Los indecisos y el abstencionismo serán claves en la elección de Brasil. Tanto Lula da Silva como Jair Bolsonaro se medirán esta noche en un debate, que tendrá puesto el foco en convencer a más de un 20% de brasileños y brasileñas para que asistan a las urnas y que, por supuesto, voten por ellos. Fake News, violencia y temor por denuncias de fraude son parte de esta campaña electoral que, según las encuestas que encabeza el exmandatario, puede terminar muy reñida.
Peleado
A dos días de la votación y de acuerdo al Pollster Graph que hace un promedio de todas las encuestas, Lula obtendría un 48% del apoyo y Bolsonaro un 45%, es decir, un resultado muy ajustado.
Sin embargo, los sondeos le dan mayoritariamente la victoria al ex mandatario y varias de ellas por unos cinco o seis puntos de ventaja.
Si bien las mediciones fallaron en la primera vuelta al no haber reconocido un voto vergüenza hacia Bolsonaro, sí fue más exacto con el apoyo al líder del Partido de los Trabajadores.
La encuesta Datafolha, una de las más esperadas, y que se publicó en las últimas horas, dio un empujón a Lula. El ex mandatario se mantenía estancado, mientras se registraba un aumento de Bolsonaro.
En esta última oportunidad Lula creció un punto y el mandatario actual bajó. El petista aumentó su caudal entre los más pobres y el sudeste, incluso en el sector evangélico mejoró su posición, un sector que vota mayoritariamente por el Presidente.
Pero hay un dato quizás más interesante aún, y tiene que ver con las regiones. La encuesta hace referencia a los tres estados que son más relevantes en cuanto al tamaño electoral, Sao Paulo, Río de Janeiro y Mina Gerais. Según el sondeo, Bolsonaro gana en los dos primeros y Lula en el tercero. El dato es que hay una premisa electoral brasileña que quien gana MG, gana la presidencia. Lo cual da la pauta de que el ex mandatario podría quedarse con la victoria, pero no está nada dicho aún.
A la seducción del electorado
“Lula ganó en primera vuelta, pero ganó fuerte en una parte del país, el nordeste, y en un solo grupo de ingresos, el ingreso que recibe hasta dos salarios mínimos (casi un 50% de la población). Bolsonaro perdió en la primera vuelta, pero terminó ganando en muchos grupos sociales importantes y en muchas partes importantes de Brasil, creo que es la primera vez que tenemos esta decisión tan fuerte es un país que está muy fragmentado, muy dividido”, explica en diálogo con Diario con Vos, Mauricio Santoro, politólogo y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
El especialista hace referencia a una división bastante marcada del voto en Brasil, los más pobres votan por Lula y los de mejores ingresos por Bolsonaro.
También las regiones están muy divididas. En ese marco, los indecisos y el abstencionismo se vuelven claves. Se calcula que al menos un 2% de la población aún no sabe por quién votar y en la primera vuelta más de un 20% no lo hizo.
Nada indica que este último número se modifique demasiado este domingo, pero los candidatos apuntan a seducirlos.
En ese sentido, el debate de TV Globo de esta noche a horas de la votación (en Brasil prácticamente no hay veda electoral) se vuelve relevante. Si bien las críticas que recibieron los eventos anteriores tuvo que ver con la concentración en la pelea entre Bolsonaro y Lula, se espera que convenzan a los indecisos y que logren un mayor caudal de votación.
Posiblemente el debate tampoco esté exento de una situación que pasó en la semana con un ex diputado bolsonarista, Roberto Jefferson, quien, cuando la policía fue a detenerlo a su domicilio, salió armado y empezó a dispararles.
Si bien no se puede saber si este hecho impactó en el electorado, fue un golpe dentro del equipo bolsonarista y posiblemente Lula lo utilice para vincularlo al crecimiento de venta de armas durante el actual gobierno.
Noticias falsas
Uno de los temas que marcó esta segunda vuelta tuvo que ver con las noticias falsas. Por un lado, encuestadoras como Palver y NetLab revelan que las Fake News crecieron en un 253% en la segunda vuelta, con respecto a la primera. Se muestra también que los temas estuvieron más relacionados a cuestiones de religión y de familia. Por eso, se vio también a un Lula que debió salir a desmentir que va a quemar iglesias o que haya pactado con el diablo.
Por otro lado, el Tribunal Supremo Electoral puso mayor énfasis en estos últimos días en limitar la propagación de noticias falsas. Entre las medidas que se tomaron, se concedió más minutos de aire al candidato de quien se haya mentido, se establecieron multas por propagar desinformación y se acortaron los tiempos para levantar información falsa.
Las medidas del TSE para limitar las noticias falsas generaron más de una pelea. Por un lado, se bajaron spots y se cerraron cuentas de redes, pero también desde el bolsonarismo denuncian que los medios de comunicación no cumplen con las pautas y esto llevó a una nueva pelea entre el Presidente y el organismo electoral, a quien Bolsonaro le apunta sus dardos cuando habla de un posible fraude.
Folha de Sao Paulo publicó una nota donde cuenta que el bolsonarismo incrementó los mensajes en redes y whatsapp para pedir a sus seguidores que inspeccionen el voto del domingo.
Con mensajes como: "Eres el ojo del presidente Bolsonaro en la sesión local”, piden que controlen una votación, ante la posibilidad de un fraude. Lo cual genera mayor tensión a la teoría de que si el Presidente pierde por poco, posiblemente no lo reconozca o incluso pase algo similar a las denuncias de Donald Trump en Estados Unidos.
“Creo que Lula puede ganar por 4 o 5 puntos, que es una buena diferencia pero tampoco es una victoria total. Bolsonaro creo que va a ser el corazón de una derecha movilizada con presencia en redes, y será un gobierno para Lula mucho más duro que los dos anteriores”, sostiene Santoro al hablar de lo que puede pasar este domingo en una de las opciones que se pueden dar.
Hay al menos dos posibilidades más, que la diferencia sea poca y haya denuncia de fraude o que gane Bolsonaro. Parece que en Brasil ninguna de estas opciones está fuera de la mesa.
