El café es una de las infusiones más populares del planeta y se consume en casi todo el mundo de diferentes maneras. En el último tiempo, muchos empezaron a ponerle sal en vez de azúcar a esta bebida y esa práctica se está haciendo cada vez más popular.

Es que el efecto de la sal sobre el café es parecido al que se produce al ponerle una pizca de sal a los postres: equilibra los sabores y suavizar el amargor. De esta manera, por ejemplo, el dulce de leche puede ser protagonista en un postre.

En este sentido, el barista inglés James Hoffmann explicó que nuestra lengua tiene receptores del gusto que detectan iones del sodio y nos permiten experimentar el sabor salado por encima de otros.

“Esa salinidad también amplifica el dulzor y reduce el amargor, lo que explica por qué agregar una pizca de sal puede mejorar enormemente el sabor del café”, remarcó el experto que ganó el Campeonato Mundial de Baristas en 2007.

Pero si bien este hábito parece raro, en algunos países es muy común tomar el café de esta manera. En Vietnam le ponen sal a esta infusión, ya que, se realza con leche condensada para que tome un gusto acaramelado. En Suecia se toma el café salado mientras se come carne o quesos salados. Y hasta en algunas partes de Estados Unidos se consume esta bebida de esta forma para bajar el amargor, tal como explicó Hoffmann.