En una entrevista con agencia EFE, Ofelia Feler, una de las rehenes argentinas que estuvo secuestrada por Hamas, contó como fue vivir esos 53 días en cautiverio. "Encontré un viejo calendario donde escribía cada día cómo me sentía, cartas a mi familia, a mis nietos, mis hijos, a mi marido... Si no, me hubiera vuelto loca", dijo. En todo ese tiempo, estuvo 46 días sola, a oscuras y con escasa comida.
Acompañada de su sobrino, el periodista deportivo Hernán Feler, Ofelia revivió en una entrevista su calvario. "Es muy hondo, muy fuerte todo lo que viví. Nunca en mi vida estuve tan sola", contó. Tras la liberación, la mujer de 77 años lamenta que sus captores no le hayan dejado conservar sus anotaciones. "Lo tiraron al suelo y lo prendieron fuego", reveló.
La secuestraron el día de la masacre en el festival de música. El 7 de octubre. Entraron en su casa del kibutz Nir Oz, cerca de la Franja, donde viven muchas otras familias argentinas. Ofelia escuchó ruidos dentro de su casa y se refugió en el búnker que tiene para usar en caso de situaciones de guerra o bombardeos. Sin embargo, ocho hombres tiraron abajo la puerta y se la llevaron a Gaza en un tractor, al que, según cuenta, la tiraron "como un saco de papas".
Una vez que llegó, le pusieron una venda en una herida que le habían hecho en el brazo, pero la realidad es que necesitó dos cirugías desde su liberación y la semana que viene se hará una tercera para poder cerrar la herida del todo. Además, la semana que viene también va a empezar terapia para intentar sanar las heridas mentales. Si bien admite que es una persona fuerte, también es consciente de que necesita ayuda profesional: "El verme fuerte es muy lindo y soy muy optimista. Pero empiezo la semana que viene un tratamiento porque necesito sacar todo de dentro, que es mucho. Hay cosas que saco con mi familia, pero es mucho lo que llevo adentro".
No sabe exactamente en dónde permaneció secuestrada, solamente que era la casa de una pareja local, que en la zona había mucho ruido y que estaba cerca de un mercado donde "celebraban cuando los proyectiles alcanzaban Tel Aviv o Beersheva". "Me dejaban sola todo el día, encerrada bajo llave y casi sin luz. Hablaba muy poco con ellos porque casi ni hablaban inglés. De ella supe que se llamaba Aileen, de él casi nada, solo que le decían 'el técnico' y que tenía una pistola, pero no armas largas", contó sobre sus captores.
Otra cosa que recuerda es sentir temblores. Cuando preguntó si era un terremoto, le dijeron que no, que abajo de la casa había una lanzadera de cohetes que estaba rota y que la estaban intentando arreglar. "Yo solo podía pensar en que si fracasaba, el cohete me caería a mi. Estuve una semana de llanto continuo con mucho miedo", dijo.
Y así pasaron las primeras semanas, "en una situación no de loca, pero más o menos", hasta que encontró el almanaque y pudo empezar a escribir como una manera de descargarse. Pero además de miedo, también pasó hambre: "Me daban en la mañana un trocito de pan pita, con zataar, muy duro y viejo. Yo lo metía en el vaso de té para poder tragarlo. Por la noche me daban un plato de arroz seco", recordó.
Ofelia Feler salió en libertad al quinto día de la tregua entre Israel y Hamas, donde cambiaron 105 rehenes por 240 presos palestinos. Contó que lo único en lo que pensaba mientras estaba secuestrada era en su familia. "Reencontrarse con ellos fue como tocar el cielo", dijo. Ahora, pide "todos los días" por "la liberación de todos los rehenes", contó. Aún quedan 129 personas en manos de Hamas, aunque estiman que haya más de 20 que ya estén muertos.