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La increíble historia de Jamal Bhuyan, el capitán de la Selección de Bangladesh que juega en Viedma

jamal bhuyan

Si hay algo que aprendimos en el Mundial de Qatar 2022 es que no hace falta nacer acá para ser argentino. Esta selección tiene una impronta que la hace diferente al resto, y es que representa a una gran cantidad de personas que no tiene nada que ver con nuestro país. Incluso, más de uno ni siquiera tuvo la posibilidad de pisar nuestro suelo.

Sin embargo, la idea más fuerte de la Argentinidad es que es argentino quien quiere serlo. No es necesario nacer acá para ser argentino, tan sólo basta con amar a esta nación. Y esto quedó demostrado en la última Copa del Mundo, cuando miles de personas oriundas de países como India o Bangladesh se identificaron con nuestra selección y la adoptaron como propia.

Como consecuencia de esto, luego de la consagración en el Mundial, Argentina decidió reabrir su embajada en Bangladesh, la cual había sido cerrada en 1978. Esto permitió, entre otras cosas, que el capitán de la selección asiática, Jamal Bhuyan, llegara al fútbol argentino y se convirtiera en el nuevo refuerzo de Sol de Mayo.

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Claudio "Chiqui" Tapia junto a Jamal Bhuyan.

No sólo es llamativo el hecho de que el capitán de la selección de Bangladesh haya decidido venir a jugar al ascenso argentino, más precisamente al Federal A. Sino que, por si fuera poco, aceptó este nuevo reto sin siquiera hablar español.

Desde el círculo central de la cancha de Sol de Mayo, Jamal Bhuyan reveló su fanatismo por San Lorenzo y Riquelme, explicó la comunicación con sus compañeros de equipo y recordó el día que gambeteó a la muerte luego de sobrevivir a una balacera.

Cómo nació la pasión de Jamal Bhuyan por el fútbol: desde el gol de Zidane al Leverkusen, su amigo Daniel Wass y la balacera que casi termina con su vida

En un inglés muy fluido, el futbolista asiático relata que a finales de los 60’ sus papás llegaron a Dinamarca como refugiados bangladesíes y él nació allá casi veinte años después, el 10 de abril de 1990. La gran camada de futbolistas daneses que fueron campeones de la Eurocopa de 1992 lograron despertar la pasión de Jamal por el fútbol a una temprana edad. “El gol que más grité como hincha fue el de Zinedine Zidane al Bayer Leverkusen en la final de la Champions League 2002. En aquel momento tenía 12 años y simpatizaba por el Real Madrid”, recordó.

Por si fuera poco, Jamal creció junto a Daniel Wass, futbolista de la selección de Dinamarca. “Él y yo fuimos a la misma escuela. También jugamos al fútbol juntos muchos años”, explicó. Sin embargo, cuando aún estaba en inferiores, Bhuyan fue víctima de un hecho que cambió su vida.

“De joven solía jugar al fútbol en una cancha de mi ciudad todos los viernes. Una vez, a los 16 años, un hombre interrumpió el partido y nos dijo que nos teníamos que ir. Nosotros seguimos jugando, pero al rato quedamos en medio de una balacera entre dos bandas. A mí me dispararon cuatro veces, y otros amigos también recibieron algunos disparos”, expresó Jamal Bhuyan.

Sobre esto, añadió: “Aunque una de las balas me pasó a dos centímetros del corazón, yo tuve suerte porque estoy vivo. Algunos de mis amigos no lograron sobrevivir. Lamentablemente yo estuve en coma dos días y pasé cuatro meses internado. Incluso, me dijeron que me enfoque en la escuela porque los médicos aseguraron que no estaba en condiciones de jugar al fútbol, ya que tenía el 35% del cuerpo discapacitado”.

Producto de las balas que recibió en su cuerpo, a Jamal Bhuyan le quedaron algunas cicatrices en el codo y el abdomen. También perdió la sensibilidad en el brazo derecho y confesó que hay tres dedos de la mano que no le funcionan. De todos modos, y frente a la adversidad, logró reponerse y llegar a ser futbolista profesional. 

Con el pasar de los años decidió jugar para la selección de Bangladesh, por lo que se convirtió en el primer futbolista naturalizado que representa a ese país. “El gol que más grité como jugador fue contra Qatar por los Juegos Asiáticos, que nos ayudó a clasificar a la siguiente ronda por primera vez en la historia”, recordó. El 19 de agosto de 2018, y con el partido igualado 0 a 0, Jamal Bhuyan metió un gol al minuto 93 y le dio el triunfo a su país por la mínima.

Gol de Jamal Bhuyan frente a Qatar.

La llegada al fútbol argentino

Desde su arribo a la Argentina, una de las cosas que más le costó a Jamal fue acostumbrarse a la diferencia del clima. “Viedma es muy diferente. Hace frío, hay mucho viento y no veo mucha gente. Es muy sorprendente”, indicó. Además, Bhuyan contó que le gusta el asado, pero que generalmente la comida argentina solo lleva sal y pimienta. “Yo extraño el biryani, que es una especie de carne con arroz y especias. En Bangladesh usamos muchos ingredientes”, explicó.

Sin embargo, respecto a lo futbolístico no tuvo muchos problemas de adaptación. Si bien es una desventaja no hablar español, Jamal detalló que está aprendiendo poco a poco. En ese sentido, remarcó: “El fútbol es universal, no necesitas hablar un idioma. Solo decís ‘eh, dame la pelota’, ‘marca a este jugador’, ‘andá allá’ y listo. El fútbol es simple”.

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Jamal Bhuyan siendo capitán de Sol de Mayo en el partido contra Villa Mitre.

Por otro lado, reconoció su preferencia por el Ciclón. Al preguntarle por su equipo favorito de Argentina, el jugador bangladesí manifestó: “Si digo River o Boca alguien me va a matar. Así que voy a decir San Lorenzo”. Finalmente, recordó que en su infancia, además de admirar a Zidane y Ronaldinho, veía muchos videos de Juan Román Riquelme.

El testimonio del director técnico de Sol de Mayo sobre Jamal

Juan Nicanor Alfonsín, director técnico de Sol de Mayo, contó cómo se comunican con Bhuyan a pesar del idioma. “Lo primero que hicimos nosotros fue observar su juego a través de videos de él jugando en la selección de Bangladesh. Acá tenemos la suerte de que nuestro arquero, Nacho Turnes, y nuestro central, Uirá Marques, entienden inglés”, explicó el entrenador.

“Hay algunas situaciones y algunos verbos, como ‘pass’, ‘plus’, que vos entendés en inglés y él interpreta. Cuando uno le dice ‘presión’ o ‘movilidad’ entiende o rota. A nuestro criterio es un jugador que de a poco va a ir evolucionando, pero que obviamente que a veces esos procesos se interrumpen porque él tiene que regresar a su selección”, agregó Juan Alfonsín.

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Juan Nicanor Alfonsín, director técnico de Sol de Mayo.

Finalmente, el entrenador de Sol de Mayo concluyó: “Lo que destaco de Jamal es que mejoró muchísimo la integración al grupo. Seguro uno piense que esto no tiene nada que ver con las cuestiones técnicas o tácticas, pero yo creo que para que un jugador pueda responder sobre muchas adversidades que se le dan en el campo de juego tiene que encontrar una comodidad de convivencia con el espacio nuevo que va a habitar. Por eso creo que Jamal ha podido y ha sobrellevado esa situación”.

Por momentos cuesta dimensionar el hecho de que un jugador que no tiene nada que ver con nuestro país haya decidido venir a la Argentina para codearse en el ascenso de nuestro fútbol. Más aún si uno tiene en cuenta la diferencia entre una cultura y la otra. Pero aunque parezca imposible, la pasión que tenemos nosotros los argentinos por este deporte rompe todo tipo de regla lógica. Y por si fuera poco, esa pasión es muy contagiosa.

El fanatismo de Bangladesh por Argentina nació gracias a Diego Armando Maradona en el Mundial 86. Se vivió nuevamente, pero a menor escala, en la Copa del Mundo Sub 20 de 1995, que se disputó en Qatar. Varios años después, con la ayuda de la globalización y las redes sociales, Lionel Messi consiguió revivir esta hermosa locura. Debido a esto, una vez más quedó clarísimo que el argentino tiene el privilegio de decidir dónde nacer, porque para ser argentino solamente tenes que amar a la Argentina.