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Política

Nahuel Sosa: "Este Gobierno sigue siendo competitivo porque hay memoria de lo que fue el macrismo"

Nahuel Sosa

Spoiler de entrada. Acá no habrá dardos venenosos, ni a favor o en contra de Massa, ni a favor o en contra de Grabois. Acá lo que habrá es una análisis de la situación, con un clara postura ideológica, desde ya, pero huyendo de los nombres propios. Sociólogo al fin, Nahuel Sosa prefiere un análisis orientado a lo conceptual.

Además de sociólogo, Sosa es abogado, docente de la UBA, titular del programa "Argentina Futura" en Jefatura de Gabinete y director del Centro de Formación Génera. Para los que suelen ver C5N, les resultará una cara familiar si solían ver Caníbales (los domingos por la noche, con la conducción de Julián Guarino), o ven por estos días Sin lugar para los débiles, el programa a cargo de Fernando Borroni, del que es panelista todos los martes a partir de las 23.

Empezamos la charla por el encuentro que hace unos días, en el teatro Empire, convocó a artistas y personalidades de la cultura en general para apoyar a la fórmula Massa-Rossi. "Fue un encuentro de la cultura y el pensamiento", dice Sosa, "con la idea de que, más allá de las estrategias electorales y el marketing, vamos a ir a un debate de ideas en la cual la ideología va a ser muy importante. Acá se trata de hablarle a la sociedad politizando. Para ciertos sectores de la derecha que plantean la antipolítica, la respuesta no puede ser la despolitización; al contrario, hay que responder con más política. Si partimos de la base que estamos ante dos modelos antagónicos muy claros, es importante que eso esté sustentado con contenido y con ideas. Y acá es clave lo que planteó cristina el 25 de mayo…

-El tan mentado programa…

-Claro, y un programa se hace a partir de las experiencias, de lo saberes prácticos, pero también se hace desde los distintos aportes que se puedan hacer desde el pensamiento. En ese sentido, pienso en la postura de Gramsci: pensar el mundo de las ideas no como algo ajeno a la vida cotidiana...

-Desarrolle...

-Cuando hablamos de hegemonía, hablamos de la capacidad que tiene un grupo social de que su visión del mundo parezca como si fuese la universal, ¿no? Un interés particular como un interés colectivo. Escuchamos consignas como “¡Todos somos Vicentín!”, por ejemplo. ¡Y no, no todos somos Vicentín!

-La disputa del “sentido común”, que le dicen...

-Claro, es que gran parte de los efectos negativos que generan estas nuevas derechas no es sólo desde el punto de vista electoral, sino cómo impactan en el sentido común de la sociedad, algo que se vio durante -pero sobre todo después- de la pandemia.

Un filósofo francés decía que “cuando una sociedad tiene que discutir lo obvio es sinónimo de decrepitud” Cuando tenés que discutir sobre tus propios órganos, tu soberanía o el derecho a la educación… en fin. Claro que el neoliberalismo es un proyecto económico, pero también es un proyecto cultural, una filosofía de vida.

-Pero en términos electorales, por no decir “es la economía, stupid”, también cabría decir: “bolsillo mata galán”, ¿no?

-Ojo, si bien lo económico es muy importante, para mí no es cierto que solo se vota por el bolsillo. A la hora del voto también aparecen otros ingredientes…

-¿Cuáles?

-Las emociones, las aspiraciones, las identidades, los valores… Y creo que, lamentablemente, en los últimos años asistimos a un crecimiento de la violencia política, empezando por los discursos de odio. El intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Kirchner marca un antes y un después. Y vemos, también, una derecha que se corrió más a la derecha.

-En eso, la aparición de Milei resultó decisiva...

-La lógica de Milei afectó, más que a Bullrich a Larreta. Por lo tanto vamos a una discusión de qué tipo de modelo económico y de desarrollo queremos. Y de qué tipo de valores queremos que imperen en la sociedad.

-Sí, pero dicho esto desde Unión por la Patria, queda eclipsado por el saldo negativo que da la gestión de estos cuatro años…

-Bueno, es que hay que ser absolutamente sinceros y plantear errores y aciertos. Yo creo que a este Gobierno hay que pensarlo en etapas. La primera, entre 2019 y 2021, centrada en las políticas de cuidado por la pandemia, en la cual este Gobierno estuvo a la altura de las circunstancias. Hay una segunda etapa, cuando aparece el FMI -que no lo trajo este gobierno sino Macri, habrá que seguir recordándolo-, y creo que ahí es donde mayores déficits quedan. Y una tercera etapa, que es la que estamos atravesando, aún en desarrollo, y todo lo que se puede hacer de acá a diciembre.

Pero es cierto que así como la obra pública, la inversión en Ciencia o haber ampliado derechos son, sin duda, logros, el Gobierno tiene grandes deudas; la principal: la mejora en la distribución del ingreso. Pero cuidado, la solución a esto no puede ser ir para atrás.

Me parece que este es un Gobierno de transición al que le tocó una etapa muy compleja signada por la deuda de Macri, la pandemia, la Guerra entre Rusia y Ucrania y, por si faltaba algo más, la peor sequía de la que tengamos memoria… Y aún así, ha tenido logros que Macri no consiguió sin todos esos condicionamientos.

Ahora la cuestión es profundizar en todo lo que no se pudo profundizar. Sobre todo, partiendo de la base que hoy Argentina tiene sectores estratégicos -el litio, Vaca Muerta, la Industria del Conocimiento- que te permiten tener un nivel de reservas y desarrollo; a eso hay que sumarle posibles alianzas geopolíticas con China, el ingreso a los BRICS… O sea, me parece que estamos en un contexto en el cual el próximo Gobierno nacional y popular puede obtener conquistas sociales y ampliar derechos.

-Después de tantas idas y venidas en la por momento feroz interna del Gobierno, y con una inflación que no para, ¿qué tan competitivo lo ves a Massa?

-Como sociólogo, antes que en nombres, me gusta pensar en procesos... Procesos políticos, y no sólo en nuestro país sino a nivel regional. Me parece que América Latina arrancó el siglo XXI con una cantidad de procesos interesantes: el caso de Evo Morales en Bolivia, lo de Lula en Brasil, Néstor y Cristina acá, hasta que llega una contra oleada de sectores de derecha… Recordemos que en esta región hubo distintas acciones destituyentes que, si bien no usaron el mismo modus operandi que en el siglo XX, porque cambió la Doctrina de Seguridad Nacional, sin embargo apela a nuevos mecanismos para destituir a gobiernos.

-¿Cómo los definirías?

-Dentro de esos mecanismos están las corridas cambiarias, está la guerra sucia económica, está el lawfare y los golpes institucionales… Aún así, hoy tenemos una región donde gana Boric en Chile, ganó Petro en Colombia (toda una novedad), vuelve a ganar Lula tras la experiencia de Bolsonaro, es decir que también asoma un bloque regional. Podemos estar frente a una nueva oleada popular en América Latina. Y en esa movida, Argentina es clave como punta de lanza. Porque si eso no sucede, puede generar un efecto domino en la región. Frente a todo eso, me parece que este Gobierno sigue siendo competitivo porque hay memoria de lo que fue el macrismo.

-¿Te parece? Por momentos, cuando escuchás hablar a algunos dirigentes dando cátedra -y cuando ves lo alto que miden en las encuestas-, te preguntás: "¿Pero este no es el mismo que la chocó ayer nomás, ¡hace menos de cuatro años!?"

-Bueno, fíjate esta derecha… recordemos que en el 2015, con Durán Barba como consultor, era pura fiesta: globos de colores, el "¡Sí, se puede!", "¡La revolución de la alegría!", todo muy lindo, buena onda… En cambio hoy, tanto la campaña de Bullrich y Larreta, como la de Milei, van absolutamente por la negativa. Es una competencia a ver quién ajusta más y quién reprime más. Ahí se ve claramente cómo la derecha se basa en los discursos de odio. Son explicaciones simplistas y reduccionistas de fenómenos mucho más complejos que parten de la base de deshumanizar al otro y de construir ciertos estereotipos negativos...

-Quizás el ejemplo más claro es la K como etiqueta estigmatizante... Se escucha fácil eso del "juez K", pero jamás dicen "el juez M", por ejemplo (que, por cierto, son amplia mayoría).

-Exacto, se empezó a naturalizar y se volvió cada vez preocupante esta idea de que a la Argentina, para que le vaya bien, hay que eliminar -sea simbólicamente o no- a un sector de la población. Fijate cómo los dirigentes de la derecha instalaron en los últimos años la idea de los planeros, los parásitos, los negros, los cuca, todos términos que no hacen más que exacerbar el antiperonismo, un fenómeno tan viejo como el peronismo, por cierto.

-Lo que también es cierto en el oficialismo es el descontento que parte de la militancia expresa, más alto o en reserva, con la forma en que se dirimió la "fórmula de unidad" que encabeza Massa. Aún vuelan dardos cruzados entre él y Grabois. ¿Cómo ves ese foco de conflicto latente...?

-A ver... las historia de los movimientos populares siempre s un historia de contradicción y síntesis. Justamente porque la propia definición de movimiento habla de tensiones y divergencias. En este caso se trata de un movimiento con una conductora, Cristina, que fue marcando distintos hitos y distintas hojas de ruta. Hoy, Unión por la Patria, tanto por la presencia de Massa, el Chivo Rossi, Grabois y Paula Abal Medina, encontró una nueva síntesis, y creo que esa síntesis se va a plasmar en un programa, y creo que después del 14 de agosto va a arrancar una nueva etapa.

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