Tras las elecciones primarias, Larreta ratificó el sistema de Boleta Única Electrónica para la votación de octubre en la Ciudad. La decisión no está exenta de polémicas; durante el domingo el sistema de votación fue ampliamente criticado por los ciudadanos que asistieron a los comicios y por la Cámara Nacional Electoral.
En la Ciudad habían implementado las elecciones concurrentes en las que coexistieron el sistema electrónico para cargos locales y la boleta tradicional en papel para presidente y vice. Si bien la boleta electrónica ya se había utilizado en la Ciudad en 2015, la implementación del doble sistema fue toda una novedad el pasado domingo.
Lo cierto es que en varios centros de votación se reportaron dificultades para votar. Varias mesas tenían largas colas de ciudadanos hastiados por las demoras para emitir su voto. A tal punto que la jueza federal María Servini, que tiene competencia electoral en CABA publicó un durísimo comunicado contra el funcionamiento de la boleta electrónica.
"Resulta preocupante el grado de improvisación con que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión de máquinas de votación como el Instituto de Gestión Electoral de CABA", expresó la jueza. A las críticas se sumó la Cámara Nacional Electoral, que expresó su preocupación por la situación.
A partir de ello, Larreta ordenó a su equipo la elaboración de un informe sobre el estado de situación del sistema de votación en la Ciudad. Allí, el gobierno porteño afirmó que no tuvieron "mayores contingencias". El informe se actualizó hoy y agregó que solo hubo problemas en el 2% de las máquinas utilizadas. Un dato que contrasta con el escrito de Servini en donde se señaló que los problemas se extendían al 30% de las máquinas.
Desde el gobierno detallaron que el problema estuvo en que las autoridades de mesa no implementaron el criterio de simultaneidad por el cual una persona debía estar votando para cargos nacionales mientras otra votaba para cargos locales.
