Viernes, 03 de Mayo de 2024 Cielo claro 7.8 °C cielo claro
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Cielo claro 7.8 °C cielo claro
 
Dólar BNA: $924
Dólar Blue: $1040
Cultura & Espectáculos

“El Juicio”, un documental con material inédito sobre la condena a las Juntas Militares

Cada 24 de marzo es distinto. Si bien hay un folklore que se repite año a año -el más persistente es la imposibilidad de una marcha unitaria- cada nuevo acto es una ceremonia oral y -antes de la pandemia no lo valorábamos- presencial. En ella, las consignas y los diálogos, los abrazos y los llantos, reflejan las novedades del último año y actualizan el balance de la lucha. Este fue el primer 24 sin Hebe de Bonafini y sin Syra Villalain de Franconetti. Fue, también, el de los dos nietos recuperados en cuestión de días. Y fue el 24 de marzo que procesó de manera colectiva el renovado interés social por el Juicio a las Juntas que abrió la película “Argentina, 1985”.

El estreno, en este contexto, del documental “El Juicio”, de Ulises de la Orden, parece una respuesta a los miles de mensajes de personas que en las redes sociales preguntaban por los crudos originales del proceso. Una de las cosas que puso sobre le mesa la Strasseramanía que habilitó la película de Mitre-Llinás es que las filmaciones de ese juicio no están disponibles en Youtube, Peor aún, las  530 horas de filmación de las audiencias grabadas en U-matic por los técnicos de Argentina Televisora Color (ATC) no se transmitieron nunca. La capacidad de gestión de la democracia, (la famosa correlación de fuerzas) apenas pudo negociar la emisión de tres minutos diarios de imágenes sin sonido a través del canal público. Es cierto que la sentencia salió en directo por todos los canales y que del alegato de Strassera siempre se conoció el audio. Pero lo fuerte del juicio, es decir, los testimonios de los sobrevivientes y las argumentaciones de la defensa de los genocidas recién toma estado público este 24 de marzo de la mano de este documental.

De la Orden cuenta que dar con ese material no fue nada sencillo: ni en la TV Publica ni en el Archivo General de la Nación se la hicieron fácil. Que buscó durante muchos meses hasta que dio con la gente de Memoria Abierta, una coordinadora de agrupaciones de derechos humanos que incluye a Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el Serpaj, el Cels, la Comisión Vesubio Puente 12 y la APDH, entre otras. Ellos tenían una copia y con ese material arrancó el proceso de visualización para, como dice el director, “ver si ahí había una película”. Y evidentemente, había, pero le faltaban partes. “Entonces nos aventuramos a tratar de dar con la mítica copia en VHS alojada en el Parlamento Noruego. La historia de esa copia merece un relato aparte -explica de la Orden-, pero para sintetizar, en 1988 por el temor que despertaron los distintos alzamientos militares posteriores al juicio, los jueces decidieron hacer una copia en casetes VHS hogareños y sacarla del país”.

Misión salvar el documento

Debe haber una palabra en alemán para expresar ese sentimiento entre ternura, adrenalina y admiración que da imaginar a León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra y compañía, tomándose un avión en secreto a Europa con las valijas llenas de casetes para poner el proceso a salvo de negacionistas y carapintadas  A través de la International Penal and Penitentiary Foundation, con sede en Dinamarca, se resolvió guardar esos casetes en Oslo, en el archivo del Parlamento Noruego. Como dato de actualización: ahora Memoria Abierta tiene las 530 horas de filmación del Juicio digitalizadas y disponibles para quien quiera consultarlas, y eso incluye las partes que de la Orden rescató de aquellos VHS que la democracia nórdica preservó. Otro dato que nadie pidió; en La Retaguardia se pueden ver en vivo o archivadas las audiencias de los varios juicios por crímenes de Lesa Humanidad que actualmente están en curso y a los que un poco más de seguimiento popular darían buen impulso. Que la fascinación por la condena a Videla no opaque la necesidad de seguir reconstruyendo el mecanismo con que la dictadura aterrorizó y marcó para siempre a la sociedad argentina.

Cuando el equipo compuesto por De La Orden, Alberto Ponce (editor) y Gisela Peláez (asistente de dirección y directora de producción) estaba en pleno trabajo de selección de imágenes y testimonios, se enteraron de que Ricardo Darín haría del fiscal Julio Strassera y Peter Lanzani de Luis Moreno Ocampo en una ficcionalización a todo culo. “Al principio uno tiende a pensar ’esto es mío’. Pero fue muy grato verla, está muy bien, la película, realmente. Y además tuvo un rol fantástico.-le dijo De la Orden a Alejandro Bercovich en el programa “Pasaron Cosas”-. Cuando nosotros empezamos a trabajar en este proyecto, una de las motivaciones era lograr que este juicio, que para mi es un parteaguas en la historia argentina, entrara en agenda. Hagámoslo conocer, decíamos. ¡Y ellos hicieron el trabajo por nosotros! (risas) Pero no solo eso -agregó el director- ahora vengo de Berlin, estuve en la Berlinale, en el MoMa de Nueva York, y en dos festivales en Noruega. Uno en una ciudad que es la tercera ciudad de un pais de tres millones de habitantes. Es un pueblito. ¡Todo el mundo conocía el juicio por Argentina 1985!

Herramientas narrativas

El documental El Juicio dura tres horas y diez con el intervalo. El aporte es enorme: durante nueve meses, De la Orden y su equipo vieron 8 horas al dia hasta completar las 530 horas de las dos cámaras de Canal 7 que registraron el episodio. Y hay un gran trabajo narrativo. Porque El Juicio no es un resumen cronológico del proceso judicial. Está dividido en capítulos con ejes tematicos. Hay, por ejemplo, un capitulo en el que los testigos relatan la apropiación de niños; otro en que se editan los testimonios sobre los momentos en que la patota robaba todas las cosas de valor de las casas de los detenidos; hay, previsiblemente, varios capítulos dedicados a la tortura. Esta acertada decision narrativa le permite al director poner en escena a una gran cantidad de sobrevivientes sin temor a que los testimonios se hagan repetitivos.

Ulises de la Orden y Alberto Ponce

Pero esa decisión también le permite reagrupar las imágenes. Entonces una cámara quieta subraya un silencio cargado de tensión, o un plano detalle del perfil de Videla permite asomarse al nerviosismo de los imputados. Surge así una reflexión muy interesante aunque no explícita en torno del uso de las herramientas narrativas para contar hechos que efectivamente sucedieron y que fueron filmados por otros. Carlos Busqued decía que la edición final de su libro Magnetizado, “respeta las palabras del entrevistado pero las recorta, agrupa y organiza en función de temas y cronología, a los fines de ordenar la historia”. En El Juicio, cada palabra y cada imagen sucedieron efectivamente en esa sala de la planta baja del Palacio de Tribunales.. Pero no necesariamente en ese orden. Ese recorte narrativo, que De La Orden llama “un montaje” permite reconstruir la tensión en que se desarrolló el proceso. Permite “ablandar” la rigidez de un material tomado a dos cámaras y aliviar la claustrofabia que supone la ausencia total de imágenes afuera de esa sala.

Una historia del juicio

Parte del intenso debate que suscitó Argentina 1985 tuvo que ver con que algunos espectadores reclamaban mayor protagonismo de determinados actores. Axel Kutschevasky, productor de ese filme, dijo, al respecto. “La película sobre el trabajo de la Conadep o la del valor de los jueces es muy importante que alguien la haga. Pero ese no soy yo. Yo produje una película desde la mirada de la fiscalía”. Algo similar dice De la Orden sobre el recorte que hizo con el material que recibió.“Son 530 horas -dijo - si 530 personas tuvieran que elegir qué partes usar para contar esta historia, habría 530 películas completamente distintas”. 

En cualquier caso, en el relato que organiza El Juicio, es muy importante ver declarando a unos jovencísimos Jorge Watts y Adriana Calvo. Es maravilloso que se pueda ver en directo un escandalete histórico en el que el belicoso abogado de Roberto Viola, José Manuel Ogeira, acusa a Augusto Conte de amenazas. Se puede, también, ver en acción a Orgeira, en una performance macartista completamente demodé que los abogados de los genocidas enjuiciados actualmente, evitan en general, aunque los libertarianos negacionistas la intenten resucitar. Y se puede ver con satisfacción a León Arslanián poniéndole los puntos a Orgeira con un “¡Suficiente, doctor!” que preanuncia la autoridad inestable pero corajuda de la incipiente democracia.

El Juicio se estrena el viernes 7 y se proyectará todos los viernes de abril a las 20 en el Malba,  Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415.

Está pasando