Según lo dicho por la CGT, la central sindical de Francia, más de 400.000 personas marcharon en París contra la reforma jubilatoria que busca implementar el gobierno sin que pase por el parlamento. Dicha medida subiría la edad jubilatoria de 62 a 64 años.
Por ahora Macron se mantiene inflexible frente a los reclamos. Los manifestantes buscan presionar sobre la resolución del Consejo Constitucional que este 14 de abril tiene que definir si es legal o no la reforma que busca aplicar el presidente, o en todo caso, llamar a una consulta ciudadana, como proponen los sectores de izquierda.
Lo cierto es que luego de varias semanas de protesta, el conflicto sigue escalando. Al punto total que la contundente movilización del día hoy sumó además intensos niveles de violencia. Según los sindicalistas, la manifestación fue copada por los Black Blocs, grupos de ideología anarquista que se visten de negro en las protestas como táctica para no ser identificados por la policía.
Los manifestantes quemaron La Rotonde, el restaurante favorito de Macron, atacaron y robaron sucursales de la Caisse de Epargne y el banco Credit Agricole y quemaron autos.
Además, hubo enfrentamientos con la policía, donde los efectivos lanzaron gases lacrimógenos.
También hubo movilizaciones en otras ciudades del país galo, como en Marseille y Lyon. Desde la CGT estimaron que habrá nuevas movilizaciones las próximas semanas. El conflicto sólo parece intensificarse y se está convirtiendo en una verdadera crisis democrática que pone en vilo a toda Francia.
