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Mundo

Dos vacunas incrementan la esperanza de terminar con la malaria

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En comunidades de África la malaria (o paludismo) es endémica y ubicua, pero los expertos se muestran tan optimistas que hasta hablan de la posibilidad de erradicar la enfermedad. Incluso el último año China y El Salvador se certificaron como países libres de malaria.

“Creo que hay muchas razones para ser optimistas”, aseguró Philip Welkhoff, el director de programas de control de esta enfermedad en la Fundación Bill y Melinda Gates, y estimó: “En unos años, en esta misma década, de verdad podríamos desplegar una iniciativa que reduzca los casos a cero”.

En unos años, en esta misma década, de verdad podríamos desplegar una iniciativa que reduzca los casos a cero.

Philip Welkhoff de la Fundación Bill y Melinda Gates

En los seis países que atraviesa el río Mekong en Asia también se redujeron drásticamente los casos de esta enfermedad mortal que transmiten los parásitos de los mosquitos Anopheles. En esa zona la cantidad de diagnósticos descendió en un 90%.

Aún así, en 2020, hubo unos 241 millones de casos y 627.000 muertes. Ese mismo año, casi 12 millones más de niños que viven en África, el continente con más infectados, recibieron medicamentos preventivos en comparación a 2019. Se espera que para 2025 alrededor de 25 países hayan eliminado la enfermedad.

Sin embargo, son dos vacunas las que más elevan la esperanza de erradicar la malaria en todo el mundo. La primera se llama Mosquitrix, tiene una eficacia del 40% y necesitó 35 años y USD 200 millones para terminarse. Recién el año pasado la aprobó la Organización Mundial de la Salud y podría estar en circulación para el final de 2023.

Si bien organizaciones no gubernamentales como Gavi y Unicef comprometieron más de USD 150 millones de dólares cada una para distribuir Mosquitrix y producir 18 millones de dosis los próximos tres años, no es suficiente. Son 100 millones de dosis las que se necesitan por año, cada niño y niña debe recibir cuatro dosis antes del año y medio de edad.

“Si se combina con la herramienta correcta, se puede obtener un impacto mucho más grande”, indicó Thomas Breuer, director de salud global en GlaxoSmithKline, que fabrica la vacuna Mosquirix. 

Diseñar una vacuna contra un parásito es más difícil que fabricar una para combatir un virus o una bacteria.

Mientras que la segunda, el doble de eficaz que Mosquitrix, se llama R21 y la creó el equipo de la Universidad de Oxford que fabricó la vacuna de AstraZeneca contra el Covid-19 y podría usarse en uno o dos años. Esta fórmula demostró una eficacia del 80% en los ensayos clínicos y es sobre la que más pesan las expectativas de cambiar la lucha contra la malaria.

Esta vacuna parece ser más poderosa, barata y fácil de producir. Y el Instituto del Suero de la India puede fabricar más de 200 millones de dosis de R21 al año. Son necesarias tres dosis por niño o niña para garantizar su protección antes del año y cinco meses de edad.

La empresa BioNTech también está desarrollando una vacuna de ARNm, otra opción son los anticuerpos monoclonales que pueden prevenir la malaria durante seis meses o más y los mosquiteros para cama con insecticidas de efecto duradero o con químicos que paralizan a los mosquitos.

“Es un momento emocionante”, definió Rose Jalang’o, quien dirigió una prueba piloto de la vacuna Mosquirix en Kenia. Los niños que vacunaron también recibieron otras inmunizaciones.

Diseñar una vacuna contra un parásito es más difícil que fabricar una para combatir un virus o una bacteria. Los parásitos, y el plasmodium falciparum que causa la malaria en África específicamente, pasan muy rápido por cada etapa de su vida y el cuerpo no llega a adaptarse para combatirlo.

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