que se conoce como snooping la cual es cada vez mayor.

Hablemos con datos precisos: 63% de los argentinos confirmaron haber revisado el celular de sus parejas. Y hasta un 56% lo revisaron sin permiso de los dueños del móvil.

Aunque el 78% de los argentinos encuestados que realizó snooping (así se llama a la práctica de revisar el teléfono) los mismo reconocieron que, a pesar de haberlo hecho, saben que no tienen el derecho de acceder al dispositivo sin el permiso de su legítimo dueño. Saben que no pueden traspasar esta intimidad sin el consentimiento del otro. Saben y reconocen que están espiando a su pareja.

Entonces, ¿por qué lo hacen?, esa sería la pregunta del millón.

Los argentinos que se infiltraron en el celular de sus parejas lo hicieron para buscar información, una minoría lo hizo para instalar una app sin que su pareja lo supiera y otro revisó el móvil para averiguar dónde había estado físicamente su pareja en un determinado momento y lugar.

Y aquí viene lo peor parte,: según la encuesta, un 27% de los argentinos dijo haber encontrado pruebas de que su pareja ocultaba algo. Y dos de cinco entrevistados reconocieron que eso llevó a una discusión en la pareja.

En el caso de las Mujeres 5.0 me atrevería a pensar que, a menos que estemos en una situación muy enfermiza o de suma desconfianza, no entraríamos tan fácil al celular del otro, nos daría pudor, y creo que el respeto por la intimidad ajena es muy fuerte en nosotras, en nuestra generación.

Les cuento a nivel chisme que lo que más buscaron los que entraron al celular de su pareja fueron las fotos y videos, redes sociales y obviamnente las apps de mensajerías y chat.

Ahora: ¿Cómo entran al celular de sus parejas?

Casi la mitad de los encuestados en la investigación de Avast conocía las claves de su pareja ya que se habían compartido en algún momento. Mientras que en un tercio de los casos el celular de la pareja no estaba bloqueado por una contraseña. Otros memorizaron la contraseña de su pareja, mientras que los menos (menos mal ) engañó a su pareja para que desbloqueara su teléfono mientras  y hasta han utilizado la huella dactilar de su pareja mientras dormía para desbloquear su teléfono.

Increíble pero real, lo que hemos visto en tantas películas, los argentinos también han puesto…”dedos” a la obra.

Creo que las Mujeres 5,.0 ya lo sabemos pero está bueno remarcarlo: Revisar el celular de la pareja, NO ES ACEPTABLE y puede transformarse en un hábito incontrolable y tóxico.

A pesar de que vivimos en un momento donde el amor romántico tradicional está cada vez más en discusión, y en los que se habla del amor deconstruido, y se intenta evitar los comportamientos “tóxicos”. Esta nueva tendencia de revisar el celular de tu pareja y hasta agregarle apps como si nada…no habla de una amor sincero, habla de una falta real de comunicación con el otro. De una necesidad de saber de esa persona pero a través de un aparato, no de la mirada, las palabras, los olores el tacto…una pena!!

¿Qué nos dice esto de nuestros vínculos?

Giselle Bordon, psicóloga y especialista en vínculos y terapia de parejas, dice: “Lo que cuenta el estudio desde las estadísticas sucede y lo escucho en el consultorio asiduamente. Casi de manera automática en cada proceso terapéutico (individual o de parejas) que atraviesa estas dificultades lo primero que sugiero hacer es pensar en: ¿qué es el amor?, ¿por qué estoy en pareja?, ¿qué significa eso para mí? Y la pregunta del millón: y si descubro algo ¿qué hago con esa información? Y mágicamente la cara de espanto se confirma en los consultantes: la mayoría de ellos nunca se lo han puesto a pensar de manera concreta y parecería ser que con mi pregunta estoy tratando de “romperles la ilusión del amor rosa y natural”. De esto habla el estudio: de la falta de confianza. De la falta de definición de un buen contrato vincular, en definitiva, de la falta de diálogo entre las partes”.

Además de acuerdos claros y, por tanto, la necesidad de una comunicación abierta y asertiva que genere confianza e intimidad entre las dos partes, que puede constituirse en un faltante o “algo a trabajar” en una pareja, hay que tener en cuenta que esta modalidad también puede o bien vincularse con formas de violencia de género o, además considerarse un delito.

Las parejas no suelen hablar de estas cosas por miedo: miedo a que se termine, miedo a que la otra persona piense mal de mí. Pero si no definimos lo que queremos del amor, lo que esperamos de una pareja y no lo comunicamos: ¿Cómo puedo esperar que el otro lo cumpla? ¿Telepatía? O ¿una suerte de “magia” que nos dice lo que el otro siente y piensa? Desde la ciencia y los estudios sobre parejas ya está comprobado que hablar de estas cuestiones provoca parejas saludables que no necesitan “mirar a escondidas el celular del otro”. 

"Ninguna forma de fisgoneo es aceptable; cualquier acceso no deseado es una violación de la privacidad", dijo Javier Rincon, Director Regional en LatAm para Avast. "Además, hay una línea muy fina entre el fisgoneo y el acoso. De los argentinos que accedieron al dispositivo de su pareja, el 29% admitió ser entrometido. Otro 6% lo hizo para instalar una app sin que su pareja lo supiera, y un 6% quiso comprobar dónde había estado físicamente su pareja en un determinado momento y lugar. Estas cifras pueden parecer bajas, pero este comportamiento puede suponer un problema importante, psicológico e incluso físico, para los afectados que fueron espiados."

Lo que si es seguro, que estas actitudes suponen una falla grave en la confianza con el otro, en la relación y la construcción de una intimidad compartida.

Por lo cual afirmaríamos que según las palabras de Javier Rincon: “Las parejas que comparten una buena intimidad y comunicación no necesitan interpretar ni “mirar el celu del otro a escondidas” porque saben lo que el otro está viviendo, de igual manera, el compromiso. Se trata de incluir al otro en mi vida, entendiendo que todos tenemos derecho a una vida propia e individual”.

Además no nos olvidemos que revisar el celular de tu pareja o de otra persona es UN DELITO, es violencia y aunque la ley no es 100% clara y exhaustiva en lo que refiere a violencia digital, existen antecedentes que sitúan este accionar en un delito punible.

En definitiva, como Mujer 5.0 les diría que: El verdadero amor hacia el otro es una construcción permanente, que respeta en su intimidad y valoriza su comportamiento, reconoce su subjetividad y lo enaltece  como ser individual que libremente elige amar en pareja.

Con el celular, pidamos comida juntos, tomemos imágenes de momentos insuperables pero después dejémoslo a un costado. El ser que tenemos frente a nosotras contiene toda la info, las apps, la música, en definitiva: las claves de nuestro corazón.

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