Una mujer de Shangai estuvo viviendo en una cabina telefónica durante la etapa más dura del estricto confinamiento que ordenó el gobierno chino ante el aumento en los casos de coronavirus. Un mes después de empezar a quedarse ahí, y a pesar de no tener a donde ir, fue evacuada del lugar por autoridades sanitarias de la ciudad.
La mujer, una trabajadora migrante de unos 50 años, vivió en ese pequeño espacio durante todo abril, ocasionalmente sacaba a pasear a su perro y aireaba su manta al sol. La semana pasada, policías con batas blancas llegaron una medianoche, le tiraron sus pertenencias en la calle y sellaron la cabina con cinta. La mujer se fue sosteniendo a su perro contra el pecho y desapareció bajo la lluvia.
Una mujer vivía en una cabina telefónica por la cuarentena en Shangai, pero después de un mes ahí la fueron a desalojar.
Sus condiciones de vida salieron a la luz cuando un residente de un departamento al otro lado de la calle la registró, mientras se encontraba ahí y luego cuando fueron a desalojarla. El hombre publicó una serie de fotos en las redes sociales chinas, lo que generó mucha indignación por el maltrato de la ciudad a alguien sin hogar.
Las dificultades de la mujer se sumaron a la frustración de los ciudadanos chinos por el encierro prolongado que los llevó a una escasez generalizada de alimentos y duras acciones de cumplimiento.
En un incidente reciente, los funcionarios del gobierno rompieron la puerta de un departamento para arrastrar a sus residentes a la cuarentena. En otro caso, un residente de un asilo de ancianos de 75 años fue colocado en una bolsa para cadáveres destinada a un crematorio, pero fue encontrado con vida cuando los trabajadores lo subieron a una camioneta.
