Menos de 24 horas después del crimen de Umma Aguilera, detuvieron a Valentín García y su imagen recorrió los noticiarios, con la propia ministra de Seguridad celebrando el hecho.

Lo apresaron, lo llevaron de una comisaría a otra, donde lo interrogaron sin que entendiera de qué se trataba. Luego, estuvo preso ocho días en la cárcel, por un crimen con el que, según comprobó la justicia, no tenía nada que ver. “Estuve en la celda general con otros presos, me trataron bastante mal. Fue un momento terrible. La sociedad sabe cómo se trata a las personas que están acusadas en este tipo de casos", relató.

Valentín García aseguró que no conoce a ninguno de los otros detenidos por el hecho y, ni siquiera, tiene amigos en común. Su nombre, sin embargo, quedó asociado en el barrio a un crimen que impactó a la sociedad. “Nos sentimos bastante señalados. A mi mamá le gritaron cosas en la calle cuando ella estaba buscando pruebas para demostrar mi inocencia. Fue una pesadilla".

Estuve en la celda general con otros presos, me trataron bastante mal. Fue un momento terrible. La sociedad sabe cómo se trata a las personas que están acusadas en este tipo de casos

Pero lo más grave, para García, es el hostigamiento policial: “Nos sentimos acosados por la comisaría de Parque Barón. Ahora adonde vamos nos siguen patrulleros, que frenan afuera de mi casa”, denuncia.

Y aseguró que teme por su familia y, especialmente, por sus hermanos menores. “Tenemos miedo porque así cómo quisieron ensuciarme, lo pueden hacer de mil maneras más, ellos tienen los métodos”.

El joven, además, acusó que el daño que le hicieron también es social. "Yo soy barbero, pero quién va a venir a cortarse conmigo, si estoy escrachado en todos lados", reclamó.