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Sociedad

Un ladrón quiso robar una iglesia y el cura lo enfrentó a las trompadas: "Si no te vas te perforo la cabeza a tiros"

Iglesia donde el cura enfrentó al ladrón.

Un cura salteño se defendió de un ladrón a las trompadas, cansado de que le entren a robar a la Iglesia. El lugar en cuestión es la vicaría Nuestra Señora de Guadalupe en el barrio La Loma, lugar que ya fue asaltado cuatro veces este año. En esta última ocasión, el religioso logró impedir el robo enfrentándose al delincuente a las piñas y amenazándolo con un rifle de aire comprimido.

En diálogo con medios locales, el cura Juan Eduardo Jotayan contó cómo se enfrentó al ladrón que ingresó a su iglesia el pasado miércoles por la madrugada. "Fue alrededor de las 3 y yo estaba en mi dormitorio casi dormido mirando las noticias. En un momento sentí un ruido en la puerta de la entrada de la casa, que tiene las rejas y después un ruido en la puerta”, recordó en diálogo con El Tribuno.

“Me levanté de inmediato porque es la cuarta vez que me entran a robar y uno ya vive alarmado", explicó a continuación Jotayan y añadió que muteó la televisión para escuchar mejor. "Me puse las ojotas, abrí despacio la puerta de mi habitación y fui por el pasillo hasta donde empieza la cocina-comedor.  Allí prendí de golpe la luz y me encontré de golpe con un tipo en la casa. Él ya había roto las rejas y la madera", indicó.

Nos agarramos a las trompadas limpias, fue una cosa tremenda.

Tras el encuentro, el cura y el ladrón se agarraron a piñas: "El chico habrá tenido unos 25 años, tenía una gorra y una capucha. Seguramente estaba muy drogado. Nos agarramos a las trompadas limpias, fue una cosa tremenda", relató el vicario, quien añadió además que recibió varios golpes en la cara y en las costillas.

Después de los golpes recibidos, usó los recursos que tuvo a mano: "Le partí una silla en la espalda pero él se equilibró para no caerse, así que saqué otra y se la partí en la cabeza". Tras este segundo golpe, dejando las dos sillas despedazadas, Jotayan logró que el delincuente cayera al piso, con lo cual pudo correr a buscar un rifle que guardaba en su habitación.

"En ese momento aproveché para salir corriendo a la habitación y buscar un rifle de aire comprimido que era de mi hermano militar y que ya falleció. En ese momento le apunté y le grité: 'Si no te vas de acá, te perforo la cabeza a tiros'. Todavía no puedo creer la barbaridad que le dije, él estaba paralizado y también tratado de normalizarse después del ataque con las sillas”, rememoró.

A continuación, contó que cuando el asaltante "logró recomponerse se asustó y salió corriendo por las escaleras. Luego salió por la cancha y huyó". Jotayan, por su parte, salió “por detrás para corroborar efectivamente que se haya ido” y, luego del arduo enfrentamiento, entró en un sueño profundo. Al despertar, recién en la tarde del jueves, buscó asistencia médica. “Afortunadamente no me fisuró las costillas pero tuve mucho dolor muscular. Luego radiqué la denuncia en la comisaría de Grand Bourg”, finalizó.