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Columnistas

La tremenda historia del capitán de Bangladesh que debuta en un equipo argentino

El campeonato de Primera División masculina de fútbol, salvo por algunas excepciones, no tuvo un mercado de pases relevante. La economía del país y de los clubes, el crecimiento de ligas menores, pero con mejor presupuesto y la inseguridad hacen que no lleguen futbolistas de alto calibre como sucedía años atrás. Sin embargo el golpe simbólico lo dio un club del Torneo Federal, Sol de Mayo de Viedma, que contrató a Jamal Bhuyan, capitán del seleccionado de Bangladesh, el país donde más hincharon por Lionel Messi y compañía durante el Mundial.

En 1947 el Imperio Británico decidió dividir la región de Bengala en dos: la parte occidental, de mayoría hindú, quedó bajo la órbita de la India y la oriental, con preeminencia musulmana, fue para Pakistán. Luego de años de conflicto en 1971 se desató una guerra que duró nueve meses y finalizó el 16 de diciembre con lo que se conoce como el Día de la Victoria, la independencia de Bangladesh. En un país con 169 millones de habitantes y la mitad de superficie de la provincia de Buenos Aires, el año pasado, dos días después de la fecha patria, los bengalíes salieron a festejar nuevamente por la victoria de La Scaloneta contra Francia. Uno de ellos fue Bhuyan que todavía no sabía que jugaría en la tierra de los campeones del mundo.

A fines de los años ´60 sus padres migraron a Dinamarca desde un país donde las tensiones con los pakistaníes ya se palpaban. Sorprende el destino porque los tres principales países a donde se mueven los bengalíes son India, Arabia Saudita y Emiratos Árabes. El primer destino europeo suele ser Reino Unido, gran receptor de personas de Asia meridional. Bhuyan nació el 10 de abril de 1990 en Glostrup, suburbio de Copenague y se crió en Brondby otra localidad cercana a la capital danesa. Dos años después Dinamarca salió campeón de la Eurocopa masculina en Suecia con Peter Schmeichel y Brian Laudrup, pero sin su hermano Michael, que no viajó por estar peleado con el entrenador Richard Moller Nielsen. En su infancia se hizo amigo de Daniel Wass, que fue parte del plantel danés en Qatar 2022, con quien iba a la escuela y jugaba al fútbol.

A los 15 años empezó a jugar en las inferiores del IF Brondby de la Superliga danesa. En un partido contra el FC Copenague, el equipo más importante del país, jugó muy bien, convirtió un gol y el entrenador rival le ofreció sumarse a ellos, cosa que aceptó. “Cambié al FC Copenhagen y en la segunda práctica, uno de los entrenadores se me acercó y me dijo: ´Jamal tenes buena técnica, pero tenes que trabajar tu físico o te van a pasar´. Pero después dijo que si usaba mi inteligencia me iría bien porque el fútbol no es solo físico”, le confesó Babagol en 2021.

En 2006 firmó su primer contrato profesional y estaba por ser promovido al equipo de Primera, pero el destino, la suerte o como quieran llamarlo pensaba distinto. Todos los viernes jugaba al futsal con sus amigos en un campo municipal. Él aprovechaba cualquier oportunidad para jugar porque consideraba que lo ayudaba a mejorar. Ese día apenas llegaron se les acercó un hombre y les dijo que se vayan, pero ellos no quisieron. Un minuto después quedaron inmersos en medio de una balacera entre dos bandas rivales. Recibió cuatro balazos, uno en el codo, tres en las costillas y una de esas balas pasó a dos centímetros de su corazón. En una nota con Dhaka Tribune el año pasado repasó el momento de quiebre en su vida. “Todo lo que recuerdo era pánico y un montón de rojo. Estuve en coma durante dos días y pasé cuatro meses internado. Los médicos me dijeron que me olvidara de jugar al fútbol y según su informe yo era 35% discapacitado por el daño que causaron esas balas. No siento cuando me tocan el brazo derecho y tres de los dedos de esa mano no funcionan. Me dijeron que me concentrara en mis estudios y el club me ayudó en la rehabilitación”.

Tras doce cirugías y varios meses de reeducación volvió a entrenar y en 2008 tuvo su primera experiencia en el país de sus padres, pero no se halló futbolística ni culturalmente y decidió volver. Un año después pudo debutar en el Hellerup IK de segunda división de Dinamarca donde se mantuvo tres años. En 2013 finalmente aceptó ser convocado por el seleccionado asiático y debutó contra Nepal por el torneo que organiza la Federación de Fútbol del Sudeste Asiático. Bangladesh salió último de su zona detrás de los nepalíes, Pakistán e India, que luego perdería la final contra Afganistán. Se convirtió así en el primer no nacido en el país en jugar por el seleccionado.

Si bien hace años que juega en la liga local todavía no maneja el idioma con fluidez como sí lo hace con el danés y el inglés. Eso no le impidió jugar más de 40 partidos y llevar la cita de capitán desde hace un par de años. Como volante de marca no suele pisar el área, pero anotó dos goles, uno de ellos muy importante para la historia del país. Jugaban contra Qatar en el cierre de grupos de los Juegos Asiáticos de 2018, corría el minuto 93, uno de sus compañeros desbordó por izquierda, se la pasó al medio, corrió dos metros y sacudió de derecha para el 1-0 que los metió por primera vez en su historia en los octavos de final, donde luego perdieron con Corea del Norte.

Amor transoceánico

El lunes pasado el canciller Santiago Cafiero encabezó el acto formal de apertura de la embajada argentina en Dhaka, como corolario de todo el fervor mundialista que se vivió en ese país. Uno de los presentes fue Jamal que posó con Cafiero con camisetas de Bangladesh y Sol de Mayo, el equipo que llevó dirigentes como parte de la misión comercial. El equipo rionegrino está en la zona A del Torneo Federal que comienza el 12 de marzo, pero ellos quedan libres. Recién jugarán de visitante contra Olimpo en Bahia y en la fecha 3 podrá estrenarse de local contra Círculo Deportivo de Comandante Nicanor Otamendi. No será el único fichaje exótico del equipo que ya sumó al defensor Aleksandr Luzin, al arquero Kuzmic Zeljko, ambos de Rusia y al delantero serbio Lazar Jerovic. Con Bhuyan hay un extranjero por cada línea en el equipo albiceleste.

Se estima que al amor de los fans de Bangladesh con el fútbol argentino tiene como desencadenante el título en México 1986 y que los factores fueron tanto políticos como tecnológicos. Por un lado el triunfo de Argentina contra Inglaterra fue visto como una suerte de redención para un país que fuera colonia británica y también que recién comenzaba a verse la televisión a colores por lo que pudieron ver el show de Diego Maradona a pleno. Incluso en 1994 cuando fue suspendido por doping en el Mundial de Estados Unidos hubo protestas callejeras contra la FIFA en Dhaka y otras ciudades.

En un país donde el cricket es religión, el fútbol ha ido dando pasos pequeños pero constantes. Recién en 2007 se creó la Premier League como fusión de la Liga de Dhaka, creada en 1948 y la Liga Nacional, fundada en 2000. El torneo 2022/2023 tiene once equipos y el liderazgo absoluto de los Bashundhara Kings que ganaron los diez partidos que jugaron. En el cuarto lugar con catorce puntos está Sheikh Russel, el ahora ex equipo de Jamal. El seleccionado está en el puesto 192 de 211 en el ranking FIFA que cierra San Marino. Solo cuatro equipos asiáticos están más abajo que ellos. Bhuyan es capitán desde hace varios años y en los premios The Best votó en primer lugar, obviamente, a Lionel Messi, con quien compartió una publicidad de Pepsi este año.

Mientras el club se concentra en el debut, ya se aseguró el apoyo de millones de bengalíes que desde hace años vienen hinchando por Argentina. Al igual que el seleccionado campeón del mundo, Sol de Mayo tiene algo que permitirá conectar rápidamente con sus nuevos hinchas: una camiseta celeste y blanca.

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