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Ni con los bolsillos flacos el argentino dejó de comer carne en 2023

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Pese a que el poder adquisitivo de los argentinos viene cayendo sin piso desde fines de 2021, parece que nadie dejó de comer carne, al menos, en 2023.

Para entender esta conclusión, primero hay que comparar el Índice de Salarios y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En 2023, mientras los salarios aumentaron en un promedio de 152,7% los precios marcaron una suba del 211,4%.

Esto quiere decir que el poder adquisitivo de los argentinos sufrió una caída promedio superior al 58% durante el año pasado. Sin embargo, el consumo per cápita de carne en la Argentina aumentó 1 kilos, pasando de los 112 kilogramos por habitante por año en 2022 a 113 Kg/Hab/Año.

En el análisis de Aiassa de detalla además que mientras se sostuvo el consumo de carne de pollo (46 Kg/Hab/Año) y el de carne de cerdo (17 Kg/Hab/Año), el de carne vacuna aumentó 1 kilogramo promedio.

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Comer carne es ¿barato o caro?

Si se tiene en cuenta el combo de proteína animal que consumen los argentinos y el relevamiento de precios minoristas que realiza el IPCVA, "mientras que el precio de la carne de pollo aumentó en 2023 un 240% y la carne de cerdo lo hizo en un 254% anual, la carne vacuna registró un aumento del 307% en esos doce meses", explica Aiassa.

Tomando como referencia el IPC de 2023, queda claro que los precios de las tres carnes ajustaron por encima de la inflación y muy por encima del aumento promedio de los salarios. Siendo la carne vacuna el más caro de los tres, quedó casi 100 puntos porcentuales por encima de la inflación general del año pasado.

"Lo que resulta curioso observar, en una primera mirada, es la inelasticidad general que ha presentado el consumo de carnes en los últimos dos a tres años, frente a un proceso de fuerte deterioro real de los
salarios. En este sentido, a pesar de los aumentos sostenidos en los precios, el consumo de carnes no solo no cayó, sino que aumentó ligeramente", detalla el informe de Aiassa.

¿Entonces? ¿Cómo puede ser que con una caída estrepitosa del poder adquisitivo de los argentinos en 2023 se haya consumido aún más carne que en 2022? La respuesta también la brinda la analista del Rosgan.

"Sucede que, a pesar del fuerte aumento de precios registrado durante el último año en los tres tipos de carne, en términos reales, los precios en general siguen estando más baratos que hace tres años", explica.

Entonces sí, están leyendo bien. Más allá que el precio de la carne aumentó fuertemente, que el bolsillo del consumidor se quedó sin nada, la carne vacuna sigue estando un 10% promedio más barata que hace tres años atrás.

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